Me dio la sensación de que él podría ser parte de la tripulación del Gruñido de dragón.
_ ¡Sé que pertenece a un tal Fernando campeste Droberts Y qué Esteban Ferreira, el propietario del The Ferreira, ha estado tratando de contactar con él! Sí, Esteban Ferreira es un impresentable, asumo que este Fernando Campestre Droberts también lo será.
_ ¡Supongo que eso tiene bastante sentido! _ admitió él.
¡_ Eso también lo creo!
_ ¡Incluso le ha mandado un par de gemelos de oro y diamantes! ¡El los rechazo, y este se enfadó, fui la que soporto todo la consecuencias!
_ ¡Eso sí que es de mal gusto! ¿Quién necesita joyas teniendo Esto?
¡_ Eso, solo lo dice, que gano en el casino esta noche, no todo pueden decir eso!
Me mostró los gemelos que llevaba y, de inmediato, supe que eran baratijas. Mi familia era una experta en joyas. Hay cosas que se aprenden desde niña.
Claro que, en aquella ocasión, no hacía falta ser un experto. Varía con mirar las perlas que se despellejaban impúdicamente.
_¡Bueno, será mejor que agarre su dinero! Le dije yo. Estaba Claro que aquel hombre no era precisamente rico y, probablemente, aquellas ganancias respetaba una fortuna para él.
_ Y si me ayudas? _ sugirió él.
_¡Prefería no tocar su dinero!
_ ¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Ya he entendido que no es una ladrona! ¿Así que, por favor, podrías ayudarme?
¡_ Está bien!
Me agaché y recogí algunos billetes. Por lo menos tenía decencia, y por lo rato que hablamos no me parece un mal tipo.
_ ¡¿Y dígame, qué le ha ocurrido exactamente? _ me preguntó!
Hay no, como le cuento, que fui contratada, para ser camarera y resulta que el tipo de camarera que querían en yate, era de las otras chicas. Y no del servicio que me habían dicho que brindaría. Me lo tomaría muy mal, y el se macharía, tal vez pensara que soy una puta. Y ando vendiendo mi cuerpo.
_ ¡Puedo resumir lo diciendo que estoy huyendo de Esteban y sus amigos, quiénes insistían en que fuera""una chica agradable"" el vestido que llevo puesto es de él!
_ ¡Pues sin duda debe quedarle mejor a usted!
_ ¡Muy gracioso! ¡Tuve que saltar por la borda del Barranco, para poder escapar y nadar hasta aquí y ahora no sé dónde ir! ¡Necesito un cónsul, pero Mónaco es tan pequeño que, probablemente, no haya ninguno!
_ ¡Hay un vicecónsul! ¿Si quiere puedo acompañarla a verlo?
Casi me desmayo de alivio a oírlo.
¿_ De verdad harías eso por mí? Gracias, muchas gracias. ¿Podríamos ir ahora?
_ ¡De acuerdo déjame que..!
¡_ Es ella!
La desagradable voz salió de la oscuridad, y pronto pude ver que se trataba de Esteban.
_ ¡Arréstenla! _ añadió.
Iba acompañado de dos guardaespaldas, grandes y fuertes, que se dirigieron rápidamente hacia mí.
_ ¡Un momento!, _ dijo el hombre del casino en tono rotundo, tan feroz que detuvo a los dos policías. Pasaba unos segundos, Esteban reaccionó.
_ ¡Esa mujer es una ladrona!- dijo _ me ha robado dinero antes de escapar del barco. ¡Miren, lo tiene en la mano! Exijo Que la arresten. Los hombres violentos y fuerte volvieron a aproximarse a mí, pero el hombre del casino se interpuso en su camino.
Solo Entonces me di cuenta realmente de lo grande que era. Habría podido con los dos.
_ ¡El dinero es mío _ dijo él _! Esta dama me estaba ayudando a recogerlo. ¡Y cómo pueden ver, no hemos terminado!
¡_ Está mintiendo! ¡El dinero es mío! ¡Es una ladrona! Insistió Esteban.
_ ¡Supongo que usted es Esteban Ferreira! _ dijo mi protector.
El desaprensivo de Esteban Lo miró con aire de sospecha.
¿_ Cómo sabe usted quién soy?
_ ¡Lo reconozco por la descripción!
Esteban se incomodó.Hay no, más bronca, de toda las palabras esa fue la única que pudo elegir.
_ ¿Qué has estado contando de mí? _ me preguntó. Y como yo fui la víctima, no oculte nada y le dije sus verdades.
