Capítulo 32. Philip

Philip no se arrepentía de lo ocurrido con Becca, porque realmente sentía que sería imposible renegar de una noche como la que ellos dos habían pasado, pero era consciente de que si se repetía, los esclavos comenzarían a hablar, y la reputación de Becca quedaría por los suelos, pues todos interpretarían que se acostaba con su amo para conseguir un trato de favor.

Así que se levantó con sigilo, mientras ella dormía plácidamente, y observó la bella imagen de su cabello extendido por la cama, y su pecho semi desnudo como consecuencia de los múltiples movimientos que hacía cada pocos segundos. Philip se acercó, depositó un beso en su frente, y se fue lo más rápido que pudo, evitando que nadie lo viera mientras iba por el pasillo a su habitación, pero fue inútil, porque en cuanto cruzó la puerta de su cuarto, se encontró con Sarah sentada en la cama, esperándolo. Estaba adormilada, y abrió los ojos en cuanto lo escuchó entrar.

- ¡Philip! ¿¿Dónde estabas?? ¿¿Sabes lo preocupados que nos dej
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