Adam se miró las manos cubiertas de sangre, y sintió como si no fuera él mismo, como si fuera un espectador de aquella horrible situación. Intentaba presionar la herida abierta del pecho de su hermano, pero de nada servía, y una voz en su interior se lo gritaba.- ¿POR QUÉ?La voz de Adam fue un grito furioso que ni siquiera fue totalmente inteligible, porque sintió como su lobo enfurecía y se hacía con el control de su cuerpo. Se convirtió a toda prisa, sin preocuparse por el reguero de ropas desgarradas que dejó cuando su cuerpo cambió de forma, y vio claramente como los ojos de todos los presentes se abrían con estupor. Todos, salvo Lubián que seguía llorando como si ni siquiera hubiera visto que un lobo se había materializado ante él.- ¡MÁTAME!- gritó el narcotraficante con la voz embargada de dolor.- Es lo justo, he matado a tu hermano, mátame tú a mi.Adam no era capaz de pensar, así que actuó, corrió con la velocidad de un animal herido, y se abalanzó contrá Lubián que cayó c
Sarah sintió la llegada de Adam antes siquiera de verlo físicamente; sintió una gran fuerza que la atraía, obligándola a mirar en dirección al lugar en el que justo en ese momento, pudo ver a Adam. Se cubría con una especie de sábana vieja, y Sarah lo miró interrogante. Kara, al observar que Sarah miraba fijamente entre la gente, se giró, y se quedó atónita al ver a su hijo, allí de frente, pero fue la primera en reaccionar; mucho antes que Sarah, que se quedó quieta, como si sus pies hubieran sido pegados al suelo.- ¿Qué llevas puesto?Adam la miró con extrañeza, y ninguna de las dos mujeres entendió su mirada, parecía casi… compasiva, como si le suscitara pena el hecho de verlas allí. Les hizo señas para que se alejaran unos pasos de la revuelta, mientras Lubián y su padre seguían enzarzados en una brutal pelea que empezaba a dejar marcas en ambos contendientes.- ¡Madre! ¿Qué demonios hacéis vosotras dos aquí? ¿Cuándo habéis llegado?- El receptor vital mostraba señales preocupan
El camino hasta el aeropuerto en el que estaba el avión guardado fue el más penoso que Sarah hubiera hecho nunca. Los hombres que velaban por la seguridad del Alfa de la manada y de Adam cargaron con el cuerpo de Miles, que iba envuelto en una sábana blanca. Sarah imaginó que alguien en el pueblo debía de haber tenido la delicadeza de limpiarlo, porque la sábana que lo cubría estaba inmaculadamente blanca.El camino lo hicieron en silencio, todos mirando al frente, con las palabras secas en la garganta después de la experiencia por la que acababan de pasar. Kara y Sarah dejaron allí todos los cosméticos que habían llevado, y las mujeres del pueblo ni siquiera se molestaron en pedirles explicaciones. A Sarah le parcía sumamente trágico el desenlace que habían tenido las cosas, y aunque necesitaba comprender lo que había ocurrido, era consciente de que Adam no se sentía con fuerzas para hablar sobre todo lo sucedido.Llegaron hasta el aeródromo, y aunque todos eran conscientes de que s
La rabia que había inundado a Sarah cuando Adam le pidió que sustituyera a Brook como acompañante del cuerpo inerte de su hermano se esfumó en cuanto el chorro de agua caliente golpeó su cuerpo.Dejó que el agua se llevara su sudor, su cansancio y sus lágrimas, que aunque no se había atrevido a derramarlas en todo el día, por si acaso Adam pensaba que exageraba en su reacción, las sentía en sus ojos. Lloró varios minutos, y luego se serenó, y comenzó a enjabonarse como hacía habitualmente.Pero su llanto no pasó inadvertido, porque Sarah sintió como Adam entraba en el cuarto de baño, colando con él una ola de frío que chocaba con el vapor que emergía del chorro de agua.- ¿Por qué lloras, Sarah?La voz de Adam era tranquila, y por algún motivo, Sarah no sintió que la juzgara, como ella había temido; así que decidió sincerarse.- por todo lo sucedido hoy, por tu madre, por tu manada, por ti…Adam no respondió, simplemente se desnudó y entró en la ducha con ella; no era un lugar muy esp
