Pero Pronto me di cuenta de que estaba en graves problemas. No podía entrar así.
Vi una puerta abierta, de la que salía un ancho haz de luz. Se intuían sombras y risas. Era un escenario tentador, el tipo de lugar en el que tiempo de atrás me habría sentido como en casa.
Había jugadores, gente que vivía siempre al límite, no podría ser de otra manera. No obstante, en aquel momento no me podía ni plantearme entrar allí.
Estaba desesperada, mojada y mal vestida y sin zapatos y tampoco con un meñique en el bolsillo.
De repente alguien salió del Casino. Era un hombre, y al parecer necesitaba un poco de aire fresco, pues se detuvo y miró al horizonte. Iba impecablemente vestido con un esmoquin convencional, pero no fue la ropa, sino el hombre que me llamó la atención.
Era alto, de hombros anchos y piernas eternas, con un cabello espeso a punto de rizarse Un perfil muy varonil, un. Era patente que se trataba de uno de esos animales saludables que saben disfrutar de la vida.
¿Probablemente, careciera de cerebro, pero, que más da?
De pronto me di cuenta de que mis pensamientos no iban bien encaminando. Era, precisamente, por culpa de los hombres por lo que me hallaba en aquel aprieto.
No podía perder el tiempo admirando a ningún ejemplar, por impresionante que fuera. Tenía frío y me encontraba en una situación desesperada.
Inesperadamente, se encaminó hacia el arbusto en el que yo estaba escondida. Se detuvo junto a él y sin que me diera tiempo a reaccionar, note que me agarraba de la oreja. Me hizo daño, así que mi acción inmediata fue propinarle una sonora patada en sus partes sensibles.
Él gritó, dando prueba de mi puntería.
_ ¡Sal de ahí! - Me ordenó.
¿- "..."?
Le crucé la cara con un puñetazo y él decidió que ya tenía bastante, por eso se lanzó contra mí y acabé en el suelo, con su bello cuerpo sobre el mío.
La postura me hizo confirmar, que efectivamente, era un espécimen en plenas condiciones físicas. Podía notar la perfecta musculatura de su cuerpo. Con la oscuridad no podía ver bien su rostro, pero tenía unos ojos azules que brillaban intensamente y su aliento me golpeaba la cara con fuerza. Se me aceleró el corazón.
_ ¡Quítese de encima!
_ ¡cielos santo, que demonios..?! _ dijo él al verme la cara
_ ¡He dicho quítese de encima!
Finalmente, se levantó y yo me puse de pie con su inestimable ayuda. Me agarró de la muñeca y no pareciera dispuesto a soltarme.
_ ¿Quién es usted y por qué ha saltado sobre mí?
_¡soy un hombre al que no le gusta que le roben!
_ ¡Yo no le he robado nada!
_ ¡Pero iba a hacerlo! ¿Por qué estabas escondida entre los arbustos? ¡Sé las estrategias que usan los ladrones!
_ ¡Que listo! ¡Pues esta vez se equivocó!
Me miro, por un largo segundo y miro mi ropa, mostrándome todo su mandíbula cuadrada y la movida de su ñúes de adán. Estaba corriendo por problema y acabo metida en una semejante. Este me culpa de ladrona
_ ¿Y por qué estás toda empapada?
_ ¡He estado nadando a la luz de la luna! - Le mentí, y sin saber por qué, me ruboricé.¡Pensé que era bueno para la salud!
Logré hacer que me soltara, pero, simultáneamente, sin saber cómo, tropecé y me tuve que agarrar de él para no caerme.
Me miró de arriba abajo con interés.
_ ¡No llevas mucha ropa que digamos!
_¡Una observación muy aguda! _ dije yo con ironía.
_ ¡Ya ve, cuando me encuentro con una chica medio desnuda y complemente empapada suelo darme cuenta, sobre todo si la tenía casi encima!
La desesperación me hizo olvidar por completo mis buenos modales.Ese que se cree.
¡_ Váyase al cuerno! ¡No soy una ladrona!
_ ¡Pues lo parece! ¡Se oculta entre los matorrales a la espera de alguna víctima! ¡Debe de pensar que todos los que van al Casino son multimillonarios!
Era absurdo ponerme a discutir con él, pero no pude evitarlo.Como se atreve a insultarme, puede ser muy guapo, pero conmigo no se puede pasar, me dice ladrona y quiere que le dé justificación.
_ ¡Para que lo sepas, he estado en casinos suficientes como para saber que la gente suele salir mucho más pobre de lo que entró! ¡De no ser así, todos los casinos habrían quebrado!
_¡Veo que eres una experta! ¿Se especializa en casinos? Espero encontrar a su cómplice.
¿_ "..."? ¿Mi que?
_ ¡La persona que la advirtió de que yo había tenido suerte esta noche!
_ ¡Eso lo dirá usted! ¡Incluso lo que pierden todo dicen haber ganado!
_ ¡¿Que se cree, que es todo eso que está desamarrando por el suelo? _ me preguntó él, señalando unos papeles esparcidos!
