Rebecca...
–El violeta se te ve fantástico –mencionó Mily –. De hecho toda tu te ves mejor está noche, ¿estás esperando a alguien?
–No –respondí –. Solo decidí probar un tono diferente.
Mily no me creyó, tenía disimular un poco, ya era miércoles y me tocaba administrar el pago de las demás mientras atendían a los clientes, hoy la señora Fallow descansaba, ya era mayor y se tomaba dos días a la semana, los lunes lo administraba Mily y los miércoles yo, eran días tranquilos, la mayoría de los clientes estaban ocupados trabajando y con sus familias.
–Si necesitas que te cubra avisame –dijo antes de ir hacía el escenario –. Creo que está noche solo perderé mi tiempo allá.
–Deberías ir a la esquina, tal vez encuentras algo bueno.
–Prefiero quedarme aquí.
Así era Mily, no le gustaba arriesgarse, ella era bonita, morena de cabello castaño, era delgada, pero su juventud atraía a muchos hombres, se pagaba los estudios y tenía la esperanza de salir de aquí al concluirlos.
Le había dicho a Jacob que está noche yo estaría en la recepción, creo que exageré con la vestimenta, había elegido el vestido y las extensiones violetas, aún seguía siendo corto y escotado, pero no mostraba tanto como el negro, después de todo Jacob no venía por sexo.
Ya había tenido clientes así en el pasado, algunos clientes exclusivos creían que yo era su pareja como el lunes y viernes que venía el señor Montaner, era un hombre de cincuenta años que siempre me traia regalos; flores que terminaba echandolas a la basura, chocolates que regalaba a mis compañeras y joyas que terminaba vendiendo y sacaba más dinero, de las joyas no sabía la señora Fallow, pero creo que lo sospechaba, tiraba la envoltura y las escondía entre mi ropa interior, no me revisaba así que no había problema; Gabriel, el hombre de cuarenta que me dejaba dinero como promina extra por cumplirle sus fetiches, tenía que ocultar ese dinero bien entre mis pechos.
La mayoría solo quería sexo, era muy raro quien quería algo extra o hablar, hombres casados que en casa no se atrevían a pedirle a su esposa ciertos gustitos y aquí se los cumplía, todos mis días de la semana estaban ocupados y tenía que mantener contentos a mis clientes para que me siguieran pagando bien, algunas noches iba al escenario a bailar solo para ganar algo extra, pero no me iba con nadie, primero porque ya tenía a mis clientes y segundo porque cuando ellos escuchaban la cantidad que cobraba muchos se echaban para atrás.
–Hola bonita –Llegó un hombre de traje, ya eran las diez y no había señales de Jacob.
–Buenas noches señor, le ofrezco el área del bar donde puede ordenar las bebidas que desee, en el escenario están nuestras chicas bailando y…
–Ya fui ahí.
–¿Desea solicitar los servicios de alguna chica?
–De los tuyos.
Me detuve para verlo, su traje era de al menos doce mil billetes, zapatos pulcros y peinado preciso, tarde en reconocer su rostro, pero pude saberlo unos segundos después, Ronald Breen, un político del partido demócrata.
–Lamento decirle que mis servicios no están disponibles hoy –sonreí amablemente –. Pero le puedo ofrecer los servicios de una de nuestras mejores chicas.
–No puedes hacer una excepción, preciosa, te podría interesar si todo sale bien –comentó –. Sabes estoy buscando una hermosa dama de compañía para algún tiempo, pagaré muy bien y te puede interesar.
–Lamento decepcionarlo, señor –respondí –. Pero tendré que rechazar su generosa oferta, solo trabajó aquí.
–Bien, qué te parece tres mil por tus servicios –dejó caer los billetes sobre la mesa.
–Mi precio es de seis mil –mencioné.
–Diez mil –colocó los billetes –. No puedes rechazar este dinero y sabes que tienes que ser amable conmigo.
Miré hacía la puerta una vez más, luego la hora, ya era tarde, seguramente Jacob ya no vendría y aparte de hablar con él, necesitaba el dinero, esta era una noche que sólo ganaba lo que la señora Fallow me daba de atender la caja; ¡Joder! ¡Eran diez mil billetes! y al ser yo la que atiende puedo decir que solo recibí cuatro y quedarme con lo demás, no podía rechazarlo.
