¡Ya no hay vuelta atrás lectores!
Helena no supo cuánto tiempo estuvo abrazando con fuerza sus rodillas y escondiendo su rostro entre ellas. No quería aceptarlo, no quería creer que todo ese tiempo Sebastián la había estado endulzando con sus hermosas palabras para conseguir acostarse con ella. -Maldito- murmuró con la voz quebrada “Todo esto es tu culpa por volver a confiar en la palabra de un hombre” Le dijo la voz cruel de su mente. Tenía razón, se había prometido dejar a los hombres de lado y concentrarse en lo que verdaderamente le importaba, su hermano, el único hombre que valía la pena. -Oh por Dios, Luquitas- Helena recordó que le había presentado su hermanito a Sebastián y hasta él había creído ver en el CEO amor verdadero. -Maldito manipulador- exclamó comenzando a sentir que un enojo le nacía desde dentro, justo en el mismo momento que el timbre de su casa sonó. Se levantó de golpe y con paso firme caminó hasta la puerta, abriéndola con fuerza. -¡Vete de aquí no quiero verte más!- gritó decidida a n
-¡Señor Aller! ¡No puede pasar!- Gritó la recepcionista de la empresa del hermano menor de Sebastián, quien había sido advertida de no dejar pasar al mayor de los Aller a la empresa. El hombre había quedado vetado de por vida del edificio.Pero el CEO no escuchó, ignorando completamente a la mujer, y esquivando a los guardias de seguridad que intentaron detenerlo, el odio ciego que tenía en contra de su hermano menor lo había hecho más rápido y más fuerte, burlando todos los intentos inútiles de los empleados para atraparlo.No había tiempo para esperar el ascensor, corrió por las escaleras, subiendo de dos en dos, su mente estaba desconectada, no sentía dolor en sus piernas ni que el aire apenas entraba en sus pulmones, solo quería llegar cuanto antes a matar a su hermano.No solo era por lo que había hecho con Katlyn, sino que eran años de acumular cosas, Sebastián había aguantado las actitudes crueles de su hermano por muchos años, una parte de él siempre pensaba que cambiaría, que
Sebastián no supo cómo llegó al edificio donde estaba el departamento de Helena sin estrellarse con el auto, su mente daba vueltas en miles de pensamientos que estaban presionando sus sienes y en su visión veía todo rojo por la doble traición, además de que sus lágrimas pedían salir de sus ojos tristes nublando más su vista.Necesitaba a Helena, necesitaba un abrazo de la joven, que lo consolara y le dijera que todo iba a estar bien, y que lo amaba, necesitaba de su medicina del amor.Llegó al edificio y esta vez sí usó las llaves, subiendo hasta el último piso y entrando rápidamente al departamento.-Helena…- exclamó con la voz rota, esperando el encuentro con la pelirroja, pero nadie contestó a su triste llamado.Atravesó el departamento extrañado.-¿Amor?- preguntó preocupado.Nada, Helena no le contestaba.-Si estás enojada conmigo, yo… vine a contarte todo…- Se asomó al cuarto mirando directamente a la cama deshecha y vacía.Entró de golpe y miró el alrededor, no había rastros de
Katlyn estaba destrozada, su rostro estaba lleno de lágrimas mientras caminaba de una esquina a la otra en el hall de la mansión que compartía con Sebastián.No le importaba que su esposo matara a Alan, todo sería mejor si ese hombre estuviera muerto, pero lo que la rubia temía era que fuera al revés. El menor de los Aller podía ser tan sádico y despiadado que temía que venciera a Sebastián.Habían pasado horas y lo peor de todo era que Sebastián no contestaba el teléfono.Estuvo a punto de ir a buscar a su esposo cuando escuchó que la puerta de entrada se abría y corrió al encuentro de su amado.-¡Sabastián!- lloró- Realmente creí que….La rubia no pudo continuar con su frase, porque apenas la puerta se abrió se encontró con un hombre que no era su marido.-¿Qué haces aquí?- gritó asustada y chocándose con la un mueble cuando intentó alejarse lo más que pudo de ese hombre siniestro. -¡No puedes estar aquí! ¡Vete maldito enfermo! - gritó en un mar de lágrimas, mirando hacia todos lados
