Punto de vista desconocido

“¿Sí?”, murmuro, dándole vuelta al vino en mi copa antes de tomar un buen trago. Ha sido un largo día y no necesitaba a otro idiota en mi vida.

Se acerca a mí como una oveja descarriada. Tenía el pelo oscuro revuelto y parecía y olía como si no se hubiera duchado en semanas.

“Será mejor que hables ya si vas a invadir mi espacio apestando así”.

“Vengo a pedirte un favor”, pregunta él en voz baja.

“No hago favores”. Lo miro con desdén mientras dejo mi copa vacía sobre la mesa circular.

Él se sienta en mi cabina de todas formas. “Tú eres un lobo solitario, ¿no es cierto?”.

Sonrío con suficiencia. Hace mucho tiempo que no escuchaba ese término. “Oh, querido, no soy en absoluto un lobo solitario”.

“Cierto, porque no eres un lobo, ¿verdad?”.

Este tipo tenía cojones. “Crees que sabes todo”. Le agito la mano al camarero, quien me trae una bebida fresca. Sus ojos se desvían hacia la basura sentada frente a mí y no tarda en apartar la mirada.

Era norma aquí q