Aquellos kilómetros que el jeep recorría en segundos, fueron los más duros de Adam; aunque no supo identificar el motivo, lo cierto es que en aquel habitáculo se sentía extraño y solo. Iba junto a Brooke, una bellísima Brooke que aún no mostraba en el rostro los estragos de la pérdida que había sufrido, y aún así, no era capaz de sentir nada. Fue extraño para él, porque la última vez que se vieron fue en su fiesta de compromiso, el día que se hizo oficial que sería la compañera de su hermano de por vida. Aunque seguramente ninguno de los dos imaginara lo corta que acabaría siendo aquella unión. La observó de reojo, y vio que ella parecía alerta, aunque no sabía bien el motivo. Brooke era una mujer muy joven, muy hermosa y tenía toda su vida por delante, y aunque la diosa de la Luna no le hubiera sonreído en su primera unión, seguramente tuviera una pareja destinada para ella que la haría intensamente feliz. Se fijó en que el rostro de juventud había dado paso a un rostro de mujer
Aquella noche fue para Adam un oasis en medio de tanta penuria. Después de hacer el amor con Sarah en la ducha, salieron de allí empapados, y Adam envolvió a Sarah en una enorme toalla, le pareció ridículo lo enorme que era aquella tela, en comparación con lo pequeño que era su cuerpo, así que le arranco la toalla del cuerpo, la cogió en brazos, y la llevó a la habitación, donde la tiró contra la cama.La mujer rebotó al golpearse contra el colchón, pero en cuanto recuperó la estabilidad, abrió las piernas, y le ofreció la gloriosa visión de su cuerpo desnudo, que lo incitaba a tomarla de nuevo. Adam pensó que no había pasado suficiente tiempo desde la ducha, pues normalmente su cuerpo necesitaba unos minutos para recuperarse, pero cuando vio la belleza de aquellos pliegues que se abrían para él, sintió como su pene se erguía, y él se acercó a la cama acechante, con los sinuosos movimientos del lobo que llevaba en su interior.- Quiero que me poseas como un lobo, Adam.- ¿Te gustó la
Sarah se despertó entre los brazos de Adam, y la sensación le gustó. Tenía la cabeza apoyada contra su duro pecho, y él la envolvía con los brazos fuertemente, protegiéndola del mundo exterior que en aquellos momentos se le antojaba hostil.- Buenos días, mi bella Sarah.Ella sonrió por la frase con la que Adam la había despertado, y se giró para rozarle los labios con los suyos, fue solo un leve roce, pues ambos eran conscientes de que tenían que reunirse con la familia Lobingston cuanto antes. La noche anterior había sido solo un oasis en medio de aquel horrible día, pero ya no tenían más excusas para alargarla.- Ojalá pudiéramos quedarnos entre estas sábanas para siempre.- dijo Sarah con la voz empañada por la emoción de tantas cosas vividas durante aquellos intensos días.- Si, lo sé, pero no puede ser.Ambos se vistieron de mala gana, y Sarah que no sabía que escoger de su enorme armario, ni como preguntarle a Adam si entre las familias de hombres lobo también había costumbre de
Hacía tanto tiempo que Adam no pasaba días en su casa de infancia, que no se sintió sorprendido cuando muchos de los recién llegados, que acudían a mostrar sus respetos a la familia, y se quedarían con ellos durante toda la semana, no lo reconocieron.Adam podría haberse ofendido, pero estaba tan convencido de que no habían reparado en que él era el segundo hijo del Alfa de la casa, que no dijo nada. Sabía que su padre no había sido demasiado popular en los últimos años, su madre se lo había comentado en las cartas que le escribía, y eso implicaba que los que acudían a la casa de la manada para acudir al funeral de Miles, lo hacían con cierta desconfianza.Miraban todo con extrañeza, presentaban sus saludos a sus padres en el salón, y pasaban de largo hacia la sala en la que se había habilitado un buffet frío para todos los asistentes. Hasta que finalmente el Alfa de la manada vecina reparó en su presencia en el fondo del salón. Se acercó hasta donde él se encontraba sentado, con Sara