Esa mañana, Becca se despertó intranquila, trató de convencerse a si misma de que era por la lluvia que no había dejado de caer, golpeando con fuerza en la pared del acantilado,y convirtiendo el mar en una fuerza salvaje que les impedía salir de la casa. Pero en el fondo sabía que no era eso, porque había pasado muchas tormentas escalofriantes bajo el mísero techo del comerciante, y nunca había sentido los temblores de manos que tenía ese día.Era a consecuencia del regreso a casa de su nuevo dueño, Philip, al que aún no conocía, y quien ni siquiera sabía nada sobre su existencia. Se había enteredado de que llegarían durante la mañana de ese día por medio de la decena de criados que llegaron dos días antes, procedentes de la casa Lobingston.Incluso Becca, que ahora era una esclava, pero en su día perteneció a una familia importante, sabía que los Lobingston eran gente importante. Eran una de las antiguas familias, y aunque la familia con la que Becca se crió estaba muy lejos del terr
Sarah, Eldom y Philip llegaron a la casa del acantilado una lluviosa mañana, que hacía que Sarah estuviera de mal humor.En realidad ella era consciente de que era a causa del tiempo, que no podía importarle menos, sino a causa de tener que pasar el resto de su embarazo en una casa ajena, lejos del compañero que ya extrañaba, y ni siquiera hacía tres días que se habían separado.Además Eldom se había puesto de mal humor durante el viaje, había protestado por todo, y se había negado a comer prácticamente nada en cada una de las paradas que realizaron en el camino.- Vamos, Sarah, hoy la bajada del acantilado está peligrosa, iremos en barco, es mucho más seguro para ti, y en especial para mi sobrino.- ¿De verdad es necesario? ¿No podríamos esperar a que el tiempo mejorara? Temo que Eldom se maree en un barco.- Sarah, sé que echas de menos a Adam, pero pon algo de tu parte por pasarlo bien, estaremos juntos como antes, y podremos comer pizza mientras me cuentas cotilleos de la casa Lob
Dos meses despuésHabían transcurrido dos meses desde que Becca conoció al hombre que aparecía en sus sueños, y para ella fue pronto evidente que no era tan agradable como lo había sido cuando solo había estado en su imaginación.Para ella fue un shock descubrir que Philip era una persona de carne y hueso, pero en cuanto él abrió la boca para hablar, se dio cuenta de que no era el mismo que le dedicaba tiernas palabras en su subconsciente.Desde esa misma noche, como si el encanto se hubiera roto, dejó de tener aquellos sueños que la encendían por dentro, y comenzó a rehuir los encuentros con Philip.Estaba tan segura de que él se libraría de ella, que incluso llegó a guardar los pocos vestidos que tenía; días después, a medida que fue pasando el tiempo y se dio cuenta de que no pensaban echarla, se acomodó en su habitación, y se conformó con evitar cruzarse con Philip. Él no se disculpó por la falta de tacto con la que la había tratado, y ella nunca intentó ponerse en contacto con el
Philip había acudido a las escaleras de entrada el primero de todos, como anfitrión de aquella velada, quería recibir a todos y cada uno de los invitados. Le asombró la decoración que Becca había escogido para la fiesta, y le pareció que era la misma que él hubiera seleccionado si tuviera algún tipo de gusto para esos eventos. Llevaba ya una hora de pie, saludando a aquellos que llegaban en el barco que partía de la playa más cercana, y luego regresaba para recoger a otros invitados, y sentía cierto mareo a consecuencia de los muchos brindis que había realizado aquella noche. El cóctel que había ideado Becca era sensacional, sabía dulce, pero no empalagoso, y resaltaba frente a tanta comida en color blanco.- Hermanito, creo que deberías darle las gracias a Becca por esta fiesta; yo puedo quedarme aquí recibiendo a los invitados.Philip se giró hacia Sarah y le sorprendió lo favorecedor que le quedaba aquel vestido de satén blanco, marcando cada curva de su ya avanzado embarazo. A su
