Cash vio a Julianne, estaba inconsciente, esperó a que la plancha calentara mientras Tom escuchaba en su pecho. Estaba dolido, quería estar en el lugar de Julianne, si alguien había muerto. El joven tomó el artefacto caliente y le preguntó a Santos si Julianne había sufrido.
—No se divirtió Carrick. Y no soy un torturador, pero sacarle los pecados a una mujer caliente requiere de cierto esfuerzo.
—Tú no has gritado, ni un segundo, ella no respira así que pregúntame cuáles son mis motivaciones.
—No sé, tus tres hijos.
—Mis hijos están bien, pero yo… estoy perdiendo al amor de mi vida. ¿Sabes por qué me llaman Cash?
—Porque te va el dinero.
—No, al dinero le gusto yo… y a mí lo que me gusta es ganar. Quiero que grites. Quiero que grites como loco, quiero que cuando llegues a donde sea, al cielo o el infierno, tengas que pensar en mí, quiero que le digas a Jesucristo que he sido yo. Le hice daño a Julianne sí, con mis decisiones, pero jam
Carrick salió a caminar por la ciudad, simplemente necesitaba unos minutos a solas, sin la presión de todo lo que estaba sucediendo. Se compró un café y fue a la habitación de Julianne. Odiaba la situación, pero sobre todo el reto que les estaba poniendo Dios. La vida es tan frágil. Carrick seguía arrepentido y se culpaba.No dejaba de pensar en las posibilidades, en todo lo que pudo haber hecho para salvarle, para que toda la situación que Julianne estaba viviendo fuesen diferentes. Si tan solo hubiese ido por ella después del primer whiskey. Si hubiese enviado un guarda a escoltarle en su habitación, si simplemente le hubiese tomado de la mano y explicado a July que era verdad, había demasiadas mujeres en su pasado, muchas malas decisiones y cagadas, pero, de lo único que se arrepentía era de haber sido un cabrón. Un cobarde. Lo que mejor pudo haber hecho hace unos quince años at
Carrick estaba acostado en la cama con sus tres hijos. Isabela le había acuñado toda la noche y le acarició la espalda hasta quedarse dormida. Carrick pensó que su hija estaba dormida y se deslizó suavemente para hacer una llamada. —¿Tom, cómo está él? — El médico le ha sanado todas las heridas y ha dicho que va a estar bien. ¿Qué más necesitas? —Dile que lo llene de barbitúricos. El hombre finalizó la llamada con su jefe y vio a los Altazar Pieth ingresar a la habitación de su hija. Había hecho todo lo que podía por salvar a Julianne. Los médicos había hecho todo, eran ella y Dios los que tenían última palabra. James y Emma ingresaron a la habitación y la mujer tomó la mano de su hija. Emma pensó que sus hijas habían llegado al mundo entre muchas tormentas, la de la naturaleza, la tormenta en su relación, la tormenta en ella misma. Si había personas preparadas para el desastre deberían ser sus hijas.
Habían pasado dos días desde que Julianne estaba sin sedantes y todos comenzaban a preocuparse. Alice, Alan y Arturo estaban de pie viendo a Julianne desde afuera mientras sus hijastros le cuidaban. —¿La cagaste? —Que no, no la cagué y ustedes dos son sus hermanos, la aman, pero Julianne es mi hermana también y la adoro con el alma. Así que no, no la cagué, no me adelanté, no está mal según los exámenes Julianne debería estar respuesta. —Entonces porque no lo está —Preguntó Carrick. —No sé. Carrick entró a la habitación y vio a Isabela la cual estaba maquillando a Julianne, sus hermanos le veían confundidos, Santiago prefirió seguir leyendo los chismes que encontraba en internet. Sebastian estaba en un rincón viendo a su hermana ser su hermana. —Sebastian, las uñas para cuándo—Dijo la mayor de los Burwish. —¿P
Julianne estaba sentada en la cama rodeada de médicos y familia, su hermana no podía dejar de llorar y su hermano reí mientras intentaba tranquilizarle, los médicos reconocieron que era un milagro que estuviese despierta, pero el que contase con todas sus facultades era simplemente obre de Dios. —Señorita Altazar, ¿cree en Dios? —preguntó uno de los médicos. —No me responda, después de esto, solo sepa que debería. Los médicos salieron, Arturo y Emma les acompañaron para agradecer por su labor y para escuchar qué tan largo sería la el proceso de recuperación o cuándo podían volar de vuelta a casa. Julianne recibió un abrazo de cada uno de sus hijastros, Sebastian se acercó para decirle lo insoportable que era Cash y como tenía prohibido morir antes que ellos, Alonso le abrazó y le recordó que era su prima favorita. Santi le mostró un maravilloso dibujo, ella vio como le había hecho un traje de dos piezas con el que le gustaba ir a trabajar, además, escribió en
