3. Lilbertad

- ¿Alo?¿Cómo estás? Soy Varys, tome tu numero de tu curriculum; disculpa que te llame, pero tenemos unas pruebas y requerimos tu ayuda, Disculpa que sea a estas horas pero los clientes y trabajadores esperan nuestra aprobación y autorizaciónes.

- Si claro, dime donde debo ir y allí estaré.

-yo iré por ti. ¿Hay algún problema?

Dude.

- No, no lo hay.

-Perfecto, en 20 minutos pasaré por tí a tú casa, tengo la dirección también.

- Perfecto. ¡Nos vemos!

La misma camioneta de la vez anterior se detuvo frente a mi casa. me despedí de mi familia y subí; dentro estaba Varys y dos trabajadores más, muy seguramente también recogió en el camino; por un momento me sentí aliviada, me asustaba que solo a mi me ofrecieran el servicio puerta a puerta, no quería empezar con ese tipo de favores que no iban bien.

Esa tarde estuvimos hasta tarde revisando documentos, haciendo cálculos y modificaciones que se requerían, nos dieron las doce de la noche. y aunque fue maravillosa pude realizar mi trabajo sin problema alguno, y conocer a todo el grupo, los cuales fueron muy amables, al final todo el trabajo fluyó tan bien, que antes del amanecer ya se había ejecutado lo solicitado.

- Varys se llevará a los que trajo pero deben esperarlo, ya viene en camino.

Varys, aunque estuvo con nosotros gran parte de la tarde y noche, luego de un rato se retiró para dar instrucciones a unos trabajadores.

- Gracias Cidyl, yo voy por mi cuenta, quisiera descansar.

- Entiendo, yo le diré. ¡Nos vemos!. - Mi nueva compañera de área se despidió de mi con un gran abrazo. - Gracias por tu apoyo, fue necesario y muy oportuno.

- ¡Gracias a todos!. - Me despedí.

Salí de las oficinas y solicite un taxi, llegando estando en el lobby, suena mi movil, miro el numero y me parece conocido.

- ¿Hola?

- ¿Aún no guardas mi numero?

Una voz conocida desde el otro lado hizo que se me quitara un poco el cansancio y las ganas de dormir.

- Hola, Jefe. No, disculpe. - Respondí un poco apenada.

- Me dijeron que te vas, por tu cuenta, ¿prefieres irte en taxi, que en la comodidad de mi camioneta?

- Creí que se demoraba más, así que... - Su voz cortó mis palabras.

- Dos cosas: 1, Soy Varys y 2 ya estoy llegando, esperame, por favor.

Estaba tan cansada que simplemente acepté, me senté a esperarlo, y en dos minutos la conocida camioneta ya estaba frente a mi. Subí, di las gracias y me tiré de tal forma y con tal cansancio que quería simplemente cerrar los ojos y despertar en mi cama.

- ¿y Qué tal tu primer día?

- Genial.

- Fuiste de gran ayuda, sin duda eres muy buena en lo que haces, Cydil esta feliz de tenerte de compañera. - Mencionó Varys

- Sí, ella es muy agradable, todos lo son. - Respondí.

- ¿Cansada?

- Un poco.

- ¿Guardaste mi numero?

- No. luego lo hago. - respondí.

Vi lo que era una sonrisa disimulada en sus labios, lo mire de perfil, cada vez que lo miraba lo notaba más guapo, más varonil, más elegante, me pregunté dentro de mi que edad tendria, se veía tan joven, pero a la vez muy maduro y adulto, parecia como si la madurez le hubiese llegado de golpe, pero su porte lo hacia ver muy joven, cada vez que lo miraba detalladamente me parecia mas interesante, mas misterioso...

- Ya llegamos, bella durmiente.

Abro mis ojos y veo mi casa de frente.

- ¡Mierda! Me dormí... Gracias, Jefe. Nos vemos mañana. ¡Gracias!

Varys miraba mi reacción con tal gracias que su sonrisa se iba siendo cada vez más notoria en su rostro; asintió con la cabeza y con su mano se despidió.

Los días transcurrían en el trabajo bastante bien, con una normalidad que asustaba, hablaba con Varys cada vez que pasaba por alguno de los lugares donde yo estaba, siempre se acercaba con su cabello negro brillante, sus encantadores ojos negros y su gran sonrisa a preguntar como estaba todo, me parecia comodo hablar con el, era facil, no dudaba en responder sus miles de preguntas. era muy extraño dado que yo era de muy pocas palabras, pero con el todo era muy fácil.

- ¿Estás segura de hacer este cambio?

