Solución

Después de lo que sus padres llamaron una fuerte crisis emocional, July aceptó pasar unas tres semanas en uno de los centros de rehabilitación emocional de su madre, en el cual descansas como nunca mientras te ves todos los días con un psicólogo o psiquiatra que hace una evaluación de tu estado mental. July había pasado unas hermosas vacaciones en una de las clínicas-no clínicas de su mamá. Era impresionante como su madre había convertido la salud mental en un lujo y en vacaciones. No se sorprendía completamente porque es de las mujeres más inteligentes de la historia, sin embargo, no se sentía del todo bien, era como si su mamá pudiese curar al mundo menos a ella.

Emma se paró con un vestido blanco y su cabello más rubio de lo normal enfrente de la cama de playa de su hija. Le vio con aquel cuerpo impresionante y suspiró, lo que estaría haciendo ella con ese cuerpo, señor, y nada es operado, sí que la habían hecho bien.

—Cariño, July, mi amor.

—Dios.

—Dime que no estás borracha—rogó mortificada su madre.

—Por supuesto que no. Solo intentaba estar dormida, mamá.

—Ahh. ¡Qué alivio! Hemos venido a una de esas charlas familiares.

—No tengo nada que decirles —Respondió y su madre tomó asiento a su lado.

—Si de verdad te crees eso, necesitas dos semanas más aquí—respondió. —Julianne, no soy la mejor elección de terapeuta, la tuya dice que eres poco comunicativa, que crees que estás en un hotel de playa y pasas la vida en negación. Tu papá cree que es culpa de Cash—July rio. —La única responsable de tu vida eres tú. La gente siempre va a hablar y pensar, pero tu felicidad es suya y Carrick es un hombre de casi tres metros —July rio. —moreno, guapísimo, divino, atractivo, seguro hasta lo hace de vicio.

—¡Mamá!

—Mi amor, no puedes vivir intentando no vivir. Carrick hizo lo que creyó mejor para sus hijos, tú hiciste lo que creíste mejor para ti. Los dos se equivocaron, la vida les está dando otra oportunidad. Están solteros y jóvenes todavía, perdonar al hombre que amas y amarle no es una razón para avergonzarse. 

—Mamá de qué estás hablando.

—Mi amor, crees que no puedes estar con Carrick porque tiene tres hijos o no sé por qué.

—¿De dónde deduces que mis problemas son por Carrick? Él y yo estamos bien, somos…

—Julianne, no entiendo por qué no puedes abrirte.

—Mamá, quiero mucho a Carrick, como amigo, estamos en caminos diferentes.

—No quiero que lo sepas, pero tu papá y yo hemos hablado, es difícil, pero, le he convencido de que si esta vez Carrick y tú se casan podrías heredar el bufete. Claramente le grité a James que es el peor de los papás y que debería estar contratándote por ser graduada de Harvard con honores, ser una mujer impresionante, pero está jugando la carta de imbécil monumental, así que, le dije:  “James puedo casar a cualquiera de nuestros hijos”.

—Mamá, estás… ¿Estás usando drogas de nuevo?

—No uso desde antes de los ochentas,  y si le dices a alguien que no tengo treinta te mato —Advirtió.

Alice salió con un bikini y su hermana le vio divertida. Allan le siguió casi desnudo con un tanga y su mamá fue la primera en reír.

—Te compramos uno rosa para que te veas guapísima con nosotros—dijo su hermano. 

—Allan, ya no tienes cinco años, tienes que decirles que no a tus hermanas.

—Mamá, estoy muy seguro de mi masculinidad, el rosado no me va a hacer daño—respondió y caminó hacia la piscina, su madre vio a Julianne y le preguntó si a él no le preguntaría si estaba consumiendo drogas.

La sesión con la psiquiatra fue fenomenal, la mujer fue cruel en todo el sentido de la palabra desmenuzó a los Altazar Pieth hasta el último pedazo. July escuchó como decía que era un problema familiar y no exclusivo. El ataque a su hermana les había afectado más de lo que aceptaron en ese momento, Alice era una persona que una a su familia, sobre todo a sus dos hermanos, tener un gemelo no es fácil para nadie, nunca, en ninguna circunstancia si Alice es tu gemelo y las múltiples veces que había tenido que hacer de mamá, hermana y consejera para Alan ha hecho que haya una ruptura de sentido en su relación. Finalmente, estaban todos mirándose en silencio. 

—¿Quieres que hablemos de tu diagnóstico en privado?—preguntó la psiquiatra.

—Tenemos acceso a su expediente —Le recordó Alan y todos le miraron. 

—No somos ese tipo de personas. 

—Mamá, leíste sus notas desde el celular—July rió. 

—Es solo que quería saber si era culpa mía directamente y todo son problemas con la figura paterna, masculina, lo siento, pero a ella la arruinaste tú James. 

—En realidad, todos ustedes deberían ir a terapia—respondió. —July, si quieres privacidad vas a tener que cambiar de centro médico y podemos hablar de tu diagnóstico más tarde. 

—No, yo me voy hoy —La psiquiatra vio a Emma. 

—Es un riesgo para los demás o para ella físicamente. 

—No, pero es un desastre emocional que se rehúsa a expresarse—respondió. 

La mujer salió y Alice sonrió. 

—Lo sabía, tienes un trastorno obsesivo compulsivo. —respondió. —qué ella dijo que no podía decirlo no que yo no lo podía leer. 

—Igualmente ibas a saberlo—respondió y su mamá se sentó en el medio. 