Le hice una señal a Mily que estaba bailando arriba, tomé el dinero, aparte quinientos y cuando Mily llegó se los dí.
–Cúbreme un rato, atenderé al caballero.
Ella lo miró sorprendida y sujetó el dinero con fuerza.
–Bien.
Iba a ganar menos en el baile, esos hombres eran unos tacaños, me llevé al hombre a una de las primeras habitaciones eran de las mejores, cuando entramos se acercó despacio, seductor y seguro, me tomó de la cintura y me beso, eso se sentía bastante bien, no tenía que provocarme, yo solo estaba ahí para complacerlo, pero él se tomó el tiempo para recorrer mi cuerpo con sus manos, me colocó de rodillas y metí su falo erectil a mi boca, era lo que la mayoría pedía, eso les gustaba a los hombres.
–Lo haces bastante bien, nena –gruñó.
Me dio la vuelta y levantó mi vestido para embestirme por detrás, mi espalda quedó contra su abdomen cuando me acercó a su cuerpo, sentí sus manos en mis pechos, era bastante bueno en esto y creo que hasta yo lo estaba disfrutando, sentí un cosquilleo en mi oído cuando escuché su voz mezclada con su aliento.
–Estás tan rica.
Finalmente acabó encima de mí, pensé que iba a pedirme algo raro por la cantidad de dinero, pero no lo hizo, fue solo se.xo y al acabar tomó su traje arrugado para colocarselo.
–Treinta mil a la semana, tendrás alimentación, vivienda y una tarjeta monetaria a tu nombre donde podrás comprar todo lo que quieras –mencionó mientras se colocaba la camisa, tenía un cuerpo bastante definido –. Solo necesito que asistas a los eventos donde estoy, serás como mi novia, tendrás un contrato que cumpliremos los dos.
–Lo lamento, señor, mi respuesta es la misma.
Me miró otra vez, era como si examinará cada parte de mi cuerpo y eso me hacía sentir incómoda, no me gustaba que supieran algún detalle de mí.
–Deberías pensarlo –comentó –. Eres muy hermosa para estar aquí.
Salió de la habitación y yo terminé de vestirme, sería menos hermosa si supiera que tengo dos hijos y una madre enferma, ya había tenido propuestas así, los hombres venían a ofrecerme pagar por mis servicios privados, todos me querían solo para ellos, por mi cuerpo, para sexo privado y esas cosas, unos hombres solo me ofrecían dinero, otros me ofrecían amor, ¡ja! Igualito al que Brendan me dio y luego me abandonó, no podía confiar en estos hombres, estás no eran las oportunidades que yo quería.
Me coloqué los zapatos y salí a la recepción, Mily aún estaba ahí sonriendo a los clientes.
–Gracias por cubrirme.
–Ese hombre se veía de mucho dinero –murmuró –. Dime que le sacaste más.
–Cinco mil –mentí –. Por eso te dí quinientos y le tengo que dejar el porcentaje a la señora Fallow, sabes que siempre se entera cuando atendí a alguien.
–La vieja bruja tiene ojos por todos lados –comentó –. Aparte era guapísimo, ¿y el cuerpo?
–Definido, bastante bueno –confesé, para que mentir, era atractivo.
–Qué envidia, siempre te quedas con los mejores –me señaló –. Déjanos algo a nosotras.
–Tú tienes al castaño de los ojos azules.
–Biley –suspiró –. Es apuesto, pero tiene mujer y no la va a dejar por alguien como yo.
–No digas eso, eres hermosa –elogíe –. Estoy segura que cuando termines tu carrera podrás conseguir un buen hombre –aseguré –. Pero primero...
–La carrera, lo sé.
Ya se lo había dicho muchas veces, así que ella aceptó y se alejó.
Continúe administrando la noche, Jacob nunca llegó y creo que no volverá, eso fue algo decepcionante, creí que al fin un hombre había visto más en mí que solo mi cuerpo, me había gustado, no solo porque era guapo, porque si lo era y esa actitud tan presumida, le daba un toque seductor; sin embargo, lo que más me había gustado era que me había escuchado.