Julianne notó lo nervioso y desesperado que estaba Carrick, así que sonrió para indicarle que no era tan malo como sonaba. El joven intentó respirar calmadamente, pero escuchaba los latidos de su corazón ene su oído y sentía como que se iba a desmayar solo ante la idea de que Julianne fuese a dejarle. Ella le sirvió un vaso con agua y le pidió que se calmara. —Habla, habla antes de que infarte. —Carrick… no seas dramático —él puso la mano de Julianne en su pecho y ella sonrió y dijo nerviosa: —No... ya no más espacios, contratos, juegos. Soy Julianne la abogada solterona de tu cita en New York. La joven adolescente que planeaba dejarlo todo por ti. La que duerme abrazada a ti y espera que no me sueltes. Esa persona necesitada y desesperada por tu amor. Así que voy a amarte con desesperación, en las buenas y en las malas. —Me alegra porque haría cualquier cosa para que me amases con desesperación—Julianne sonrió. Carrick le abraz
Julianne, le dio un abrazo a Santi y les explicó que no era una regla ni obligatorio. Ella podía ser la esposa de su papá o su novia, pero, si querían y se sentían listos para avanzar en su relación podía ser también su mamá. Le dio un beso en la frente al más pequeño y un abrazo, luego extendió su brazo hacia los mayores, Sebastian rodó los ojos y se acercó. —Puedo castigarte por rodarme los ojos—Sebastian rio y le rodeó con sus brazos con cuidado de no lastimarle, le dio un beso en la mejilla y su hermana rio. —Vamos a ser tan felices comprando por el mundo. —Ustedes dos, separadas—Advirtió Cash antes de unirse al abrazo. Alice aprovechó para tomar una foto de los cinco, se unió y su hermana sonrió. Los niños fueron a acostarse y Alice se quedó fuera con Carrick y Julianne le sirvió una copa de vino a cada uno y le dijo a su hermano que recordara que la suya era de decoración, Julianne fue a prepararse una taza de té.
Isabela estaba en la sala de su casa organizando una fiesta de cumpleaños para su papá junto a su madrastra. Carrick es una persona difícil para sorprender, le gusta su cumpleaños, lo celebra, pero, no es una persona impresionable y las sorpresas las detecta como un perro policía la droga, pero es tan feliz con una botella de whiskey que con un pastel enorme a como lo es recorriendo un lugar mágico para su cumpleaños. Julianne era de irse por todo los altos, pero, era difícil cuando Cash cumplía años con su hijo más pequeño. Después de la hora quebrándose la cabeza en búsqueda de una buena forma para celebrar el cumpleaños del papá y el hijo más divertido de la casa, Julianne decidió quebrarse la cabeza solo con uno y llamó a su hijastro. —Mi amor, Santi—Dijo mientras le daba besos en la mejilla.—¿Qué quieres para tu cumpleaños? —No sé… un paseo familiar. —¿A dónde? —preguntó su hermana mayor —No sé… sorpréndeme. —Con eso dic
Emma le hizo una seña a su secretaria para que no le pasara llamadas ni interrumpiera. Cambió al temperatura del cuarto porque su hija siempre prefería estar en una habitación fría, además acomodó la luz para que fuese menos estresante para Julianne. Emma se acomodó en su silla, se arregló el pelo en una cola y dejó que su hija hiciera lo mismo en una especie de sofá cama gigante. Julianne se acostó y se estiró sobre el sofá, se quitó los zapatos y después de unos segundos en el cómodo sillón, le preguntó a su madre si estaba lista o si era incómodo para ella ser su terapeuta. —La gente no cree en la salud mental. Yo no creo que me nuble el juicio tenerte aquí solo por el hecho de amarte. Creo que nada de lo que sientes ahora es por mi culpa. —Mamá, ¿nunca hiciste nada malo?—le preguntó la joven de vuelta. —No. Julianne se sentó sorbe el sofá y dio un sorbo al café. —Mamá, siempre ponías tu carrera primero. Nos co