James, Alejandro y Alessandro les veían desde la ventana. El papá de Julianne bebió de su copa y sus cuñados le dieron una palmada en la espalda en apoyo, sabían cuánto odiaba la relación de Carrick y Julianne, pero los hijos llegan a una edad en la que simplemente les deja de importar a quién odias y a quién amas. Además, James había odiado a todos los novios de sus hijas así que las dos practicaban la indiferencia cuando se trataba de ese tema.
—Han llegado mi yerno favorito y mi hija—gritó Emma.
—Oye, disimula que hablamos el mismo idioma—dijo Santiago, el esposo de Alice y todos rieron.
—Perdón Santiaguito, es que he visto a Carrick con su padre de diez años y he dicho: mi futuro yerno y mírales casi treinta años después.—Y la niña sin un anillo, él sin decidirse—Replicó su esposo.
—¿Qué tiene de malo no ca
Toda la ciudad lo sabía, Carrick Burwish y Julianne Altazar estaba juntos, de nuevo. La prensa había difundido la noticia con tanta fuerza que básicamente era de lo único de lo que se hablaba en las páginas de chismes. Al principio pensaron que era por las mil veces que lo había intentado, pero casi dos meses más tarde les parecía innecesario tener a toda la ciudad encima de sus espaldas midiendo cada paso que daban. Estaban sentados juntos viendo una obra de teatro a la que Julianne estaba asistiendo por trabajo y Carrick como su acompañante, cuando la joven reconoció. —Me da un poco de miedo esta atención que le están dando a nuestra relación. —Te he puesto seguridad—respondió Carrick. —Carrick, él está vivo. Yo no le maté, le dejé inconsciente y fui por ayuda. Cuando la policía volvió…—se quedó en silencio. —Debí haberle matado Carrick le rodeó con el brazo y le acercó a su pecho, Julianne le tomó de la mano y él sonrió. Es
Carrick y Julianne estaban por cumplir cuatro meses juntos, para todos aquello no era noticia, sin embargo, para los hijos de Carrick que estaban tomando muy bien aquella relación era importante conocer bien a la novia de su padre y sobre todo poder avergonzarles. Julianne estaba en su oficina cuando vio desde el ventanal a Carrick con una maleta de mano atravesar el edificio, dejó sus cosas sobre la mesa y le vio divertida, su secretaria claudicó un par de segundos ante la imponente figura de Carrick y ella le hizo una seña para que le dejase pasar. Cash ingresó a la oficina amplia, iluminada e impecable de Julianne, le vio sentada con las piernas cruzadas en una falta aguja y una blusa gris preciosa de cuello V que hacía sus pechos más apetecibles. Tenían que trabajar en ello, definitivamente. —Buenas, señor Burwish. —Cash, para ti, querida—respondió y ella le indicó dónde tomar asiento mientras
Carrick fue a la cocina por a abrir una botella de vino para celebrar junto a Julianne, la noche con sus hijos había sido un éxito, ninguno intentó envenenarles o insultar directamente a su padre. El joven regresó poco después a la sala con una copa de vino rosado muy frío para cada uno. July rió porque estaba un poco congelado, él sonrió y se sentó a su lado en el sofá y chocó la copa. —Por no haber ido al hospital. —July la chocó y bebió un sorbo de la refrescante bebida. —Sí, se nos fue la mano: pizza, con Nutella y helado de chocolate. —Eres una mala influencia —Aseguró Carrick y le besó en el cuello. —¿Podemos no hacer esto? —¿Qué…? ¿No sientes la tensión sexual? —No. —¡Necesito límites!—gritó Isabela. —no ver tu pene, no escuchar sobre las mamadas que quieres o en general sobre tu vida sexual
