Philip salió confundido de su habitación; en primer lugar, por el hecho de que Sarah hubiera descubierto de inmediato que su amorío fue con Becca, a pesar de que la noche anterior su casa estuvo llena de mujeres; en segundo lugar, porque lejos de recomendarle que actuara como él pensaba que debía hacer, le indicó que lo hiciera en modo contrario, aún cuando él estaba muy seguro de que de ese modo perjudicaría menos a Becca…A pesar de no entender el razonamiento de su hermana, decidió seguir sus recomendaciones, pues habitualmente solía tener razón, y si era así, y no hacía caso a sus consejos, ella tenía tendencia a repetirle en multitud de ocasiones que se había equivocado aún cuando ella trató de ayudarlo.Así que, se dirigió a la cocina, y buscó en los armarios lo que necesitaba para que ambos pudieran tomar un buen desayuno. Aunque había mantenido las distancias con Becca, lo cierto es que conocía a la perfección sus gustos, porque la había observado cuando ella no era consciente
Amantes… claro que no podía esperar otra cosa de Philip, de hecho, en algunos círculos, su romance, incluso si Philip la tomaba solo como una amante sin derecho a nada, sería incomprendido. Philip era un heredero Alfa, luchando por abrirse paso en un mundo difícil, gastando su dinero en organizar fiestas en las que darse a conocer y obtener el apoyo de otras personas, y Becca, que antes se había movido en círculos como ese, sabía de sobra lo que Philip necesitaba. Una esclava sin ningún tipo de ventaja no era una posibilidad para él, él necesitaba la hija de un hombre fuerte, poderoso, como su hermana y su cuñado, que le brindaban toda la fuerza de la manada Lobingston, pero con un vínculo legal que justificara que era un Alfa, y se tomaba su puesto en serio.Becca, si bien había sido la sobrina de un Beta, hoy día no era nada. No tenía dinero, ni conexiones sociales, ni siquiera tenía su propia libertad, ¿cómo podía esperar así que Philip pensara en ella como algo más que una simpl
Aquella semana pasó deprisa, y Philip no tuvo mucho tiempo para pensar en nada aparte de en la reforma que estaba llevando a cabo en la casa. Aquella mañana era su reunión semanal con Matt, y éste estaba al otro lado del pequeño escritorio que había instalado en su habitación y que hacía las veces de despacho hasta que pudiera tener uno de verdad.- A ver, Matt, estabas comentando que hemos tenido que hacer un nuevo encargo de frutas y verduras, ¿verdad?- Si, Philip, con tanta gente es muy difícil que nos llegue la comida que encargamos para toda la semana, los chicos comen mucho, y es normal, trabajan muy duro.- Ya, lo sé, he visto lo rápido que avanzan con los arreglos, de hecho, creo que ya tenemos tres dormitorios habilitados para nuestros invitados, pero aún así, el gasto en comida me parece excesivo, ¿qué podemos hacer?- Bueno, es que en la fiesta de la semana pasada nos gastamos el mismo presupuesto que el que manejamos en la casa toda la semana.Philip era consciente de lo
Aquel sábado se celebraría la segunda fiesta del Alfa de Piedra Salvaje. Becca, que inicialmente debería haber estado dedicada solo a su organización, se encontró abrumada por la cantidad de tareas que la desagradable criada nueva le asignaba.Además de incluir un número realmente absurdo de cosas a hacer durante el día, los días en que Becca acudía a casa de la modista para ayudar a sus nietos a hacer los deberes y ayudarlos a que avanzaran en el colegio, regresaba agotada para encontrarse a la mandona mujer esperándola con un una pila de supuestos trabajos mal realizados. Mientras le mostraba las camisas que estaban inadecuadamente planchadas (y que Becca sabía que ella había arrugado intencionadamente), le pegaba con una vara que llevaba siempre pegada al cinturón.Becca se mordía los labios cada vez que la madera zahería su piel, pero no quería darle la satisfacción de hacerle saber que le dolían aquellos golpes. Becca llevaba mucho tiempo estando sola, y sabía, que como tantas o