_¡Qué es usted un cerdo que trataba de obligarme a que me acostara con sus colegas! _ dije yo sin pudicia. ¡Por eso tuve que saltar del barco!
¡_ Con mi dinero!
_¡No vuelva a decir eso! _ le advierto el hombre.
¿_ Quien se ha creído que es para amenazarme así?
Con toda la calma del mundo, mi acompañante respondió:
_ ¡Soy Fernando Campeste Drobesrt!
La expresión del rostro de Esteban fue digna de ver. Se puso verde. Aquel era el hombre al que había tratado de impresionar, y acababa de tener el encuentro más patético de su vida.
Por supuesto, yo sabía que me acompañan, se lo había inventado todo. Habría utilizado la información que yo misma le había proporcionado para solucionar de un modo brillante un asunto difícil. _ Es usted Fernando Campeste Drobesrt? _ dijo Esteban con la voz estrangulada. _ Si, el mismo al que usted envió unos gemelos de oro y brillantes. Esteban se volvió hacia los gendarmes tan fuertes y violentos que les _ dijo que podía marcharse, que todo había sido un malentendido. Los policías no parecieron muy convencido al principio, pero finalmente se fueron. _Así está mejor _ dijo Esteban, tratando de Mostrar que tenía controlada la situación_. Señor Fernando, usted y yo deberíamos tener una conversación... _Tan pronto como le devuelva a esta señorita sus propiedades_ dijo mi protector con firmeza. ¿_ sus qué? _ Su ropa, su pasaporte y el sueldo de lo que corresponda envíelo todo al Gruñido de dragón. Vamos hacia allá. Y no me haga esperar. El rostro de Esteban se entumeció y cambio
La luna llena brillaba intensamente Y olía a rosas. Los árboles se agitaban levemente con la suave Brisa del Mediterráneo. Una música romántica sonaba en la distancia. Allí estaba yo, a la puerta del casino de Monte Carlo, con unas aceptables ganancias en el bolsillo. Qué otra cosa Se podría esperar? Soy Fernando Campeste Droberts El rey de Midas, todo lo que tocó se convierte en oro. Si hubiera tratado de un negocio real, había sacado diez millones. Por suerte, aquella noche Solo estaba jugando de unos poco billete sin importancia. La culpa de todo la tiene mi abuelo, Jack. Él fue quien me regaló los gemelos para que me diera suelte. Y me la había dado. No quiero decir que gane siempre, pero ganó casi siempre. De hecho, me he convertido en un hombre rico. No solo lo culpo del regalo, sino de otras cosas. Mi abuelo eras uno de esos hombres felices que se conforma con tener una pequeña tienda para mantener a una familia a la que adora y con la que disfruta el día a día. Así que c
Después de haber entregado parte de mi fortuna, Betty podría haberse independizado y casarse. Sin embargo, había permanecido a mi lado por no abandonarme. Yo, temeroso de herirla, jamás le había confesado mi deseo de perderla de vista, aunque fuera un poco. Así dejaría de entrometerse, en mi vida. En muchas ocasiones hasta la mando de viaje, pero termina regresando más rápido de lo previsto. Es como un chicle pegado a mi costado, y un muy pegajoso sin mordé de ablandamiento. Así que a mis 35 años, sigo oficialmente viviendo con mi hermana. Por supuesto, yo tengo mi piso de Soltero en la ciudad. Pero mi hermana finge que mi ausencia son solo accidentales. Cuando sabe que la ocupo, manda hasta el último Mirón para ver que hago. Me tiene muy bajo su mirada. Y eso es muy molesto. Ya que me reusó a estar con las chicas que ella manda,lo que yo odio es que todas siguen su mandado, y eso me preocupa que una mujer así sea mi esposa. Sí que me preocupa. Hasta creen que soy gay. Mi situación p
_ Es que somos vulgares. Hablamos como si fuéramos heredero de una antigua fortuna. Nuestro abuelo tenía los justo para vivir día a día, y nuestro padre cabo su tumba a base de esfuerzo para ganar más de lo que necesitábamos. Y yo estoy por el mismo camino. Ya me han empezado a salir canas. ¿_ Dónde? _ Aquí!. Ella se acercó. Con cara de preocupación _ No veo nada,?! _ Me dijo mi hermana con una gran sonrisa que me hizo recordar cuánto la quería _. ¡Eres demasiado guapo, y lo sabes.! _ Digas lo que digas, sigo teniendo canas. Si supieras cómo cambiar mi situación, te aseguro que lo haría. ¡De lo que no me cabe duda es que un matrimonio con Sara Smith no es la solución.! _ Yo solo quiero que encuentres la mujer adecuada!. _ Lo único adecuado de Sara, es que no tengo nada contra ella!. ¡Pero necesito mucho más para llegar al matrimonio.! Ella me miró con cierta sospecha. _ No estás saliendo con alguna de esas mujeres descaradas con las que te relacionas, ¿verdad?
