-Helena- habló Sebastián viniendo de los baños y parándose delante del escritorio de la mujer. -¿Sí señor? -Ven conmigo a mi oficina “¿Y ahora que hice?” Se preguntó la joven mientras lo seguía por detrás. -¿Qué necesita señor? El CEO se apoyó contra su escritorio y se apretó el ceño con las manos respirando profundo, tratando de juntar fuerzas para hablar desde la sinceridad. -Primero, por favor no me llames más “señor”, “señor Aller” y esas cosas, puedes llamarme Sebastián- le indicó de la manera más suave en la que él podía decir las cosas Helena quedó sorprendida por ello, como si su jefe quisiera acortar las distancias entre ambos ahora que había visto que su hermano menor rondaba alrededor de la pelirroja. -Está bien…. Sebastián…- sonó raro decirlo, no creía poder acostumbrarme a ello. El CEO sonrió de lado satisfecho y Helena pensó que se veía gracioso sonriendo, como si estuviera haciendo todo el esfuerzo del mundo para parecer más humano. -Escucha Helena…. Debe
Helena no sabía cómo hizo para llegar a su trabajo al día siguiente, se sentía un zombie, sin vida y sin ningún propósito. Se sentó en su escritorio y comenzó a trabajar de manera automática, contestando mails y acomodando el papeleo, ignorando las miradas de la gente y las de su jefe, que sabía que la vigilaba a través del panel de vidrio de su oficina, realmente no le importaba. Tomó una carpeta que el CEO le había pedido que revisara e intentó quitar los ganchitos que unían las hojas, no salían y la colorada comenzó a temblar y a ponerse roja. -Maldita sea- Murmuró con frustración, intentó sacar el metal con sus uñas, porque no le importaba romperlas, nunca había tenido lindas uñas después de todo, pero no salían- ¡No puede ser!- protestó con los ojos llorosos- ¡Porque nada me sale bien!- Gritó y de un tirón quitó los ganchos, cortándose un dedo en el camino.Miró la herida abierta, por la cual salió el líquido espeso y carmesí, y se sintió más aliviada, como si por esa pequeña
Alan acarició la pantalla de su celular, en él había una publicación de Instagram de “Katlyn Aller”, porque sí, la rubia se había cambiado su nombre de usuario, agregando el apellido de su prometido. “Ansiosa de que ya sea sábado y poder convertirme en la señora de Sebastián Aller, ¡TE AMO MI AMOR!” En la foto estaba la que para el menor de los herederos era la mujer más hermosa del planeta, sonriendo a la cámara, con su amplia sonrisa de dientes como perlas y sus labios carnosos pintados con un labial rosa brillante, la codiciada mujer estaba abrazando por el cuello a quien era su prometido, Sebastián Aller, quien sonreía a la pantalla. Cualquiera que lo conociera bien sabría que su mirada no era de felicidad como decía su expresión, aun así, Alan sabía que se estaba riendo de él en esa imagen. Le puso MG a la publicación, de forma irónica claro, y arrojó el teléfono a la cama, se sentó en la misma y tironeó de sus cabellos con ira. -Maldito infeliz- Murmuró y miró hacia el cajón
-¿Qué? -Piénsalo por un momento Hele, tengo un buen trabajo con un buen sueldo, puedo mantener a los tres sin problema, Luquitas podría tener un tratamiento mucho mejor en el exterior, ya no tendrías que preocuparte por trabajar nunca más. David enumeraba los supuestos beneficios que representaban salir con él, pero Helena apenas podía mantener la calma y procesar lo que acababa de decir quien creía que era su amigo hace tan solo unos minutos. -Espera un momento por favor, me estas abrumando- suplicó Helena alejando sus manos de las de David porque ahora el tacto era incómodo. Sostuvo su cabeza que daba vueltas y David posó su mano en la espalda de la pelirroja, inclinándose hacia ella, hablándole muy de cerca en el oído. -Se acabaría el maltrato laboral para ti Hele, no tendrías que ver más al idiota de tu jefe ni a nadie de la oficina, estarás en mi casa tranquila, viendo a los niños crecer- la endulzó. -Eso no es lo que yo… Helena jamás se había visto a sí misma como una simp