Captar la ansiedad y la tensión que se expandió por el salón en cuanto aquel arrogante Alfa y su compañera entraron, no fue algo difícil. Graeme era un hombre arrogante de desagradable aspecto iracundo, y cuyo rostro parecía siempre severo, sabía que era así por las descripciones que los aldeanos le habían hecho de él, y no lo defraudó su visión. Era realmente desagradable. Le dio incluso un poco de asco observar su rostro enrojecido por los excesos con las bebidas alcohólicas.Matt dirigió su mirada hacia Philip, y se sintió orgulloso de lo sereno que parecía mientras hablaba con aquel hombre que había irrumpido en su salón sin ser anunciado, y sin siquiera haber comentado que los visitaría.Era obvio que lo que deseaba era causar una impresión, y desde luego, lo había conseguido, todos en la sala se habían arrinconado contra las paredes, y las animadas charlas que antes llenaban la sala habían desaparecido. La mayoría de los presentes observaban al hombre desafiante, pero de pronto,
Aquella noche no había resultado como Philip había esperado que lo hiciera, eso estaba claro; pero ahora, necesitaba descubrir el motivo por el que la mujer con la que se acostaba, su esclava, parecía despertar toda la ira interna de la compañera de Alfa Graeme.Evidentemente, Philip había esperado que aquella confrontación tuviera lugar, sabía que tarde o temprano ocurriría, un hombre tan poderoso como ese no dejaba pasar algo como el hecho de que Philip reclamara el derecho a gobernar los antiguos territorios de Piedra Salvaje; pero eso no explicaba el comportamiento de su compañera, que parecía haberse vuelto loca al ver a Becca.En cuanto llegaron a una zona más privada de la casa, donde Philip estaba seguro de que podrían hablar con privacidad, hizo pasar a Matt y a Becca, y les pidió que se sentaran; él se colocó frente a ellos, y los miró con la mirada más severa que pudo.- Matt, no quiero que vuelvas a actuar como lo has hecho esta noche. Eres un buen amigo, un leal ayudante,
Becca despertó muy temprano, no había dormido bien a pesar de lo cansada que se había sentido durante toda la noche, y cuando se despertó, se dio cuenta de que estaba acostada en la misma cama que Philip. Eso la sorprendió, ni siquiera recordaba haber ido hasta aquella habitación, y tampoco tenía ningún recuerdo de que hubieran pasado la noche juntos, pero prefirió no pensar como había terminado desvistiéndose.Se levantó con sigilo, intentando que Philip siguiera durmiendo, y se sorprendió al encontrar la pulsera de propiedad que solía llevar en el pie tirada junto a la cama. ¿Se le habría roto involuntariamente? La recogió con cuidado, la apretó entre los dedos de su mano, y se fue con la intención de vestirse para el día de trabajo.Salió muy callada de la habitación, pero al otro lado de la puerta la esperaba la criada malhablada con el rostro embrutecido por el enfado; la sorpresa de Becca fue que no se encontraba sola, sino que junto a ella estaba su tía Lilith.- Mira la fulan
No fue un buen despertar para Philip, se encontró la cama fría, vacía y ni Becca, ni su pulsera estaban en la habitación.Philip esperaba que la chica le diera al menos las gracias, o que al menos esperara a que se despertara para que pudieran hablar sobre lo que su libertad implicaba en aquellos momentos, pero al parecer, no fue esa la intención de Becca.Philip se vistió deprisa, y se encaminó a la habitación de la chica, pensando que quizá la encontraría allí, y pudieran hablar; si no era así, decidió, le dejaría una nota para que ella fuera a buscarlo y pudieran aclarar todo el asunto de forma sencilla.Pero la habitación de Becca lo dejó atónito, estaba vacía, con las sábanas quitadas, y los armarios vacíos. Buscó en los cajones, y encontró el mismo vacío que en el resto de la habitación.Philip salió de aquella habitación lleno de ira, al imaginar que Becca había aprovechado la oscuridad de la noche para huir, mientras él había sido tan tonto como para pensar que después de reg