Besos apasionados y caricias desesperadas, se unían a la pasional faena de aquella pareja que se amaba con el cuerpo y con el alma. Respiraciones entrecortadas, gemidos intensos, levantaban el calor de aquella habitación. Un último suspiro, una anhelada caricia, y los ojos zafiros que se perdían en los verdes al tiempo en que alcanzaba el clímax liberando su semilla en su pequeño vientre. Elianna nuevamente tocó el cielo, y como un par de adolescentes, no habían logrado dejar de tocarse sin sentir que el calor subía y les quemara la piel en aquella ansiedad por sentirse dueño del otro sobre aquella cama y sin nada más perderse en el otro. Acariciando el rostro de Caleb, Elianna repasaba con sus yemas, esa herida que su valiente hombre había recibido por defenderla. ¿Hasta donde era capaz de llegar Caleb Auritz por ella? Su rostro varonil era hermoso, sus labios carnosos eran tentadores. Amaba a ese hombre con cada fibra de su ser, amaba cada gesto, cada expresión. Amaba cada detall
Elara despertaba esa mañana con la vibración de su celular. Mirando a su costado, pudo ver a Cedric durmiendo allí. Sonriendo, le levanto para apagar su teléfono; no quería que nada ni nadie la interrumpiera en la caliente luna de miel que tanto estaba disfrutando. Entrando en la ducha, sintió el agua tibia recorriendo todo su cuerpo. Ella se sabía hermosa, y con aquella belleza que poseía, había hecho caer al gran amor de su hermana en sus redes. Elianna estaba casada con Caleb Auritz, el primer hombre al que ella deseo, y que jamás la había correspondido…no iba a perdonarla tampoco por ello. Cedric se había comportado como un verdadero príncipe azul; la había tratado como la reina que era, y habían hecho el amor tantas veces que seguramente ella ya había quedado embarazada de su hijo. Mirándose en el reflejo de la finos azulejos negros de la elegante ducha, frunció el entrecejo al imaginar que su espléndida figura de diosa, iba a deformarse por cargar a un mocoso en el vientre. En
—Hablemos de negocios — Caleb ofrecía una copa de vino a Héctor Gonzáles, quien agradecido la recibía. Aquel era un restaurante de súper lujo; el lugar perfecto para cerrar un trato. —Me he dado el tiempo de leer completamente su propuesta, señor Auritz, y me parece magnífica, pero hay algo que me preocupa…aquí dice que usted, no ha cerrado contratos con la diseñadora Afrodita, y me preguntaba porque razón es que usted asegura que ella aceptara su propuesta — cuestionó Héctor con alta expectativa. Caleb sonrió. —En ocasiones, señor Gonzáles, se toman riesgos en estos asuntos de los negocios, y eso debe saberlo de primera mano. Puedo darle mi palabra de que ella aceptará, por supuesto, puede o no decidir arriesgarse a firmar en este momento conmigo, pero puedo asegurarle que no sufrirá perdida alguna, por el contrario, si firma, su negocio estará completamente a salvó — respondió.Héctor meneó un poco el vino de aquella elegante copa de cristal. —El éxito de una empresa es com
El agradable calor de México y sus hermosos paraísos se iba quedando atrás. Las blancas nubes parecían formar una cama de algodón bajo el avión y las apreciaba desde la ventanilla. Sin dejar de mirarlas, Elianna se imaginaba castillos de hadas sobre ellas, como si el cielo si fuese algún paraíso, pero sabía que aquello no era verdad. Mirando a su costado, vio a Caleb dormir con los brazos cruzados; habían pasado grandiosos momentos en su luna de miel y estaba evidentemente agotado. Sonriendo, se recargó en el asiento y cerró los ojos por un instante, queriendo abrazar todos esos hermosos recuerdos que llevaba consigo de aquel viaje tan maravilloso…el primero en toda su vida que hacía en tierra extranjera. Sabía que su aterrizaje, la vida retomaría su curso, y tendría que enfrentar a la duda realidad que la estaba esperando: su guerra contra Elara y Elena. —Si, creo que es ella… — Elianna notaba que algunas personas la miraban de manera extraña, pero sin darle mayor importancia, v