-Si, me emociona la idea de estar en otro lugar, por mi cuenta, sola, será divertido para mi. - Le respondí a Cydil.

Cydil aunque era una mujer de mi edad, en ocasiones se comportaba como una mamá para mi en ciertas cosas y claro, a su corta edad era madre de dos niños; nos convertimos en amigas y pudimos saber más cosas la una de la otra.

- Ten en cuenta que no hay fecha de regreso, seria casi que temporal, aunque se te pagara todo lo correspondiente a viaje y alojamiento.

- ¡Perfecto!

- Otra cosa, estarás inicialmente con personal de esta sede, Varys estará con ustedes mientras ese proceso se da, de hecho debo informarle quiénes se irán, el proyecto es de él propiamente y tenía tanto tiempo dándole vueltas y al fin lo puso en marcha, algo pasó que quiere empezar ya mismo.

-Enterada. - Respondí con emoción.

-Solo espero que todo salga bien, cuídate - Menciona Cydil dandome un abrazo fraternal.

Estaba tan emocionada con el viaje que apenas pude contarle a mis padres a que lugar me iba y la nueva oportunidad que se me presentaba. Ellos emocionados me desearon lo mejor.

Varys pasaría por mí y nos iríamos en su camioneta para aquella ciudad. Estaba nerviosa, no sabía que me iba a deparar el destino; si lo hubiese sabido en aquel entonces, me lo hubiera pensado mejor.

- ¿Cómo fue la cosa con tus padres?- Preguntó Varys.

- Ehh bien, tranquilo. - Respondí.

- Pensé en que ibas a dejar esta tarea a Cydil.

- Quiero vivir la experiencia. La libertad, la independencia, eso quiero. - Respondí emocionada.

- Eso me alegra mucho, mucho.

- ¿Por qué? - Lo mire con cierta incredulidad.

- No te preocupes, no es nada. - Sonrie.

Llegamos al lugar donde nos quedariamos para dar inicio a todo el nuevo proyecto, Varys me indico que los trabajadores se quedarian esa noche alli, el se iría de vuelta a la ciudad y yo me quedaria en un hotel.

Como siempre mi conductor elegido me llevo hasta el hotel donde me quedaria, cuando estabamos en camino, encendió su reproductor de música y nos quedamos en silencio escuchando las melodías un poco lastimeras y románticas que salían por las bocinas del coche.

- Muy buenas canciones, me gustan.- Le dije.

- Son muy buenas, si gustas te las paso.

-Eso sería genial, gracias.

Nos volvimos a quedar en silencio escuchando una canción que hablaba de un amor no correspondido de dos amantes que se tuvieron que apartar por cosas del destino pero que seguian amándose en la distancia. una musica suave y sutil que mostraba el dolor de quien la cantaba. Interrumpo la hermosa música con mis palabras.

- Sería genial que se encontraran y volvieran a ser felices...- Varys me mira con un poco de emoción disimulada.

- ¿Crees que sería lo mismo después de estar separados tanto tiempo?

- Creo que sí, si se amaban verdaderamente de forma genuina, sí, esos sentimientos son fuertes y por más que pase el tiempo siempre quedan en el alma, nunca mueren. - Exprese, mirando fijamente por la ventana hacia las calles empapadas por la lluvia que caía haciendo que la noche y la música fueran la escena perfecta, para que esos amantes se encontrarán cruzando alguna de esas calles.

- No sabia que eras tan romántica.

- Me giré y noto en su rostro que sus palabras fueron serias.

- En ocasiones... - Y yo no sabía que escucharas este tipo de música - Respondí.

Sonríe...

Llegamos al hotel, me registre en nombre de la empresa, me entregan mis llaves de habitacion, Varys me entrega la maleta con una hermosa sonrisa en sus rostro.

- Disfruta tu libertad.

Sonreí

Gracias. - respondí

- Mañana paso por ti a las 8 am, así que trata de no liberarte hasta muy tarde.

- Copiado Jefe.

Me giré y me fui a mi habitación; después de ducharme y alistarme a dormir me quedé un rato en la cama pensando en lo que había pasado en el coche con Varys. Definitivamente Varis, era un romántico, su música me hacía pensar eso, a mi parecer se notaba una persona muy abierta, y amigable, parecia un poco reservado; llegué a pensar que debió ser un poco poeta en su adolescencia o un rebelde de esos que andan en grupos de rock.

Se que no me debia importar tanto Varys, pero hacia algo en mi cada vez que lo veía, sabía que era mi jefe, y heredero de una gran industria, seguramente las mujeres le llovian a montones; yo no debía estar pensando en él, no creía que el podria llegarme a ver de forma distinta a la de su empleada que era a fin de cuentas lo que era. Así que simplemente si no le daba importancia, todo iba a pasar, sentir un gusto por alguien no es más que eso, un gusto, no es cariño, no es amor...