-No David, vete por favor…-¡Deberías estar agradecida de lo que te estoy ofreciendo! ¡Darme las gracias! Realmente no lo entiendo… todos tus problemas se solucionarían…-No…- Exclamó Helena en un hilo de voz, ya no veía frente a ella a su amigo de toda la vida. El rostro de David se había distorsionado, borroneado y convertido en una silueta oscura que se cernía peligrosamente sobre ella. Flashes de la noche de la despedida de soltera vinieron a su mente perturbada, afectando la realidad, volvió a sentir esas manos callosas y frías que la tomaban con fuerza sus muñecas, el aliento caliente y cruel contra su cuello y el peso muerto aplastándola contra el colchón, que en este caso lo estaba sintiendo contra la pared, como si la aprisionara ahí nuevamente contra su voluntad.-¡No por favor!- suplicó con fuerza, porque esta vez sí podía gritar, no como aquella noche, que su voz se había ido de su cuerpo, dejándola en manos de esa bestia. David notó el cambio brusco en su amiga, que aho
Los últimos días de la semana pasaron normal para Helena. Luego del colapso que tuvo en su casa se prometió a sí misma ignorar el exterior que la rodeaba y preocuparse solamente por recuperar su economía y que su hermanito saliera pronto del hospital, no tenía que olvidar que el trabajo en INDUSTRIAS ALLER S.A. era de buena paga y necesitaba conservarlo a toda costa, tenía bien en claro que jamás conseguiría uno igual con su escasa experiencia y nulos estudios universitarios. “Que tu jefe haya tenido que ir a tu casa para informarte de los pendientes es la primera y última vez que dejas que suceda” Se reprendió a sí misma, recordando de la vez que su jefe le informó que solo le quedaba una oportunidad para que no la eche a la calle. En su tiempo de almuerzo, en vez de ir al comedor como todos los demás empleados, se quedó en su escritorio enviando curriculums a cualquier puesto que aparecía vacante que sea de medio tiempo o turno nocturno, porque hasta sacrificaría su sueño si fuer
-Ponte este uniforme- exclamó quién iba a ser su jefe por esa noche, arrojándole una pollera gris de tubo ajustada y una camisa blanca con corbatín del mismo color que la falsa y con la insignia de la empresa de cáterin. -Se los voy a decir una sola vez y espero no tener que repetirlo ¿Está claro? Hoy vamos a atender a una pareja importante, no quiero errores de ningún tipo, atienden todas sus necesidades con una amplia sonrisa, aunque los traten pésimo, no se olviden que ellos nos pagan y si hay alguna queja no voy a dudar en echarlos.“Sí señor” Respondieron todos al unísono excepto Helena, que apretó con fuerza el uniforme haciendo que sus nudillos se pusieran aún más blancos, estaba cansada de los ricos y sus malos tratos.“Solo es por esta noche Helena, luego buscas otra cosa” Se puso el uniforme en el vestuario y miró su reflejo por primera vez en mucho tiempo. La pollera le quedaba tan ajustada que se marcaban sus pequeños glúteos como si estuviera desnuda, pero no quería ped
La pelirroja aprovechó el momento en el que bajaron una pantalla y comenzaron a proyectar imágenes de la pareja, para huir. La mayoría de las fotografías eran de ellos por separado, ya que no tenían muchos momentos juntos, excepto selfies que había hecho la rubia desde su celular y en las que Sebastián no parecía muy contento, había algunas solas del novio sacadas de sus redes sociales o de sesiones de fotos para alguna noticia de internet, y muchas, pero muchas fotos de Katlyn durante toda su vida, con sus padres, sus amigas y de fiesta y algunas de ella modelando solo para mostrar lo hermosa que era a todos sus invitados. Helena no pudo evitar sentirse extrañada de que no hubiera ninguna de Sebastián en su juventud y niñez, pero rápidamente alejó ese pensamiento intrusivo y salió al balcón que la recibió con una brisa fría de la noche que la hizo sentir viva otra vez. Se agarró de la baranda y miró hacia abajo mientras suspiraba afligida, sabía que en cualquier momento su jefe not