No fue un buen despertar para Philip, se encontró la cama fría, vacía y ni Becca, ni su pulsera estaban en la habitación.Philip esperaba que la chica le diera al menos las gracias, o que al menos esperara a que se despertara para que pudieran hablar sobre lo que su libertad implicaba en aquellos momentos, pero al parecer, no fue esa la intención de Becca.Philip se vistió deprisa, y se encaminó a la habitación de la chica, pensando que quizá la encontraría allí, y pudieran hablar; si no era así, decidió, le dejaría una nota para que ella fuera a buscarlo y pudieran aclarar todo el asunto de forma sencilla.Pero la habitación de Becca lo dejó atónito, estaba vacía, con las sábanas quitadas, y los armarios vacíos. Buscó en los cajones, y encontró el mismo vacío que en el resto de la habitación.Philip salió de aquella habitación lleno de ira, al imaginar que Becca había aprovechado la oscuridad de la noche para huir, mientras él había sido tan tonto como para pensar que después de reg
Becca llevaba dos días fuera de casa, encerrada en un sótano, como en la fatídica ocasión en la que su tía la vendió como esclava. La habían sacado de casa a escondidas, con la boca tapada,y le habían impedido comunicarse de ninguna manera, por lo que tuvo que ver cómo fingían que ella escapaba de aquella casa que tanto le gustaba, sin ni siquiera poder despedirse de Philip, o de Matt.Después, durante el trayecto, viajó con los ojos tapados, así que no sabría decir donde se encontraba, aunque si que sabía que había viajado durante una hora más o menos, así que calculó que no estaba demasiado lejos de la casa del acantilado.Becca imaginó cómo habría reaccionado Philip al notar su desaparición, y deseó que no la culpara por haber huido en cuanto su pulsera se desató del tobillo.Ahora, como no había podido hablar con él, nunca sabría el motivo por el que la pulsera estaba junto a la cama, en el suelo, en vez de atada a su pie, como había estado desde que llegó a aquella casa.Llevaba
Munchen había dejado de ser un Beta hacia largo tiempo; en concreto desde que lo atraparon mientras viajaba en una expedición de su Alfa, y desde entonces, sin que hubieran pedido un rescate por él, y sin que lo hubieran informado de nada, vivía en aquella celda.Al principio, intentó escapar, pero pronto se dio cuenta de que aquel lugar parecía diseñado por su peor enemigo,puesto que contaba con medidas de seguridad reforzada para todos sus puntos fuertes. Se hirió gravemente intentando abrir la puerta de aquella celda, y al final, herido y sin esperanzas, abandonó su propósito.De aquella intentona le había quedado una profunda cicatriz en la pierna, otra en el rostro, y una leve cojera que no le importaba, pues a fin de cuentas, nadie lo veía dentro de los confines de aquella celda.Después de sus intentos de fuga, ante su poco éxito, comenzó a albergar la esperanza de que pagaran un rescate por él; también fue en vano, pues nadie acudió nunca en su ayuda, y él nunca supo si su man
La cojera y la torpeza por el tiempo encerrado, no impidieron que Munchen saliera de aquella prisión por todo lo alto. Abrió la puerta con brusquedad, y sorprendió a los jóvenes vigilantes que habían asignado aquella noche allí.Munchen casi sintió lástima cuando golpeó con fuerza el rostro de uno de ellos, que exhaló un grito de dolor, y salió rebotado hacia atrás.- ¡Tío!- le dijo Becca, sorprendida por su agilidad.- Llevó mucho tiempo aquí, esperando a que este momento llegara, y te aseguro que me he preparado para cualquier posible escenario.Becca, animada por la vitalidad que Munchen demostraba, salió de la prisión, y comenzó a atacar al otro hombre. Era muy fuerte, y lo golpes de la chica no surtían efecto contra aquel corpachón.- ¡Becca! Encárgate de atar al otro, de éste ya me encargo yo.Lo golpeó con fuerza, le dio un codazo en el estómago, y el hombre se encogió de dolor, haciendo que Becca aplaudiera la audacia de su tío.- Vámonos ahora mismo, Becca. Ya te habrás fijad