Carrick se acercó un poco más a Julianne, le necesitaba cerca, necesitaba que le tocara, le mirara a los ojos, le hablara, todo de ella. La gente solía pensar que ella dependía de él, y era cierto, físicamente como para tener a un hombre impresionantemente alto y robusto del brazo, le gustaba su virilidad, su compañía, le quería, le respetaba y le amó, pero nunca le necesitó, en cambio él, necesitaba del amor de Julianne con locura, simplemente su afecto, estar con ella en algún espacio y no tocarle era como un castigo, pero, el que ella no hiciese nada por estar más cerca le enfermaba.Julianne notó la inseguridad de Carrick, dio tres pasos hacia ella y era como su estuviese a punto de salir corriendo de casa, así que se acercó e intentó relajar sus rostros con unos pequeños masajes, él sonrió ampliamente y le tomó de las manos para besárselas, solía hacer todo el tiempo eso cuando eran novios, besarle las manos, los dedos, los nudillos y verl
Él despertó con Julianne entre sus brazos, le vio tranquila, le dio un beso en los labios y se salió rápidamente de la habitación, pidió un desayuno completo en uno de sus hoteles y alguien para que organizara todo, se volvió a acostar al alado de July, la cual abrió los ojos, Santiago abrió la puerta y Carrick le dijo: —Devuélvete, Julianne es una dama, la amamos mucho y tenemos que respetarle, tienes que tocar la puerta y cuando te damos permiso entras. El pequeño salió corriendo e hizo lo que su padre le indicó. —Pasa —Dijo Carrick. El pequeño corrió al lado de Julianne y le dio un beso en la mejilla y un abrazo, la mujer sonrió y le abrazó de vuelta. —July, comí pizzas, comí Nutella y helado y no tengo nada, nada de alergia ni estoy en un hospital. Escucharon unos golpes en la puerta. —Voy a correr —anunci
A Julianne le dolían demasiadas cosas, pero, en ese exacto momento en el cual Carrick ganaba puntos como papá, ella recordaba que había fallado tres veces en el intento, una biológicamente, otra incidental y finalmente por razones fortuitas. Carrick puso la ensalada, carne de cangrejo frita y plátanos en la mesa, se disculpó con los niños para pedirle a Julianne una disculpa y que se uniera, ella le respondió secamente que iniciaran sin ella porque estaba hablando con Jack. Carrick salió de la habitación y volvió a la mesa. —Cuando July, esté menos molesta conmigo, quiero pedirle que se mude, estarían de acuerdo o es muy pronto, muchos cambios, pueden decir que no. —¿Le puedo llamar mamá? —preguntó Santi. —Eso… tienes que preguntárselo a ella. —dijo Cash. —Por mí bien. —No estoy listo, me gusta que seamos nosotros, sin mamá o sin Julianne, tú yo, mis herman
Julianne y Carrick habían regresado a la realidad, él a la de ser un padre soltero insuficiente y ella en la de ser una abogada agredida por un sicópata. Estaba en la estación de policía peleándose a gritos con un fiscal cuando su mejor amigo le cargó y le separó. Estaba a punto de golpearle y de paso perder su licencia por algunos meses. —¿Sabes que te pueden encarcelar si le tocas? —Es un mamapichas—gritó y tiró una silla. Jack estaba acostumbrado a esos arranques, Emma la mamá de Julianne era su madrina, se había criado viendo a July y Alice con arranques similares y por último y lo más importante estaba casado con Valentina, lo cual requiere de mucha paciencia y cuidado porque cuando se enoja cosas vuelan y otras se rompen. —¿En dónde aprendiste esa mala palabra? —preguntó Jack
Carrick se había hecho la misma pregunta: ¿Por qué?, ¿Qué le pasó a Analissa? A la mujer con la que decidió casarse, esa parte ni la tenía clara aun, si la había amado, si había sentido que tenía que protegerla o si simplemente fue una persona con la cual sintió todo era fácil. Porque eso pensaba Carrick de su exmujer, que ella estaría ahí, sentada esterando que le amase, pero los dos sabían que ese momento no llegaría porque en su corazón, en sus recuerdos y sus sueños había alguien más. La verdad, Analissa y Carrick se querían poco como pareja y no eran exactamente amigos, porque los dos tenían demasiados secretos, les gustaba el sexo, bromear, ir de fiesta, pero, siempre faltaba algo. Entre todas las cosas e las que tenía que mejorar y por mucho era en la maternidad, el primer mes de Isabela fue duro, Carrick estaba abriendo su primer casino en Vegas, necesitaba que fuese un éxito porque se gastó todo su dinero en ello. Analissa tenía que pasar m