Aquel sábado se celebraría la segunda fiesta del Alfa de Piedra Salvaje. Becca, que inicialmente debería haber estado dedicada solo a su organización, se encontró abrumada por la cantidad de tareas que la desagradable criada nueva le asignaba.Además de incluir un número realmente absurdo de cosas a hacer durante el día, los días en que Becca acudía a casa de la modista para ayudar a sus nietos a hacer los deberes y ayudarlos a que avanzaran en el colegio, regresaba agotada para encontrarse a la mandona mujer esperándola con un una pila de supuestos trabajos mal realizados. Mientras le mostraba las camisas que estaban inadecuadamente planchadas (y que Becca sabía que ella había arrugado intencionadamente), le pegaba con una vara que llevaba siempre pegada al cinturón.Becca se mordía los labios cada vez que la madera zahería su piel, pero no quería darle la satisfacción de hacerle saber que le dolían aquellos golpes. Becca llevaba mucho tiempo estando sola, y sabía, que como tantas o
Captar la ansiedad y la tensión que se expandió por el salón en cuanto aquel arrogante Alfa y su compañera entraron, no fue algo difícil. Graeme era un hombre arrogante de desagradable aspecto iracundo, y cuyo rostro parecía siempre severo, sabía que era así por las descripciones que los aldeanos le habían hecho de él, y no lo defraudó su visión. Era realmente desagradable. Le dio incluso un poco de asco observar su rostro enrojecido por los excesos con las bebidas alcohólicas.Matt dirigió su mirada hacia Philip, y se sintió orgulloso de lo sereno que parecía mientras hablaba con aquel hombre que había irrumpido en su salón sin ser anunciado, y sin siquiera haber comentado que los visitaría.Era obvio que lo que deseaba era causar una impresión, y desde luego, lo había conseguido, todos en la sala se habían arrinconado contra las paredes, y las animadas charlas que antes llenaban la sala habían desaparecido. La mayoría de los presentes observaban al hombre desafiante, pero de pronto,
Aquella noche no había resultado como Philip había esperado que lo hiciera, eso estaba claro; pero ahora, necesitaba descubrir el motivo por el que la mujer con la que se acostaba, su esclava, parecía despertar toda la ira interna de la compañera de Alfa Graeme.Evidentemente, Philip había esperado que aquella confrontación tuviera lugar, sabía que tarde o temprano ocurriría, un hombre tan poderoso como ese no dejaba pasar algo como el hecho de que Philip reclamara el derecho a gobernar los antiguos territorios de Piedra Salvaje; pero eso no explicaba el comportamiento de su compañera, que parecía haberse vuelto loca al ver a Becca.En cuanto llegaron a una zona más privada de la casa, donde Philip estaba seguro de que podrían hablar con privacidad, hizo pasar a Matt y a Becca, y les pidió que se sentaran; él se colocó frente a ellos, y los miró con la mirada más severa que pudo.- Matt, no quiero que vuelvas a actuar como lo has hecho esta noche. Eres un buen amigo, un leal ayudante,
Becca despertó muy temprano, no había dormido bien a pesar de lo cansada que se había sentido durante toda la noche, y cuando se despertó, se dio cuenta de que estaba acostada en la misma cama que Philip. Eso la sorprendió, ni siquiera recordaba haber ido hasta aquella habitación, y tampoco tenía ningún recuerdo de que hubieran pasado la noche juntos, pero prefirió no pensar como había terminado desvistiéndose.Se levantó con sigilo, intentando que Philip siguiera durmiendo, y se sorprendió al encontrar la pulsera de propiedad que solía llevar en el pie tirada junto a la cama. ¿Se le habría roto involuntariamente? La recogió con cuidado, la apretó entre los dedos de su mano, y se fue con la intención de vestirse para el día de trabajo.Salió muy callada de la habitación, pero al otro lado de la puerta la esperaba la criada malhablada con el rostro embrutecido por el enfado; la sorpresa de Becca fue que no se encontraba sola, sino que junto a ella estaba su tía Lilith.- Mira la fulan