Regresé a casa por la madrugada, guardé mi vestido violeta y las extensiones, realmente la proposición de Ronald Breen era muy buena, treinta mil era lo que aproximadamente sacaba en una semana, seguramente él había hecho las cuentas cuando le dije mi precio, aunque recuerdo haberle dicho seis y no cuatro mil, tal vez sabía que exageré con el precio.No entendía muy bien porque estaba buscando a una meretriz cuando podía encontrar a cualquier mujer con su dinero, posición y atractivo, ni siquiera tenía que pagar por una mujer, estoy segura que cualquier chica joven y bonita se iría con él gratis.Hubiera aceptado la oferta de inmediato, si solo fuera yo como algunas chicas en el club, pero tenía que proteger a mi familia. Fui a dejar a los niños a la escuela como cada mañana, está vez no puedo dormir porque mamá tiene cita con el médico, así que al regresar le pedí que se arreglará, después de casi rogarle para que salieramos porque estaba quejándose que era un gasto innecesario por
–Las pizzas estuvieron magníficas –mencionó Regina –. Espero que no te moleste, pero los del orfanato quedaron fascinados y les dí tu número por si quieren contratarte. –Te agradezco Regina –sonreí. –Tal vez puedas hacerme unas para el cumpleaños de Keith –propuso. –Por supuesto, me confirmas.–¡Gracias Rebecca! Yo estaba muerta del cansancio, ayer después de que llegó el Tray terminó demasiado rápido y me quedó demasiado tiempo libre así que decidí atender a otros clientes que pudieran pagar mi precio por supuesto, quería ir a descansar a casa y lo último que necesitaba es que me llamarán de un orfanato pidiendo que donará pizzas, lamentaba mucho la situación de esos niños, pero yo no era una rica cómo les hacía creer a todos y esa era la razón por las que había evitado a esas mamás todo esté tiempo, eran adineradas, pero tacañas, seguramente querían que les hiciera las pizzas gratis para los cumpleaños de sus hijos. Mientras tanto, en el club me había ido bastante bien, tenía u
Otro miércoles que me recordó que Jacob Hoffman no volvería al club, un hombre encantador y seductor que estaba fuera de mi alcance porque era un hombre importante con un alto status social y yo una meretriz de un club; sin embargo eso no había evitado que me gustará, hace tiempo abandone la idea de tener una pareja, pero eso no evitaba que me llamará la atención algún hombre. –Biley tiene problemas con su esposa –comentó Mily –. Dijo que tal vez se iban a separar. –No te ilusiones, Mily.–Tal vez es de los buenos.–Engañando a su esposa con una prostituta –escupí –. Ningún hombre es bueno, Mily –le advertí –. Te ilusionan pintándote un cuento de hadas, que vivirás como una reina y te hacen creer muchas idioteces y luego te dejan por una escoba con falda. –Creo que ya lo has vivido –murmuró. –Lo he vivido de la peor forma –le aseguré –. Por eso no debes dejarte engañar, estudia y aprovecha las oportunidades por ti misma, sé alguien independiente y no te dejes engañar por palabras
Había pasado los últimos días molesta con todos, hasta mis hijos se preguntaban ¿qué me estaba pasando? Me sentí furiosa con Jacob, lo cual era ridículo porque apenas si habíamos hablado un par de veces y no lo volvería a ver, terminaba enojada conmigo misma por ser tan tonta. Por la noche llegué al club, el señor Montaner me llevó un bello collar de oro. –¿Te gusta? –Me encanta, muchas gracias mi amor –lo besé. –Sabes que me encantas y me puedes pedir todo lo que tu quieras. –Gracias, eres un hombre maravilloso. Clientes como el señor Montaner era agradable atenderlos, caballeroso y amable, nunca me había pedido irme con él y eso me agradaba, entendía que yo tenía que estar aquí, era alguien muy tradicional, venía por unos tragos y luego el sexo, nada de fetiches raros o peticiones extrañas, se subía sobre mí y en cinco minutos ya estaba satisfecho, seguía sin entender porqué venía al club, pero mientras me pagará era suficiente. Cuando se fue, tarde en deshacerme de la caja