Habían perdido demasiados días intentando sonsacar información a la familia del Alfa Graeme, y Philip comenzaba a sentirse impaciente. Ninguno de ellos había aportado información de valor, aún cuando en el pueblo habían visto como Lilith dirigía a varios criados, mientras estos metían un bulto de tamaño considerable en un coche.Philip estaba seguro de que ese bulto era Becca, no le cabía duda, pero no tenía pruebas, y no quería que el Alfa descubriera que alguien había declarado en contra de su compañera.- Philip.- dijo Matt al otro lado de la mesa de su escritorio.- el Alfa Graeme agradece tu hospitalidad, pero dice que necesita partir de inmediato.- No voy a dejar que esas ratas salgan de esta casa sin haberme entregado a Becca.- Hemos enviado espías a su casa, y registrado cada centímetro de terreno de su propiedad, Becca no está allí, y no puedes impedir que se vayan.- Te aseguro que no permitiré que salgan de esta casa sin contar la verdad, estoy seguro de que la tienen rete
Matt sabía que aquello era un grave error. Llevaba a Alfa Graeme cogido del brazo, y mientras ál protestaba sin que el hombre lo escuchara, Matt pensaba en las consecuencias que aquello iba a traer.Aquel hombre era temido por todos aquellos a quienes gobernaba, y aunque habían hecho correr la voz de que estaba descansando en la casa del acantilado, Matt no creía que aquel rumor sirviera como salvaguarda durante mucho tiempo, pues estaba seguro de que un hombre como aquel tendría muchos compromisos a los que asistir, y en cuanto comenzara a faltar, saldrían en su búsqueda.Alfa Graeme tenía un gran ejército junto a él, y ellos en cambio, ¿qué tenían ellos? Un puñado de esclavos sin preparación militar. Si los soldados de aquel hombre llegaban a sus puertas, su única ventaja sería la ubicación de la casa, porque una vez hubieran penetrado la puerta, no habría nada que hacer…Claro que en el fondo a Matt no le sorprendía que Philip se hubiera vuelto lo suficientemente loco como para enf
Becca y su tío Munchen habían estado escondidos en la despensa de la casa con la que se habían topado en el camino. Se habían refugiado allí durante el tiempo suficiente como para escuchar el ir y venir de los criados, y a esas alturas ya sabían que aquellos eran los dominios de Alfa Graeme, y que no pasaba mucho por allí, porque al parecer esa era solo una resiencia secundaria en la que el maleado Alfa dejaba a sus prisioneros.Los criados no parecían tener muy buena opinión sobre él, aunque si que se veía que estaban atemorizados por la mano firme con la que trataba al personal cada vez que decidía ir por la casa.- Estoy preocupado, sobrina mía.- ¿Por qué, tío? Aquí estamos seguros.- dijo Becca contemplando la enrome despensa que les servía de escondite.- hay alimento, agua, y calma, es lo que necesitas ahora mismo para reponerte un poco de las graves lesiones que has sufrido en la cárcel en la que te han mantenido prisionero.Su tío la miró casi con pena, como si siguiera siend
La guerra había comenzado. No había otra forma de describirlo, y aunque no quería reconocerlo, Philip tenía miedo.Desde hacía varias horas, un centenar de muchachos mal vestidos y con caras poco amables estaban intentando penetrar las defensas de su modesta casa en el acantilado.Matt lo había mirado con cierta soberbia, como si deseara comentar que se lo había advertido, que le había hecho saber que él era muy pequeñ en comparación con ese enorme lobo que aún permanecía encerrado en una de sus habitaciones interiores.Los ataques a los que se habían enfrentado habían sido desordenados, más intentos de acceder por la fuerza, que intentos razonablemente pensados. Pero eso no importaba para Philip, porque era consciente de que tarde o temprano sus menguadas fuerzas cederían, y una marea de campesinos arrasaría su casa, y su gente.Los hombres del pueblo se habían atrincherado con él, su hermana, y sus esclavos, y como recompensa, aquellos campesinos comandados por uno de los jefes de l