Becca se sentía absolutamente ultrajada, ¿cómo era posible que hubiera estado a punto de caer en la misma trampa que ella misma había rechazado durante tantos años? Había visto a tantos lobos tratar a las esclavas como Philip lo había hecho con ella… tomarlas en cualquier rincón, como a fulanas, sin preocuparse de quien pudiera verlos, o quien pudiera espiar su encuentro. Becca sabía por experiencia que había personas a las que les gustaba contemplar los encuentros amorosos, y aunque a ella le parecía asqueroso, ciertamente no quería que nadie la observara mientras tenía sexo en un rincon oscuro de la casa.Por no hablar de que aquella hubiera sido su primera vez, y ella, que siempre había creído controlar perfectamente los impulsos de su cuerpo, y se había burlado de aquellas mujeres que decían que el deseo se apoderaba de ellas.Y esa noche, entre los brazos de Philip, por primera vez, había descubierto lo que era la pasión, y había estado a punto de ceder a sus instintos. La había
- Becca, cuando te veo no pienso en ti como esclava, puedes estar segura de ello, y si lo que quieres es que te lo demuestre, pues si, te lo probaré ahora mismo, quiero concederte la libertad.Las pupilas de Becca de dilataron hasta lo imposible, su sangre comenzó a correr más rápido por sus venas, y casi sintió la necesidad de gritar de emoción al escuchar las palabras de Philip. Sonaba ciertamente sincero, se dijo a si misma, y eso la hizo gritar por dentro. Se giró, con la intención de darle las gracias, de besar sus labios, y decirle que esas eran sus palabras preferidas, y fue entonces cuando lo vio.Lo vio en sus ojos, el deseo, la necesidad, el ansia; el único motivo por el que ese hombre le concedía la libertad antes del tiempo que había pedido a los demás esclavos, era porque quería llevarla a su cama, y convertirla en su amante. Y en esas condiciones, ella no podía aceptar la libertad, porque era un pago a sus servicios, como si ella fuera una prostituta- No.- ¿Cómo que no
Philip no se arrepentía de lo ocurrido con Becca, porque realmente sentía que sería imposible renegar de una noche como la que ellos dos habían pasado, pero era consciente de que si se repetía, los esclavos comenzarían a hablar, y la reputación de Becca quedaría por los suelos, pues todos interpretarían que se acostaba con su amo para conseguir un trato de favor.Así que se levantó con sigilo, mientras ella dormía plácidamente, y observó la bella imagen de su cabello extendido por la cama, y su pecho semi desnudo como consecuencia de los múltiples movimientos que hacía cada pocos segundos. Philip se acercó, depositó un beso en su frente, y se fue lo más rápido que pudo, evitando que nadie lo viera mientras iba por el pasillo a su habitación, pero fue inútil, porque en cuanto cruzó la puerta de su cuarto, se encontró con Sarah sentada en la cama, esperándolo. Estaba adormilada, y abrió los ojos en cuanto lo escuchó entrar.- ¡Philip! ¿¿Dónde estabas?? ¿¿Sabes lo preocupados que nos dej
Philip salió confundido de su habitación; en primer lugar, por el hecho de que Sarah hubiera descubierto de inmediato que su amorío fue con Becca, a pesar de que la noche anterior su casa estuvo llena de mujeres; en segundo lugar, porque lejos de recomendarle que actuara como él pensaba que debía hacer, le indicó que lo hiciera en modo contrario, aún cuando él estaba muy seguro de que de ese modo perjudicaría menos a Becca…A pesar de no entender el razonamiento de su hermana, decidió seguir sus recomendaciones, pues habitualmente solía tener razón, y si era así, y no hacía caso a sus consejos, ella tenía tendencia a repetirle en multitud de ocasiones que se había equivocado aún cuando ella trató de ayudarlo.Así que, se dirigió a la cocina, y buscó en los armarios lo que necesitaba para que ambos pudieran tomar un buen desayuno. Aunque había mantenido las distancias con Becca, lo cierto es que conocía a la perfección sus gustos, porque la había observado cuando ella no era consciente