Por primera vez me di cuenta de que el suelo está cubierta por billetes.
_¡Son mis ganancias,_ continuó él! ¡Y se me han caído por su culpa?!
_¡No me culpes! _ dije yo _.¡Ha sido usted quién se lanzó sobre mí! ¡No soy una ladrona! ¡No era mi intención robarle!
_ ¡Yo creo que ya hemos tenido Suficiente charla y cumplidos! ¿Por qué no me dice qué está haciendo y por qué?
_ ¡Estoy buscando el cónsul británico! _ dije yo con dignidad .
¿_ vestida así?
_ ¡Precisamente quiero verlo porque estoy vestida así!
¿_ Necesitas ayuda, verdad?
¡_ Lo has adivinado!
_ ¡Tengo una inteligencia brillante! - respondió él en un tono Jocoso, sin dejar mi tono humillante lo hiriera.
_ ¡Estoy huyendo y no tengo dónde esconderme! - dije
¿_ De qué huyes?
_¡De un yate! Se llama The Ferreira y está atascado ahí. Lo ve? _ desde donde estábamos se intuían levemente el barco_. ¡Es el que está al lado de aquel tan vulgar, por su culpa estoy huyendo!
¿_ Se refiere al Gruñido de Dragón?
¿_ Lo conoces?
Por un momento tuve la sensación de que se sentía incómodo. Contarle a este, lo que tuve que pasar allí adentro, no que vergüenza Dios.
¿_ Por qué se refiere a ese yate como si fuera deleznable? ¿Conoces el dueño?
¿_"..."?
Me dio la sensación de que él podría ser parte de la tripulación del Gruñido de dragón. _ ¡Sé que pertenece a un tal Fernando campeste Droberts Y qué Esteban Ferreira, el propietario del The Ferreira, ha estado tratando de contactar con él! Sí, Esteban Ferreira es un impresentable, asumo que este Fernando Campestre Droberts también lo será. _ ¡Supongo que eso tiene bastante sentido! _ admitió él. ¡_ Eso también lo creo! _ ¡Incluso le ha mandado un par de gemelos de oro y diamantes! ¡El los rechazo, y este se enfadó, fui la que soporto todo la consecuencias! _ ¡Eso sí que es de mal gusto! ¿Quién necesita joyas teniendo Esto? ¡_ Eso, solo lo dice, que gano en el casino esta noche, no todo pueden decir eso! Me mostró los gemelos que llevaba y, de inmediato, supe que eran baratijas. Mi familia era una experta en joyas. Hay cosas que se aprenden desde niña. Claro que, en aquella ocasión, no hacía falta ser un experto. Varía con mirar las perlas que se despellejaban impúdicamente.
Por supuesto, yo sabía que me acompañan, se lo había inventado todo. Habría utilizado la información que yo misma le había proporcionado para solucionar de un modo brillante un asunto difícil. _ Es usted Fernando Campeste Drobesrt? _ dijo Esteban con la voz estrangulada. _ Si, el mismo al que usted envió unos gemelos de oro y brillantes. Esteban se volvió hacia los gendarmes tan fuertes y violentos que les _ dijo que podía marcharse, que todo había sido un malentendido. Los policías no parecieron muy convencido al principio, pero finalmente se fueron. _Así está mejor _ dijo Esteban, tratando de Mostrar que tenía controlada la situación_. Señor Fernando, usted y yo deberíamos tener una conversación... _Tan pronto como le devuelva a esta señorita sus propiedades_ dijo mi protector con firmeza. ¿_ sus qué? _ Su ropa, su pasaporte y el sueldo de lo que corresponda envíelo todo al Gruñido de dragón. Vamos hacia allá. Y no me haga esperar. El rostro de Esteban se entumeció y cambio
La luna llena brillaba intensamente Y olía a rosas. Los árboles se agitaban levemente con la suave Brisa del Mediterráneo. Una música romántica sonaba en la distancia. Allí estaba yo, a la puerta del casino de Monte Carlo, con unas aceptables ganancias en el bolsillo. Qué otra cosa Se podría esperar? Soy Fernando Campeste Droberts El rey de Midas, todo lo que tocó se convierte en oro. Si hubiera tratado de un negocio real, había sacado diez millones. Por suerte, aquella noche Solo estaba jugando de unos poco billete sin importancia. La culpa de todo la tiene mi abuelo, Jack. Él fue quien me regaló los gemelos para que me diera suelte. Y me la había dado. No quiero decir que gane siempre, pero ganó casi siempre. De hecho, me he convertido en un hombre rico. No solo lo culpo del regalo, sino de otras cosas. Mi abuelo eras uno de esos hombres felices que se conforma con tener una pequeña tienda para mantener a una familia a la que adora y con la que disfruta el día a día. Así que c
