”¿Acaso ellos…?”. La idea me enfermaba. “¿La tocaron?”.

“No creo, al menos no de esa manera”, me dice Damien. “Le pregunté con tanto tacto como pude de diferentes formas. Creo que lo más que le hicieron fue verla gatear de un lado a otro como un perro y hacer que bebiera agua de un bol. Le lanzaron comida. La hicieron dormir en el frío. Aunque ella tenía unos cuantos moretones”.

“¿Sus padres?”.

“No había otros lobos ahí. Todos los que Salem mató eran humanos”. Él suspira. “Es probable que estuviera allí por años. Tiene seis años y ha pasado la mayor parte de su vida encadenada. Honestamente, me sorprende que no sea más feroz”.

Tenía seis años cuando todos mis problemas comenzaron. No podía imaginarme ser más joven y ni siquiera entender lo que te está pasando.

“La trajiste aquí por mí”, murmuro mientras veo a la cachorra dormida en sus brazos.

“Sí”. Él ni siquiera duda antes de responder.

“¿Qué hay de Salem? Él volverá aquí”, murmura Raven.

“Pensé que estaría más segura rodeada