Yo decidí dejar las cosas así.. Mi ilusoria Cindy podría hacerme útil.En aquel momento no me imaginaba cuanto.Partimos de soutthampton hacia la costa de Portugal con rumbo a final el mediterráneo. Nos la pasamos muy bien. No hacíamos sino jugar carta, bailar y cenar esplendidamente. Por su puesto, en un viaje así se esperaba coqueteos. Así que lo solucione flirteando con todas las mujeres que había a bordo y especialmente, con mi amiga Wendy, recién casada con mi amigo petter. Con ella me sentía a salvo. Podía sacar ala luz mi encanto sin peligro de que trata de casarme como marido. Pero a petter no le pareció agradarle lo que respondió bailando con Sara toda una noche. Eso provocó un ataque de celos en Wendy. Lo solucionaron, quedándose encerrando en su camarote durante tres días y emergiendo finalmente de allí con una amplia y satisfecha sonrisa. Al llegar a Gibraltar, desembarcamos mi amigo y yo. Ala vuelta, petter, no hacía, sino que hablar de la espléndida mujer con la que su
¡_ Estábamos hablando de tu enamorada fantasma.! Quizás vuelvas a encontrarte con ella en el siguiente puerto y pueda subir la bordó, para que todos la conozcamos. Un golpe maestro. Y Betty sabía cómo jugar sus bajas. Eso implicaba que tenía que conseguir una chica cuanto antes. En Palermo, Nepalí Génova, Betty no dejaba de preguntarme cuando tendría el placer de conocer a mí ''encantadora'' amiga. Llegamos a Monte Carlo con la intención de permanecer allí algunos días. No sabía qué hacer, Cómo conseguir una dama que hiciera el papel de mi amante novia. El día después de nuestra llegada, recibí un inesperado regalo de un hombre llamado Esteban Ferreira. No, o me gustó. Sabía poco de él, pero lo suficiente para no querer ningún tipo de relación con semejante desaprensivo. Le devolví los gemelos de oro y diamante que me había enviado, con una nota en la que afirmaba no acepta regalo desconocido.
Punto de vista de Sheila No tengo mucho tiempo para explicarme _ dijo el hombre en voz baja y en un tono acelerador. Era cierto. Estábamos aproximándonos al puerto y en pocos minutos habríamos llegado. _ Lo único que puedo decir es que necesito desesperadamente tu ayuda _ añadió. _¿Para qué? Pregunté asombrada. _ quieren forzarme a que me casé contra mi voluntad. Sara es la hija de un banquero y, ya sabes, la gente de dinero debe casarse con gente de dinero. Ese tipo de cosas. _Sí, claro, como que usted es un millonario_ dije incrédula. _ Ya le he dicho que yo soy Fernando Campeste Droberts. _ Si, después que yo le diera un montón de pistas. La historia me pareció bien cuando la uso para librarse de Esteban, pero no entiendo qué propósito tiene que me la cuente a mí. ¿Trabaja en ese yate, verdad? _ ¿perdón? _ Mire, le agradezco mucho que por mí, pero no nací ayer!. ¡Esos gemelos que lleva son una mala imitación, y de seguro que la ropa La ha tomado prestada de su jefe! Él
Fernando me apartó ligeramente. _ Nos están mirando? _ me susurró. _Con mucha curiosidad_ respondí. _ Bien. Démosle un poco más. Continuó con la escena recorriendo mi cuello con besos seductores. _Creo que ya les ha dado bastante,_ dije yo con dificultad en la voz. _ De acuerdo. Subamos entonces. Mientras recorría la pasarela que no se conducía lujoso navío, recordé mis semi desnudez. Supongo que debería haberme sentido avergonzada y, sin duda, con otro hombre así habría sido. Pero con Fernando él me recuerdo su cálido cuerpo sobre el mío. Me hacía olvidar toda vergüenza. Me pregunté si estaría disfrutando de la vista. La idea de tener sus ojos intensos mirándome con ansias, mis glúteos semi expuestos me excitó y desconcierto hasta el punto que Tropecé. Pero, por supuesto, él corrió a sujetarme. _¿Estás bien? Me preguntó. _ Sí, gracias respondí yo. Cuando llegamos a cubierta pude ver mejor a los pasajeros. Los hombres iban de esmoquin y las mujeres emprenderían cubierta de c