Al regresar a casa, tuve que contarle a mamá lo que me había pasado sobre como había conseguido un nuevo empleo afuera del colegio de los chicos, además, eso implicaba contarle sobre cómo había conocido a Jacob Hoffman, los ojos de mamá cada vez estaban más abiertos y expresivos conforme le iba contando la historia. –Entonces, no volverás a trabajar en la noche. –Espero que no, pero el trabajo con el señor Hoffman es temporal, no sé si ganará la campaña o qué pasará con nosotros después de las elecciones –le expliqué para que no se hiciera ilusiones, me daba un poco me miedo haber aceptado está situación porque no sabía que iba a suceder después de las elecciones, pensaba demasiado en el futuro, especialmente el de mis hijos.–¿Y no tuviste… ya sabes… nada de nada con él? Mamá intento mover las manos para preguntar, no se atrevia a decir la palabra sexo y por esa razón había omitido ciertas partes de la historia, como la primera vez que lo besé y me le subí encima de él para seduci
Por la noche hablé con los chicos para indicarles que comenzaría a trabajar en una campaña política, Alice lo aceptó pero para Angelo no fue muy agradable la idea. –Tú no necesitas trabajar si papá nos envía dinero. Eso fue lo que dijo, por el gesto de mamá me dí cuenta que quería decirles la verdad, pero esa no era una opción, así que simplemente les hable que está era una oportunidad única donde podía crecer como persona y que sería temporal, realmente esperaba que la última parte no fuera así. Guardé mi ropa de meretriz en lo profundo de guardarropa esperando no volver a usarla jamás y busqué la ropa más decente que pudiera tener, recordé la casa Regina y su ropa, me tenía que parecer a ella, aparentar ser una mujer que proviene de familia de dinero, pasé el resto de la noche viendome al espejo probando diferentes combinaciones, haciendo posturas y poses, adoptando una historia, era buena creando historias, adornando y decorando, la imaginación se me daba muy bien, ya debía aban
–Angelo, espera. –Déjalo, mamá –habló Alice –. Está molesto, pero ya se le pasará. –Es la primera vez que se molesta conmigo. –Bueno, es la primera vez que tienes algo más que hacer –respondió ella –. Siempre estás para nosotros. –Hija, yo… –Mamá, estás haciendo algo importante y nosotros nos tenemos que adaptar, eso es todo. Después de que Alice se fue, sentí ese nudo en el estómago, Angelo y ella debían ir a una actividad del instituto por la tarde en donde asistirán los padres de familia, he estado tan ocupada en la campaña que no sabía nada hasta que Angelo me preguntó por ello. Debo ir a una cena importante donde Jacob se presentaría a dar un discurso y todos debemos estar ahí y cuando intenté explicarle y se molestó, apenas si los veo por la noche, mamá se ha ocupado de ellos toda la semana. –Esa niña es como tú –mencionó mamá. –Eso no me hace sentir mejor, mi vida no es un ejemplo que pueda seguir. –Me refiero a que es tan inteligente y sabia, como tú lo eras a su edad
Por la noche todos recibimos un gmail diciendo que debíamos estar en el trabajó dos horas antes porque el señor Hoffman tenía algo importante que decirnos, eso era fácil para él porque no se había quedado a ordenar y limpiar el desastre que había quedado después de la reunión y no llegó a las dos de la mañana a su casa.Al cruzar la puerta me encontré con Alice en el sofá. –Cariño, ¿qué haces despierta? Es tarde y mañana tienes escuela –mencioné al quitarme los zapatos. –Quería esperarte hasta que llegarás, es tarde mamá. –Sí, lo sé –acepté –. La cena se alargó y luego tuvimos que guardar el equipo y ayudar a limpiar –comenté al llegar a la sala. –¿Y tú no tienes algo que ver con alguno de ellos? –¿Qué quieres decir? –dudé. –Con algún hombre que trabaje en la campaña –aclaró –. Es que no sé cómo llegaste allí y sales por las noches, me doy cuenta, además… ¡Yo sé que papá no nos manda el dinero!Me quedé viendo a Alice un momento, ella ya se había dado cuenta que algo pasaba en l