5. La idea de Varys

El fin de semana en casa paso muy lento, pase tiempo con mi familia, visite a mis amigos y pude pensar mucho en aquel suceso con Varys, por más que hiciera, no podía sacarlo de mi cabeza, en todo momento estuve pensando en él y en sus besos, su cuerpo, su olor. todo de él se había apoderado de mí… La idea de él, de como era, ya estaba impregnada en mi.

Recuerdo que al despedirse esa noche, ya había abordado el autobús que me conduciría a casa, recibí su primer mensaje: "Piensa en mí, yo, sin duda lo haré. me gustas mucho". Me llené de mucha emocion y alegria; no daba crédito a que el hombre que me gustaba, sintiera algo por mi, era algo tan maravilloso que lo atesoraba tan cuidadosamente que pensé en ese momento, que esa noche con Varys en aquella calle oscura de luces amarillas había sido sin dudas la declaración de cariño que atesoraria para toda la vida.

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- ¿Me vas a contar o te vas a quedar mirando lejos todo el día?

Sonreí.

- Clara, No tengo idea por donde empezar.- Respondí

Clara, mi amiga de toda la vida, aunque nos conocimos en la época de adolescencia, fuimos inseparables desde el principio, ella era mi amiga, confidente, hermana y aveces, hasta mi hermano; me cuidaba con tal determinación que me sentía tan segura con ella, éramos cómplices y de gustos muy parecidos, solo había una cosa en la que no teníamos el mismo gusto; Los hombres. Ella y yo teniamos gustos totalmente diferentes. Ella le gustaban las relaciones fáciles y de poca duración, era más amiga que novia, y yo... pues me gustaban las relaciones serias, sanas y duraderas. Clara era la típica niña consentida de sus padres, grandes empresarios, por lo que siempre fue criada entre nanas y servidumbres, sus padres compensaban su ausencia con grandes regalos y complaciendo sus caprichos, mi amiga que había heredado unos hermosos ojos azules de su abuela materna y su cabello dorado como el sol por su madre, era una belleza ambulante, siempre utilizó sus atributos para conseguir sus amores y ciertas cosas. Nunca la juzgue, como amiga, era la mejor. De eso no había duda.

- Entonces puedes presentarlo y le pregunto cuáles son sus intenciones. - Mencionó Clara con una voz seria.

- ¡No! Ni siquiera sé si somos novios, calma.

- Sabes que calma no tengo, y tu das muchas vueltas, es mejor ser directo y preguntarle que quiere.

- Eso se verá más adelante, acabamos de darnos el primer beso hace unos días, no le voy a pedir matrimonio ya. - Sonreí.

Clara suspira.

- Amiga, sabes que no quiero que te pase otra vez. es mejor ir con precaución, poco a poco, pero siempre siendo claros desde el principio… ya saliste de una batalla con muchas heridas.

- Lo sé.- respondí con un poco de nostalgia en mi voz.

- Solo espero que esta vez, todo sea bueno.- responde Clara mientras me da un abrazo fraternal.

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Los mensajes de Varys continuaron el resto del fin de semana, siempre me sacaban una sonrisa, una luz, alegría en el corazón, hubo uno en particular que llamó mi atención, el cual recibí cuando estaba llegando a mi destino de trabajo.

" Estoy donde me dejaste, nos vemos."

y sin más, allí estaba nuevamente Varys y todo lo que él era para mi materializado, con unos jeans de moda un poco gastados, tenis juveniles, una camiseta blanca y sobre ella un abrigo de lana abierto, su cabellera larga tapada con un gorro de lana; lo hacían ver tan varonil, joven, fresco. No podía dejar de mirarlo, era sencillamente otro Varys al que mis ojos burlaron la primera vez, su sonrisa y sus ojos brillantes y encantadores, me atraparon inmediatamente; ya no era yo… Era yo a través de él.

- ¿y bien?

- ¿Qué?- Respondí.

- ¿Estuve en alguno de tus pensamientos?

silencio.

- En todos…

Sonreímos. nos abrazamos con la misma intensidad de la primera vez, era tan cálido, tan agradable. nos besamos con pasión, con agonía, con deseo.

Llegamos a un restaurante y comimos algo antes de seguir con nuestro destino, teníamos trabajo hasta la tarde así que aprovechamos la mañana para hablar un poco de cada uno, para conocernos más, entendernos. reímos, hubo mucho silencio también, pero fue una mañana grata, sencilla y romántica.

- Sabía que esto no era tu primera opción, ¡lo sabía!

- Ahora eres adivina. - Menciona Varis sonriendo mientras conduce su gran camioneta por la avenida.

- No, pero mi intuición no me falla, aunque pensé que eras más escritor que cantante.

Varis sonríe.

- ¿Te parece?

- Bueno. artistas al fin y al cabo.

- ¿Y qué pasó con la banda?