No fue un buen despertar para Philip, se encontró la cama fría, vacía y ni Becca, ni su pulsera estaban en la habitación.Philip esperaba que la chica le diera al menos las gracias, o que al menos esperara a que se despertara para que pudieran hablar sobre lo que su libertad implicaba en aquellos momentos, pero al parecer, no fue esa la intención de Becca.Philip se vistió deprisa, y se encaminó a la habitación de la chica, pensando que quizá la encontraría allí, y pudieran hablar; si no era así, decidió, le dejaría una nota para que ella fuera a buscarlo y pudieran aclarar todo el asunto de forma sencilla.Pero la habitación de Becca lo dejó atónito, estaba vacía, con las sábanas quitadas, y los armarios vacíos. Buscó en los cajones, y encontró el mismo vacío que en el resto de la habitación.Philip salió de aquella habitación lleno de ira, al imaginar que Becca había aprovechado la oscuridad de la noche para huir, mientras él había sido tan tonto como para pensar que después de reg
Becca llevaba dos días fuera de casa, encerrada en un sótano, como en la fatídica ocasión en la que su tía la vendió como esclava. La habían sacado de casa a escondidas, con la boca tapada,y le habían impedido comunicarse de ninguna manera, por lo que tuvo que ver cómo fingían que ella escapaba de aquella casa que tanto le gustaba, sin ni siquiera poder despedirse de Philip, o de Matt.Después, durante el trayecto, viajó con los ojos tapados, así que no sabría decir donde se encontraba, aunque si que sabía que había viajado durante una hora más o menos, así que calculó que no estaba demasiado lejos de la casa del acantilado.Becca imaginó cómo habría reaccionado Philip al notar su desaparición, y deseó que no la culpara por haber huido en cuanto su pulsera se desató del tobillo.Ahora, como no había podido hablar con él, nunca sabría el motivo por el que la pulsera estaba junto a la cama, en el suelo, en vez de atada a su pie, como había estado desde que llegó a aquella casa.Llevaba
Munchen había dejado de ser un Beta hacia largo tiempo; en concreto desde que lo atraparon mientras viajaba en una expedición de su Alfa, y desde entonces, sin que hubieran pedido un rescate por él, y sin que lo hubieran informado de nada, vivía en aquella celda.Al principio, intentó escapar, pero pronto se dio cuenta de que aquel lugar parecía diseñado por su peor enemigo,puesto que contaba con medidas de seguridad reforzada para todos sus puntos fuertes. Se hirió gravemente intentando abrir la puerta de aquella celda, y al final, herido y sin esperanzas, abandonó su propósito.De aquella intentona le había quedado una profunda cicatriz en la pierna, otra en el rostro, y una leve cojera que no le importaba, pues a fin de cuentas, nadie lo veía dentro de los confines de aquella celda.Después de sus intentos de fuga, ante su poco éxito, comenzó a albergar la esperanza de que pagaran un rescate por él; también fue en vano, pues nadie acudió nunca en su ayuda, y él nunca supo si su man
La cojera y la torpeza por el tiempo encerrado, no impidieron que Munchen saliera de aquella prisión por todo lo alto. Abrió la puerta con brusquedad, y sorprendió a los jóvenes vigilantes que habían asignado aquella noche allí.Munchen casi sintió lástima cuando golpeó con fuerza el rostro de uno de ellos, que exhaló un grito de dolor, y salió rebotado hacia atrás.- ¡Tío!- le dijo Becca, sorprendida por su agilidad.- Llevó mucho tiempo aquí, esperando a que este momento llegara, y te aseguro que me he preparado para cualquier posible escenario.Becca, animada por la vitalidad que Munchen demostraba, salió de la prisión, y comenzó a atacar al otro hombre. Era muy fuerte, y lo golpes de la chica no surtían efecto contra aquel corpachón.- ¡Becca! Encárgate de atar al otro, de éste ya me encargo yo.Lo golpeó con fuerza, le dio un codazo en el estómago, y el hombre se encogió de dolor, haciendo que Becca aplaudiera la audacia de su tío.- Vámonos ahora mismo, Becca. Ya te habrás fijad