—Necesitamos trabajar en todo lo que nos pareció insultos en boca de Sami porque es una de las mejores terapeutas del país y yo considero que sería muy triste que alguno de ustedes tres se suicidara o matara a alguien. James algo que quieras decir. 

—No. 

—Papá, July expresó en su terapia y en la vida oficina que no le miras a los ojos, tienes algo que decir en esa dirección—preguntó Alice. 

—No soy quien va a terapia. 

—Eres fundamental para que nuestra hija esté bien—respondió Emma. —Por qué no le ves a los ojos. 

—Cuando mi hermana. Se suicidó yo encontré el cuerpo de Larissa. Fue horrible. Hizo todo para morirse, se cortó las venas, se guindó y tomó veneno. No había nada que pudiese hacer—respondió James—Cuando te encontré estabas desnuda, ensangrentada y medio muerta No puedo verte a los ojos porque me recuerdas a ella y me recuerdas a ti. No estoy listo para verte morir, pero, estás intentando con tantas ganas. No sé como perderte, ¿Te dejo ir o lucho por ti? ¿Qué hago?

—Papá, no estás molesto con Julianne, estás molestos con la idea de no haber llegado a tiempo. 

—No, yo llegué a tiempo, yo se los advertí, ellas decidieron hacer todo lo posible por… Tienes tazón. July no puede hacer nada, ni yo—dijo y abandonó la sala. 

Emma vio a sus hijos. Alan se inclinó y le dio un par de palmaditas a su hermana en la pierna, luego le besó la mano y preguntó: 

—¿Tequila o margaritas?

—La segunda—pidió Alice.— Acaso es tu culpa que él tenga una hermana suicida y bien platicadora, no. Es muy diferente. Divórciate, Emma. 

—Ay sí, cómo no se me ocurrió antes—preguntó sarcástica su madre y se puso en medio de sus gemelas, las abrazó y Allan se acercó e intentó abrazarles a las tres, todas rieron el joven cargó a su madre para ir por su bebida favorita. 

Julianne caminó agarrada de la mano de su hermana mientras pensaba en Carrick, quizá él era la solución a muchos de sus problemas. 

De regreso en la ciudad, la joven fue directo a casa de su tío Jack, el cual estaba cenando con su hijo y su sobrina. Alice se disculpó por la intromisión y Jack y Amelia se rieron.

—Eres familia, ven, quédate, alguien cree que se va a comer todo lo que compró—respondió.

—Gracias—Dijo Alice y Jack, su tío le rodeó con el brazo y le dio un beso en la frente. —Has hablado con papá.

—No, tu mamá cree que lo abdujeron los alienes o tiene una amante en Seinvillage.

—Uhh, creo que es una alien-seinvillana. —Dijo Amelia divertida y se acarició la barriga.

—¿Y tu bebé mayor?—preguntó July por la hija de Amelia.

—Mi bebé está con su papá, haciendo un proyecto sorpresa que casi siempre tiene que ver con la pared rayada o un color raro.

—Sí, muy normal—dijo Jack y todos rieron ante la broma. —Ya Isa tiene apellido nuevo.

—Sí, Isabella Williams Foster—respondió la mujer.

—Déjame tenerlo claro, tu hija adoptó el apellido de tu esposo y tú no. —La mujer vio a su tío.

—Sí, algún problema —todos rieron y se sentaron en la mesa para comer.

Jack vigiló a su amiga durante la cena se veía triste, July había dejado de ser ella misma y todos lo sabían, pero no podían hacer nada. La joven se acostó en el sofá a beber una copa de vino con la música clásica que sonaba de fondo en el salón, Amelia, Jack y su padre fueron a la cocina con los platos.

—¿Puedes hablarle?—preguntó Jack a su prima.

—No… no es lo mismo Jack.

—Es parecido.

—Yo me enamoré de mi marido, ella de un hombre acusado de agresión sexual y psicópata—Le recordó Amelia.

—Solo inténtalo—Pidió su tío y la mujer vio a la joven en el sofá, se llevó una mano al vientre y tomó asiento a su lado.

—Oh no, ellos también creen que estoy loca.

—No, nadie cree eso, solo los psiquiatras—dijo sarcástica. —Mira, son historias muy diferentes, pero salir de un mal momento, de una mala relación de la violencia cuesta. Yo siempre decía que era imposible, que era de mujeres débiles  y necesitadas hasta que mi marido me dio el primer golpe.

—No era mi marido, era mi cliente y dejé que me usara hasta convertirme en su víctima, en su seguro de vida.

—Julianne, como abogada sabes que ese tipo de hombres son expertos en conquistar, es un enfermo mental y sí, fuiste su víctima, por cuánto tiempo seguirás siéndolo. En este momento de tu vida en el que no estás en la cama de un hospital, reconstruyéndote la cadera, la mandíbula o intentando que no te mueras puedes hacer cualquier cosa, por ejemplo, hacerlo con Carrick Burwish.

—Carrick, no es una opción.

—Bueno, a alguien que esté mejor que él.—pensó un par de minutos antes de proponer.— ¿Gabe Westborn?

—Es el futuro presidente y mi mejor amigo.

—¿Hunter el beisbolista?

—Gracias por la parte brillante de tu discurso. Un hombre no debería ser la razón por la que no obtengo un puesto o no me dan una empresa. Tienes toda la razón, todos la tienen, necesito volver a vivir. 

—Vamos te llevo a casa —dijo Jack y le cargó del sillón, ella le dio un beso en la mejilla a Amelia y luego otro a su tío. Jack le llevó al auto con todo y copa, y ella rio cuando se dio cuenta de que no la había soltado. 

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