Carrick regresó a la ciudad con sus tres hijos, Santiago muy probablemente va a ser un aviador como su tío, pero él le sacaría la sexualidad de la cabeza, hasta el punto de hacerle asexual. Su hijo Bash le vio sonreír y le golpeó en el brazo
—Papá, ¿te pasa algo?
—¿Qué? Noo, Bash. Solo estoy pensando.
—Él es raro —Dijo Isabela.
—Perdón por lo de perra tóxica, no eres una perra, eres mi hermana mayor que me cuida.
—Gracias—respondió Isabela.
—Isabela tiene algo que se llama: la menstruación —dijo Santiago.
—¿Santi?
—Es tremendo ese asunto, ehh, Loren y yo leímos cosas en internet.
—¿Ahh, sí?—preguntó Baron.
—Sí, está la menstruación y hay algo que se llama síndrome premenstrual entonces menstrúan sus sentimientos todo el mes —Carrick.
—Hay un punto de la vida en el que te alegras de que menstrúen—dijo Carrick e Isabela negó con la cabeza. —En fin, no creo que tú lo hayas e
Carrick entró a su strip club favorito, Lemonade era el strip club más cool de la historia, le encantaba cuando lo consiguió eran un cuchitril y verle convertido en una especie de cueva glamurosa, lumínica y majestuosa, masculina y versátil... ¡Le encantaba! Era fascinante, ese edificio fue su inicio en los negocios y su primer casa, en la cual tiene una base de operaciones para sus otros negocios, la gente se entrena ahí, él tiene una oficina preciosa y sus mejores chicas bailan ahí. Lemonade es su obra de arte. El joven estaba por subir a su despacho cuando vio a una sonriente y energética Alice Altazar agitando los dedos hacia él y por si no fuese poco estaba acompañada por Alan y Santiago. Carrick pensó que estaba drogado de solo oler la gasolina que pasó a ponerle al auto en el camino, pero luego vio a Jack y Valentina, poniendo billetes en el tanga de una mujer y entendió que por raro que fuera era real, los Pieth estaban en casa. Los
Finalmente acababa la semana, era viernes y Sergio y Bash tenían una pijamada masculina junto con Santi porque no tenía muchos amigos en la ciudad y Sergio también era su primo, el argumento sacó una sonrisa en su padre cuando pensó que sus hijos estaban muy unidos con los de sus mejores amigos. Era buenísimo que tuvieran esa familia, Alonso y Sebas eran tan tíos de sus tres hijos como él de los suyos, que Olivia y Carrick no tenían claro de qué iba. Estaban Mily e Isa, las mejores amigas desde los cuatro y seis años. Carrick vio a su hija y a su amiga, las cuales iban para el cine. Sebastian les miró al par de chicas y dijo calmadamente: —Vamos con ustedes. —¿Qué?—Preguntó Isabela ofendida. —¿Por qué tío Sebas? —Van muy vestidas para el cine. Me parece sospechoso. —Dijeron que nos dejaban ir solas y además. Yo voy a cuidar de Mily, es solo el cine. —Sí. ¿Saben todo lo que hacía yo en el cine a su edad?—Dijo Carrick y Olivi
James, Alejandro y Alessandro les veían desde la ventana. El papá de Julianne bebió de su copa y sus cuñados le dieron una palmada en la espalda en apoyo, sabían cuánto odiaba la relación de Carrick y Julianne, pero los hijos llegan a una edad en la que simplemente les deja de importar a quién odias y a quién amas. Además, James había odiado a todos los novios de sus hijas así que las dos practicaban la indiferencia cuando se trataba de ese tema. —Han llegado mi yerno favorito y mi hija—gritó Emma. —Oye, disimula que hablamos el mismo idioma—dijo Santiago, el esposo de Alice y todos rieron.—Perdón Santiaguito, es que he visto a Carrick con su padre de diez años y he dicho: mi futuro yerno y mírales casi treinta años después. —Y la niña sin un anillo, él sin decidirse—Replicó su esposo. —¿Qué tiene de malo no ca