El aterrizaje en New York había sido sin mayores contratiempos. Elianna, colgada del brazo de su esposo, sonreía alegremente después de esas cortas y reparadoras vacaciones de ensueño. —Ya se, podríamos comprar varios rollos de sushi, a mí me encanta, es ligero y delicioso — sugería la hermosa castaña. Caleb sonrió. — Comeremos lo que tú quieras comer, conozco un buen lugar al que podríamos ir — Elianna negó. —Tengo una mejor idea, mandemos a pedirlo, se ha estrenado una nueva serie de monstruos y misterio es Netflix, y quiero verla. Mañana retomamos nuestra vida normal y está será nuestra última noche de descanso, me gustaría pasarlo solo contigo, sin nadie más alrededor que no sea Bolita — sugirió. Caleb acarició el largo cabello castaño de su hermosa mujer. —Me parece una idea grandiosa, hagámoslo — respondió. Besándolo en los labios, Elianna agradeció. Caleb notó como varias personas parecían murmurar sobre ellos. Elianna no se había dado cuenta, y el, lastimosamente, s
Gemidos incómodos, quizás, fingidos, sudores agobiantes y placeres no tan placenteros, subían la temperatura de aquella habitación. Cedric miraba a Elara disfrutando de lo que tenía para darle; estaba insaciable, quería estar bajo el todo el tiempo posible y se estaba cansando de su ritmo tan demandante, como el de una ninfómana, aunque, tenía que decir, nunca antes se había comportado de tal manera ni mostrado tan apetito sexual tan voraz. No comprendía las razones que tenía para aquella actitud que francamente comenzaba a molestarlo, pero debía mantenerla “feliz”. —Te amo Cedric — Elara dijo repentinamente aquella palabras que, por alguna razón, lograron molestarlo. Ella lo amaba, por supuesto, después de todo, había hecho un sinfín de cosas horrendas a Elianna debido a el…pero no quería escuchar esas palabras saliendo de los labios de ella…quería volver a escucharlas de los labios de Elianna. —Yo también — respondió sin querer decirle exactamente lo mismo, no estaba dispuesto
La tienda estaba llena. Eran apenas las 2 de la tarde y la tienda estaba llena. Alexei suspiró complacido. Las rebajas en ciertos productos y el marketing diseñado por Elianna, habían resultado en una estrategia perfecta para aumentar considerablemente la clientela. Toda la ciudad estaba hablando de Afrodita; su ropa, sus diseños, y la calidad de todo lo que tenían a la venta. También, entre famosos y conocidos, había estado escuchando los rumores sobre la crisis que Jhonson Corporation estaba enfrentando y su negación a admitirlo. Muchos diseñadores y colegas, habían tomado la decisión de separarse de esa compañía, debido a las malas actitudes que tenía la actual CEO, Elara Jhonson. Ya las cosas venían a estar demasiado mal desde el lamentable fallecimiento del abuelo de Elianna. Socios de la compañía, personas conocidas y externas, estaban de acuerdo con el hecho que Elena y su hija no eran capaces de llevar el legado del señor Jhonson a buen término. Las cosas, supuestamente, no h
—¡Esto no puede ser! — Al tiempo que Elara Jhonson gritaba completamente furiosa, arrojaba las cosas que se hallaban sobre la mesa del recibidor en el departamento de Cedric. Algunas fotografías habían caído, y sus marcos quedaron estropeados. Tomando una de ellas; aquella en que el, de unos diez años, salía junto a Caleb y su padre sobre aquella lancha en la última de esas tardes de pesca…luego de eso, el abuelo Auritz había muerto, y su padre tomó el liderazgo de la familia, y todo cambio. Cedric miró con nostalgia aquella foto; si se era completamente sincero, no esperaba recibir nada más que algunos cientos de miles de dólares y algunas propiedades, pero su padre le había dejado mucho más, incluso acciones en la empresa familiar.—Lo que he recibido de herencia es perfecto, ¿Cuál es tu problema? — cuestionó molesto el rubio, recogiendo todo lo que su caprichosa esposa había tirado en medio de su rabieta. Elara miró despectivamente a Cedric. Se había encaprichado con ese hombr