Pasaron varias semanas en las que Helena se acostumbró a recibir la visita de Sebastián de vez en cuando en el horario del almuerzo de su empresa. Ella lo esperaba con una rica comida casera que el CEO comía con devoción. Hasta había comenzado a notar cómo las mejillas de su jefe habían tomado con más color y hasta había subido un poco de peso, como si de repente hubiese recuperado un pedazo de vida que le faltaba, como si a su corazón de hielo solo hubiese necesitado todo ese tiempo una inyección de amor y cariño.No habían vuelto a besarse y a ninguno de los dos parecía molestarle eso, aprovechaban el tiempo conversando mientras comían, hablaban de que cosas les gustaban, cuáles eran sus sueños y todo para conocerse más. Como si estuvieran preparándose para algo en el futuro.Porque sí, Sebastián disfrutaba de las dos horas semanales con Helena, pero con el pasar de los días comenzaba a no ser suficiente, necesitaba más, necesitaba estar con ella los fines de semana, necesitaba acos
3 MESES DESPUÉS-Hola…no sé bien porque estoy haciendo este video- rió nerviosa, acomodando su cabello detrás de su pequeña oreja- Quizás es porque falta poco para conocerte y me he puesto sentimental con el tiempo- acarició su vientre de 7 meses- No estoy segura de si vas a ver esto, quizás te lo muestren cuando tengas 18- murmuró sintiendo que las lágrimas salían de sus ojos celestes, limpiándose las gotas con vergüenza- Perdón, pero tu madre es muy sensible. Aún no sé qué va a pasar contigo, estoy empezando a encariñarme no voy a mentirte, no me odies, pero mamá ha tomado malas decisiones en la vida y creo que haber firmado ese contrato es una de las buenas decisiones y aunque te extrañe horrores sé que vas a tener una vida mucho mejor de la que yo te podría dar...quizás te preguntes quién es tu padre- Helena miró sus manos sin ser capaz de mirar el lente de la cámara- Créeme cuando te digo que no vale la pena conocerlo, en cambio tu padre adoptivo… él si es un buen hombre y-y… ¡S
Sebastián levantó a Helena en sus brazos como si fuera su princesa y mientras se dirigía hacia la cama no dejaba de mirarla a los ojos, como si no hubiera nada más en el mundo que ella. Sus pupilas se habían expandido al máximo, lleno de deseo por esa mujer que lo tenía a sus pies y lo miraba desde abajo con sus grandes y redondos ojos celestes que brillaban de amor. El CEO depositó a su amada lentamente en la cama, como si temiera dañarla y la observó desde el borde de la misma, cómo la pelirroja estiraba los brazos hacia él en busca de contacto. Sebastián obedeció sentándose al lado de ella y quitando los mechones rojos del bello rostro que no debía ser tapado. -¿Estás segura?- volvió a preguntar, muriéndose de ganas de hacerlo, pero solo si ella realmente lo deseaba tanto como él. -Si- sentenció con seguridad, tomando del brazo de su jefe y haciendo que se acercara más- ¿Y tú? -No sabes cuánto- exclamó lleno de deseo, volviendo a fundirse en un beso apasionado y lleno de amor.