Toda la ciudad lo sabía, Carrick Burwish y Julianne Altazar estaba juntos, de nuevo. La prensa había difundido la noticia con tanta fuerza que básicamente era de lo único de lo que se hablaba en las páginas de chismes. Al principio pensaron que era por las mil veces que lo había intentado, pero casi dos meses más tarde les parecía innecesario tener a toda la ciudad encima de sus espaldas midiendo cada paso que daban. Estaban sentados juntos viendo una obra de teatro a la que Julianne estaba asistiendo por trabajo y Carrick como su acompañante, cuando la joven reconoció. —Me da un poco de miedo esta atención que le están dando a nuestra relación. —Te he puesto seguridad—respondió Carrick. —Carrick, él está vivo. Yo no le maté, le dejé inconsciente y fui por ayuda. Cuando la policía volvió…—se quedó en silencio. —Debí haberle matado Carrick le rodeó con el brazo y le acercó a su pecho, Julianne le tomó de la mano y él sonrió. Es
Carrick y Julianne estaban por cumplir cuatro meses juntos, para todos aquello no era noticia, sin embargo, para los hijos de Carrick que estaban tomando muy bien aquella relación era importante conocer bien a la novia de su padre y sobre todo poder avergonzarles. Julianne estaba en su oficina cuando vio desde el ventanal a Carrick con una maleta de mano atravesar el edificio, dejó sus cosas sobre la mesa y le vio divertida, su secretaria claudicó un par de segundos ante la imponente figura de Carrick y ella le hizo una seña para que le dejase pasar. Cash ingresó a la oficina amplia, iluminada e impecable de Julianne, le vio sentada con las piernas cruzadas en una falta aguja y una blusa gris preciosa de cuello V que hacía sus pechos más apetecibles. Tenían que trabajar en ello, definitivamente. —Buenas, señor Burwish. —Cash, para ti, querida—respondió y ella le indicó dónde tomar asiento mientras
Carrick fue a la cocina por a abrir una botella de vino para celebrar junto a Julianne, la noche con sus hijos había sido un éxito, ninguno intentó envenenarles o insultar directamente a su padre. El joven regresó poco después a la sala con una copa de vino rosado muy frío para cada uno. July rió porque estaba un poco congelado, él sonrió y se sentó a su lado en el sofá y chocó la copa. —Por no haber ido al hospital. —July la chocó y bebió un sorbo de la refrescante bebida. —Sí, se nos fue la mano: pizza, con Nutella y helado de chocolate. —Eres una mala influencia —Aseguró Carrick y le besó en el cuello. —¿Podemos no hacer esto? —¿Qué…? ¿No sientes la tensión sexual? —No. —¡Necesito límites!—gritó Isabela. —no ver tu pene, no escuchar sobre las mamadas que quieres o en general sobre tu vida sexual
Carrick se acercó un poco más a Julianne, le necesitaba cerca, necesitaba que le tocara, le mirara a los ojos, le hablara, todo de ella. La gente solía pensar que ella dependía de él, y era cierto, físicamente como para tener a un hombre impresionantemente alto y robusto del brazo, le gustaba su virilidad, su compañía, le quería, le respetaba y le amó, pero nunca le necesitó, en cambio él, necesitaba del amor de Julianne con locura, simplemente su afecto, estar con ella en algún espacio y no tocarle era como un castigo, pero, el que ella no hiciese nada por estar más cerca le enfermaba.Julianne notó la inseguridad de Carrick, dio tres pasos hacia ella y era como su estuviese a punto de salir corriendo de casa, así que se acercó e intentó relajar sus rostros con unos pequeños masajes, él sonrió ampliamente y le tomó de las manos para besárselas, solía hacer todo el tiempo eso cuando eran novios, besarle las manos, los dedos, los nudillos y verl
Él despertó con Julianne entre sus brazos, le vio tranquila, le dio un beso en los labios y se salió rápidamente de la habitación, pidió un desayuno completo en uno de sus hoteles y alguien para que organizara todo, se volvió a acostar al alado de July, la cual abrió los ojos, Santiago abrió la puerta y Carrick le dijo: —Devuélvete, Julianne es una dama, la amamos mucho y tenemos que respetarle, tienes que tocar la puerta y cuando te damos permiso entras. El pequeño salió corriendo e hizo lo que su padre le indicó. —Pasa —Dijo Carrick. El pequeño corrió al lado de Julianne y le dio un beso en la mejilla y un abrazo, la mujer sonrió y le abrazó de vuelta. —July, comí pizzas, comí Nutella y helado y no tengo nada, nada de alergia ni estoy en un hospital. Escucharon unos golpes en la puerta. —Voy a correr —anunci