- Crecimos, nos volvimos adultos, llegaron los compromisos, las responsabilidades y bueno…mi padre y su reputación. -responde con tono de tristeza y melancolía.

- Que pena, pero creo que están a tiempo, hechale ganas jefe, quisiera verte como un boy band, no como mi jefe. - Dije con un poco de burla.

sonreímos.

A lo lejos podíamos ver que estábamos llegando a nuestro destino. Varis en un último intento de intimidad detiene el coche a un lado de la calle, se retira el cinturón para poder llegar hasta mí y me besó con tanta fuerza y pasión que empiezo a sentir mi cuerpo caliente y desesperado.

- que… ¿qué haces? - digo con la respiración cortada.

- No se cuando te voy a besar otra vez y necesito, en verdad necesito besarte, porque sino, lo haré delante de todos y sabes que eso no puede suceder.- responde Varis con cada bocanada de aire que toma para seguir besándome.

- Tienes razón, debemos ser discretos.- respondí.

Nos besamos con tanta pasión que la ropa ya estaba estorbando y aunque no quería parar, Dios sabe que no quería, me detuve, Varis entendió con desespero, respiramos, nos acomodamos y continuamos hasta llegar a nuestro destino.

- ¿Podemos cenar cuando termine la jornada? - preguntó Varis.

- Primero llegaré al hotel, debo cambiarme de ropa.

- Te esperaré entonces para llevarte a tu hotel

- ¿qué parte de ser discretos debo explicarte?. Si vamos a hacer esto debemos estar cada quien en lo suyo, no levantar sospechas.

- Dios, tengo tantas ganas de besarte. - Dice Varis con voz desesperada.

Mis mejillas se pusieron rojas.

- No voy a poder contigo Varis.

- Sonrojandote así… creo que ya fracasamos.

sonreímos.

Llegamos a la oficina, dentro estaba Jorge y el resto del equipo de trabajo, tuvimos nuestra primera reunión y cada uno nos fuimos poniendo al corriente de cada detalle, esa tarde pudimos trabajar en cada una de nuestras actividades, nosotros con cierto grado de tensión, el resto de las personas de la oficina no lo notaron pero Varis y yo en cada cruce que teníamos en los pasillos, éramos fuego, soltabamos chispas.

La semana pasó como un suspiro, hubo muchos momentos tensionantes entre cenas, reuniones y proyectos, era difícil disimular el deseo y las ganas que sentíamos de estar juntos, trataba de estar lo más lejos posible de Varis para no pensar en él, no sentirlo, no desearlo. Varis, por otro lado, iba y venía, aunque ya no se ausentaba tanto, siempre volvía a la ciudad un poco cansado y descuidado, parecía costarle ir y regresar. en los espacios que nos permitía el tiempo, nos veíamos, aprovechamos el tiempo para hablar por horas, bailar, reir, besarnos, querernos.

- Esto es para ti. por nuestro primer mes.

Lo miré asombrada, traía consigo un ramo de rosas blancas, eran doce rosas y en el centro de las doce, sobresalía una rosa roja, más grande que el resto, hermosa y delicada. sabía que Varis tenía sus dotes románticos, mucho más que yo, a él le salía natural a mi me costaban un poco.

- Un mes… rosas… no voy a poder superar esto.

- y además… - Con su otra mano muestra una botella de vino.

- y vino… - sonreí.

- ¿Qué dices ahora?

- Fuera de concurso jefe.

sonreímos.

en mi habitación de hotel, destapamos la botella de vino, colocamos música y bailamos al ritmo del compás… mientras bailábamos nos sentíamos, nos tocábamos, nos besabamos, no podíamos aguantar más las ganas. Yo lo deseaba y él a mí; por qué esperar… De repente un beso atrevido hizo que me saltara y me sostuviera, el entendio y llevándome de espalda a la pared iniciamos el ritual de los amantes, despojándonos de nuestras ropas, con furia pero con pasión, le quite su camisa, el me imito y retiro mi blusa, para proceder a quitarme mi brasier, desnudos de la cintura hacia arriba nos miramos, nos tocamos y continuamos nuestro recorrido, podía sentir su hombría mostrarse sobre su ropa, lo deseaba, quería sentirlo; así que desabroche su pantalón y separandonos un poco, pude ver su miembro, pude verlo completo, desnudo, sensual, sexi y varonil; yo me limite a quitarme el resto de mi ropa y sin más, seguimos hasta la habitación para continuar nuestra misión, su lengua recorrió mi cuerpo de arriba hacia abajo y en todas la direcciones, mis manos tocaban, sentían, jugaban.

mis muslos se abrían para darle paso a sus caderas y sentirnos de una vez por todas, rindiéndose a nuestros placeres, a nuestro cariño, a nuestro deseo… fue la noche más romántica y sensual que jamás había tenido. Varis me enseñó a ser y sentirme mujer, toda la noche, fue nuestra noche.

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