Después de haber entregado parte de mi fortuna, Betty podría haberse independizado y casarse. Sin embargo, había permanecido a mi lado por no abandonarme. Yo, temeroso de herirla, jamás le había confesado mi deseo de perderla de vista, aunque fuera un poco. Así dejaría de entrometerse, en mi vida. En muchas ocasiones hasta la mando de viaje, pero termina regresando más rápido de lo previsto. Es como un chicle pegado a mi costado, y un muy pegajoso sin mordé de ablandamiento. Así que a mis 35 años, sigo oficialmente viviendo con mi hermana. Por supuesto, yo tengo mi piso de Soltero en la ciudad. Pero mi hermana finge que mi ausencia son solo accidentales. Cuando sabe que la ocupo, manda hasta el último Mirón para ver que hago. Me tiene muy bajo su mirada. Y eso es muy molesto. Ya que me reusó a estar con las chicas que ella manda,lo que yo odio es que todas siguen su mandado, y eso me preocupa que una mujer así sea mi esposa. Sí que me preocupa. Hasta creen que soy gay. Mi situación p
_ Es que somos vulgares. Hablamos como si fuéramos heredero de una antigua fortuna. Nuestro abuelo tenía los justo para vivir día a día, y nuestro padre cabo su tumba a base de esfuerzo para ganar más de lo que necesitábamos. Y yo estoy por el mismo camino. Ya me han empezado a salir canas. ¿_ Dónde? _ Aquí!. Ella se acercó. Con cara de preocupación _ No veo nada,?! _ Me dijo mi hermana con una gran sonrisa que me hizo recordar cuánto la quería _. ¡Eres demasiado guapo, y lo sabes.! _ Digas lo que digas, sigo teniendo canas. Si supieras cómo cambiar mi situación, te aseguro que lo haría. ¡De lo que no me cabe duda es que un matrimonio con Sara Smith no es la solución.! _ Yo solo quiero que encuentres la mujer adecuada!. _ Lo único adecuado de Sara, es que no tengo nada contra ella!. ¡Pero necesito mucho más para llegar al matrimonio.! Ella me miró con cierta sospecha. _ No estás saliendo con alguna de esas mujeres descaradas con las que te relacionas, ¿verdad?
Yo decidí dejar las cosas así.. Mi ilusoria Cindy podría hacerme útil.En aquel momento no me imaginaba cuanto.Partimos de soutthampton hacia la costa de Portugal con rumbo a final el mediterráneo. Nos la pasamos muy bien. No hacíamos sino jugar carta, bailar y cenar esplendidamente. Por su puesto, en un viaje así se esperaba coqueteos. Así que lo solucione flirteando con todas las mujeres que había a bordo y especialmente, con mi amiga Wendy, recién casada con mi amigo petter. Con ella me sentía a salvo. Podía sacar ala luz mi encanto sin peligro de que trata de casarme como marido. Pero a petter no le pareció agradarle lo que respondió bailando con Sara toda una noche. Eso provocó un ataque de celos en Wendy. Lo solucionaron, quedándose encerrando en su camarote durante tres días y emergiendo finalmente de allí con una amplia y satisfecha sonrisa. Al llegar a Gibraltar, desembarcamos mi amigo y yo. Ala vuelta, petter, no hacía, sino que hablar de la espléndida mujer con la que su
¡_ Estábamos hablando de tu enamorada fantasma.! Quizás vuelvas a encontrarte con ella en el siguiente puerto y pueda subir la bordó, para que todos la conozcamos. Un golpe maestro. Y Betty sabía cómo jugar sus bajas. Eso implicaba que tenía que conseguir una chica cuanto antes. En Palermo, Nepalí Génova, Betty no dejaba de preguntarme cuando tendría el placer de conocer a mí ''encantadora'' amiga. Llegamos a Monte Carlo con la intención de permanecer allí algunos días. No sabía qué hacer, Cómo conseguir una dama que hiciera el papel de mi amante novia. El día después de nuestra llegada, recibí un inesperado regalo de un hombre llamado Esteban Ferreira. No, o me gustó. Sabía poco de él, pero lo suficiente para no querer ningún tipo de relación con semejante desaprensivo. Le devolví los gemelos de oro y diamante que me había enviado, con una nota en la que afirmaba no acepta regalo desconocido.
Punto de vista de Sheila No tengo mucho tiempo para explicarme _ dijo el hombre en voz baja y en un tono acelerador. Era cierto. Estábamos aproximándonos al puerto y en pocos minutos habríamos llegado. _ Lo único que puedo decir es que necesito desesperadamente tu ayuda _ añadió. _¿Para qué? Pregunté asombrada. _ quieren forzarme a que me casé contra mi voluntad. Sara es la hija de un banquero y, ya sabes, la gente de dinero debe casarse con gente de dinero. Ese tipo de cosas. _Sí, claro, como que usted es un millonario_ dije incrédula. _ Ya le he dicho que yo soy Fernando Campeste Droberts. _ Si, después que yo le diera un montón de pistas. La historia me pareció bien cuando la uso para librarse de Esteban, pero no entiendo qué propósito tiene que me la cuente a mí. ¿Trabaja en ese yate, verdad? _ ¿perdón? _ Mire, le agradezco mucho que por mí, pero no nací ayer!. ¡Esos gemelos que lleva son una mala imitación, y de seguro que la ropa La ha tomado prestada de su jefe! Él