Sebastián tomó el cobertor y con suavidad cubrió a ambos, no habían dicho nada luego de haberse entregado a la intimidad. Pero el CEO ya estaba decidido a que esa noche dormiría con Helena y que sería lo primero que vería por la mañana, no tenía en mente ninguna otra cosa. Los reproches y pedidos de explicación de Katlyn podrían esperar a mañana.-Emmm, ¿Podrías alcanzarme mi ropa?- preguntó avergonzada la pelirroja, cubriéndose hasta el cuello con la tela. La excitación y el éxtasis se habían esfumado y sus inseguridades volvieron a abrumarla.Sebastián sonrió comprensivo y le alcanzó la ropa, que la joven se colocó debajo del cobertor. El joven quiso reír divertido y exclamar en voz alta que ya la había visto como Dios la trajo al mundo que no era necesario que se cambie cubriéndose, pero comprendió que su secretaria era tímida, no como muchas otras mujeres que había conocido, y eso lo enamoraba aún más.-Es que… es la primera vez que estoy en una situación así- se excusó Helena.Se
El sol se ocultó y la luna se hizo dueña del cielo cuando Katlyn no pudo resistirlo más, marcó el número de teléfono que tenía en una tarjeta de presentación, una que su amiga, quien había soportado sus llantos constantes por la indiferencia de su marido, le había entregado, recomendándole un investigador privado, el que ella misma había usado para su propio matrimonio. La rubia había guardado la tarjeta solo “Por si acaso”, no había pensado utilizarla hace unos meses, realmente no lo creía capaz de hacerle algo así, pero el Sebastián que conocía, el obediente y que estaba cegado de amor por ella ya no existía. Algo ocultaba y aunque le doliera descubrir la verdad no podía quedarse de brazos cruzados. El hombre, quien era un experto en atrapar esposos infieles, no le costó mucho investigar los movimientos de Sebastián. Alegando que “Los hombres no suelen ser muy buenos ocultando sus secretos” y efectivamente tenía razón. -Entró a un departamento en un lindo edificio en el centro de
-Sebastián, quiero que me hagas el amor.El joven CEO jamás se había sentido tan nervioso como en ese momento. Había estado con tantas hermosas y despampanantes mujeres, pero ninguna la había visto como lo estaba haciendo Helena en ese momento.Sus ojos celestes como mares en calma, ahora habían perdido casi todo su color, sus pupilas se habían agrandado hasta dejar sus ojos casi por completo del color de la noche, era una mirada llena de deseo que hizo temblar de éxtasis al joven. Sintió el calor recorrer su cuerpo y se relamió sus labios secos que suplicaban ser devorados.No pudo esperarlo más, la pelirroja no tenía que repetirlo, había esperado ese momento por meses, hubiese sido capaz de resistir mucho tiempo sin hacerle el amor, hasta que Helena estuviera lista. Pero si su secretaria lo pedía ahora, entonces iba a tener todo de él en ese mismo momento.El CEO selló el espacio entre ellos en un beso bestial, sus dientes se chocaron, sus bocas se hicieron una y sus lenguas se acar
Katlyn parecía un animal enjaulado dentro de la mansión que compartía con su esposo prófugo, habían pasado horas desde que el detective le había dicho que Sebastián había entrado a un departamento que claramente no era uno de los que tenía a nombre suyo.Se estaba haciendo de madrugada cuando su teléfono sonó, la rubia no esperó ni un segundo para atender.-Dime que tienes novedades- sentenció casi como una amenaza, sintiendo que una gota de sudor bajaba desde su frente.Escuchó al hombre carraspear antes de decirle lo que había averiguado.-Estuve averiguando a nombre de quien estaba el departamento…- hizo una pausa que para Katlyn fue una eternidad- Helena Deluna ¿Le suena?- Katlyn no contestó, quedando completamente sin habla- ¿Hola, me escucha?-SI…- Apenas pudo decir-Por lo que pude investigué de la mujer, fue secretaria de su esposo por unos meses.“Oh sí, claro que lo sé”La rubia apretó con fuerza el aparato que tenía apoyado en su oído, lo partiría en cualquier momento si n
Sebastián arrancó rápidamente con su coche, rompiendo el límite de velocidad, y no solo porque quería llegar cuanto antes para corroborar que Katlyn estuviera bien, sino porque quería terminar con eso rápido, para volver con Helena antes de que despierte. No había tenido tiempo de dejarle una nota, ni siquiera se le había pasado por la cabeza, pero ya tendría tiempo para explicarle.Entró de un portazo a la mansión, esperando encontrar en el suelo del hall la peor escena, Katlyn desmayada o peor aún, muerta. Pero no la vio por ningún lado.-¿Amor?- preguntó y su voz hizo eco en la gran mansión, no parecía haber rastro de ella.Miró alrededor, todo parecía estar en su lugar, no había señales de que hubiesen forzado la entrada ni robado ninguno de los objetos valiosos que tenían de decoración.-¿Katlyn? ¿Estás bien?- preguntó comenzando a preocuparse de enserio.“¿Y si la habían secuestrado?” No podía descartar eso, él era un hombre importante, que podía ser amado por muchos, pero tambi