-¡Nunca quise ser un Aller! ¡Maldito!- gritó rompiendo la carta en miles de pedazos y tirándola en el barro, donde se hundió rápidamente.El frío de las gotas de lluvia hicieron temblar todo su cuerpo, aunque no estaba seguro si era por eso o por el shock que sentía en ese momento al saber que todos lo habían engañado todo este tiempo.Su madre estaba viva en algún lado y su padre se había ido a la tumba con todos los secretos sin haberse preocupado nunca por decirle la verdad. “Si no hubiese sido porque hoy vine aquí, me hubiese muerto sin saber que su madre está en algún lado”Exclamó a sus adentros llenándose de furia.“Tantos años llorando a una tumba vacía” Pensó sintiendo náuseas.Salió a duras penas del agujero inundado, estaba completamente hecho un desastre, mojado de pies a cabeza y cubierto de barro. Se sentía tan miserable, su imagen externa representaba cómo se sentía por dentro.Miró la placa de su madre, sintiendo que sus lágrimas limpiaban su rostro embarrado.-¿Cómo
Una semana había pasado desde la fuga de Sebastián.Alan había sido astuto, les había pedido a sus sicarios que escondieran el cuerpo de su hermano en un lugar donde nadie jamás pudiera encontrarlo.Una vez que los hombres le habían confirmado que su trabajo estaba terminado, hizo lo que cualquier hermano haría.Hablar públicamente de la desaparición de su hermano mayor, con una expresión de angustia y de dolor, que nadie dudó ni por un segundo de que no fuera real.Las noticias de la desaparición del Heredero de Industrias Aller S.A. tomó relevancia rápidamente.Sebastián nunca había sido un hombre al que le gustase mostrar su rostro en público, pero rápidamente la gente se interesó por el caso, y nadie hablaba de otra cosa más que del empresario joven desaparecido de la noche a la mañana.Nadie entendía porque, no parecía haber una explicación razonable. El hombre no parecía tener enemigos, ya que era de perfil bajo.La policía supo desde el primer momento que tenían un caso complic
Un mes pasó para ser exactos.Sebastián pudo recuperarse de la herida de bala de su pierna, que ahora solo era un círculo rosado que le recordaba lo miserable de su vida actual.Su barba ahora había crecido, como una máscara que ocultaba su identidad, los anteojos de sol tapaban su rostro de día y de noche y su gorra siempre lo acompañaba.En su cuarto de hotel de 1 estrella entrenaba varias horas al día, el deseo de matar a su hermano le daba las energías suficientes para no rendirse.Miró el almanaque de plástico que había comprado, ya que no usaba teléfono ni ningún dispositivo y supo que había llegado el día para llamar a Erik.Cruzó la calle hacia la cabina del teléfono público y marcó el número de su único amigo.-Erik…-Hola amigo- dice el joven, ahora más tranquilo.-¿Has hecho lo que te pedí?-Si Sebas-¿Y? ¿Qué encontraste?-Si está viva, ha cambiado su identidad, porque ha desaparecido del mapa, no he encontrado ninguna información de ella, lo siento.Sebastián apoyó su ros
-¡Ahhh!- gritó Helena, cerrando los ojos con fuerza cuando sintió la contracción.-¡Respira profundo Helena ya casi llegamos al hospital!- suplicó David, aún más nervioso que ella.La joven obedeció y respiró profundo varias veces tratando de calmarse.¡Pero es que su niña nacería en cualquier momento!-¡Acelera David acelera! ¡No quiero que nazca aquí!- sollozó como la madre primeriza que era.Helena estaba asustada, había tratado de no pensar mucho en este día, porque cada vez que lo hacía un miedo la invadía, nunca había tenido una madre que le contara todo lo necesario que debía saber del embarazo y del parto y tampoco de la crianza, así que simplemente estaba dejándose llevar por el instinto.Agradecía a David por haber hecho el papel de “Padre” lo mejor que pudo, aunque la pelirroja no pudo evitar sentir angustia al saber que estaría sola de ahora en más.“Por un momento pensé que realmente Sebastián sería el padre de mi niña” Pensó con angustia, pero el pensamiento intrusivo rá