Capítulo 39

Romeo saltó de la cama y abrió su computadora, mantuvo una expresión seria, me acerqué.

—¿Pasa algo?

—No, todo bien.

—Te ves preocupado.

Tomó mi mano y la besó.

—Lo de la herencia se va a resolver.

Me quedé fría. Me abracé a mí misma. Eso significaba que no haría nada más en casa, que era la hora de volver. Sentí un vacío en el estómago, no tenía nada por lo que volver, pero era mi casa, y no quería dejar la vida que estaba conociendo con él.

Me miró y sonrió.

—¿Qué pasa? ¿Por qué has puesto esa cara?

—¿Vas a regresarte acá?

—¡Vamos a regresar! Y tú también, así como Alan y Lucy.

Pasé saliva, me quedé mirándolo sin comprender nada.

—¿Qué?

Se levantó, me tomó de las manos y me miró a los ojos.

—¿Qué? Es obvio, que vendrán conmigo, son parte ahora de mi familia, dime algo ¿Quieres dejar tu casa? ¿Qué tienen allá? Alan y Lucy estudiarán con Ximena, y apuesto lo que sea a que estarán encantados de venir con nosotros.

Pasé saliva, afirmé.

—Supongo, pero es nuestro hogar.

Ladeó la cabeza.

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