Esa mañana llego un Varys un poco maltrecho, parecía haber pasado una muy mala y larga noche. Me vio y de su rostro salió una sonrisa un poco cansada.

- Hola bella durmiente, qué tal tu primer día de independencia.

- Muy tranquilo.

- Bueno, hoy iniciamos, espero que todo salga bien.

- Eres un buen líder, todo saldrá bien. - dije con una pequeña sonrisa en mi rostro.

Se giró a ver mi rostro, pensando en encontrar cualquier ápice de sarcasmo, pero no, mis palabras eran sinceras.

- Agradezco tus palabras, las necesitaba. - respondio.

Sonreí, Varys esbozó media sonrisa, parecía que sus pensamientos estaban en otro lado.

En esas semanas que siguieron tuvimos mucho trabajo, pudimos organizar un gran equipo de trabajo con el que iniciamos labores, Varis delego en uno de ellos su apoyo y pudo delegar ciertas cosas cuando el no estaba en la ciudad; asi que practicamente este joven de nombre Jorge y yo estabamos al frente la mayoria del tiempo. en poco tiempo lo conoci y nos hicimos muy buenos amigos, se volvio mi amigo y guia turistica por ratos. Era una gran persona, con un corazon noble y un sentido del humor que se esfumaba cuando trabajaba y regresaba una vez terminaba el horario laboral.

Jorge y yo nos disponiamos al almorzar por fuera de la oficina, cuando salimos, vemos a la conocida camioneta detenerse justo frente a nosotros.

- ¿Los acompaño? dijo Varys desde dentro de la camioneta haciéndonos gestos para que subieramos dentro.

Verlo me aceleraba el corazón, era una sensación de felicidad pero de angustia a la vez, y aunque me gustaba lo que sentía, no tenía intenciones de que él lo supiera, asi que cualquier emocion era fulminada antes que apareciera; Varys, era una persona que aparecía para luego volver a desaparecer, no se me hacia extraño, seguramente en la sede principal lo requieren para muchas otras cosas, pero siempre volvía y eso me hacia muy feliz, aunque ultimamente sentia que poco a poco dejamos de hablar, por las distintas ocupaciones, y aunque trataba de restarle importancia, en ocasiones, extrañaba sus conversaciones, lo extrañaba.

En el restaurante estuvo hablando con Jorge la mayoría del tiempo poniéndose al día de todos los pormenores del proyecto, muy pocas veces se dirigió a mí durante el almuerzo.

- Esta mujer me ha ayudado bastante durante tu ausencia, gracias a ella se pudo lograr el acuerdo con la junta. - Menciona Jorge mientras me miraba con una sonrisa en su rostro.

- Que bueno, me alegra, sabe por qué esta aqui. - Responde Varys, mirando a Jorge fijamente.

Por un momento me sentí incómoda, no sabía muy bien el porqué, pero solo pude articular palabras para levantarme de la mesa e indicar que me dirigia al baño. Sentía que Varys me estaba ignorando, no entendía, en ocasiones era dulce y todo un caballero y en otras me ignoraba, eso me molestaba, no entendia porque lograba herirme y no queria eso, pero me mantenia en mi posición, nada debía cambiar y muchos menos afectarme con actitudes y sensaciones que no terminaba de entender.

Cuando regrese ya los dos caballeros estaban esperando en la puerta para dirigirnos a nuevamente a la oficina.

- ¿Estás bien?

- Si claro, ¿por qué no estarlo?

- No lo se, te sentí un poco incómoda. - Respondió Jorge.

- No, para nada, vamos a trabajar, hay que organizar al personal nuevamente.

La tarde siguió su curso normal, Varys llegó por un grupo de trabajadores, entre ese grupo estaba yo, pero preferí irme con Jorge en su coche, a fin de cuentas, no quería volver a enredar mi cabeza con mis pensamientos sobre Varys, estaba claro que yo era simplemente su empleada y el mi jefe y era lo único que me debía importar sobre el.

- ¿Quieres ir a tomar algo? tengo tiempo hoy- Menciona Jorge, haciéndome salir de mi nube de pensamientos sin sentido.

Después de un rato en silencio respondí.

- Creo que este fin de semana iré a casa, hace mucho tiempo que no visito a mis padres. -respondí.

- La libertad debe ir con algo de dirección, no lo olvides.

- ¡Exacto! debo ir. y gracias por la invitación, pero deseo ir con Morfeo urgentemente.

Reímos.

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