La vida algunas veces se expone ante nosotros, como un largo camino lleno de puertas. Algunas de esas puertas nos llevan a lugares o momentos agradables y tranquilos, aquellos en los que quisieras permanecer por mucho tiempo.
Otras son ruinosas, con goznes oxidados y chirriantes que nos conducen a lugares que no queremos ni siquiera puertas ver. Pero que es necesario visitarlos para seguir nuestro camino.
Astrid estaba ante esa puerta ahora, una que había evitado por todos los medios posibles.
Era poco más de media noche cuando su teléfono sonó, “ayuda…” dijo esa voz estrangulada de miedo y no lo pensó ni un momento, se levantó de su cama, se puso los primeros vaqueros que encontraron, y un holgado jersey rojo, ató su cabello y buscó dentro de su bolsa aquello que no había querido tener que usar. No era más que una simple tarjeta bas
La espera puede ser por mucho la peor clase de tortura: una fecha, una noticia, una respuesta. En su caso era esto último, la respuesta a una pregunta que estaba destrozando su cordura.Sacar conclusiones no había sido difícil. Solo había necesitado saber la edad de Chris, el niño tenía solo poco más de cuatro años, sí él había estado con Astrid hacía cinco años, solo significaba una cosa.Cuándo lo tuvo claro quiso… ¡Dios! Un odio profundo se adentró en su pecho. ¡Ella le había quitado a su hijo ¡, ¡Ni siquiera le había dado la oportunidad de conocerlo ¡, ¡Qué clase de mujer…! Bien, muchas cosas pasaron por su mente en los cinco días siguientes en los que no pudo prácticamente salir de la comisaria.El caso contra James Yehon era lit
¿Tú qué? – dijo con ira – Eres el hombre que la usaba para satisfacerse, que solo se la llevaba a la cama para usarla y desecharla después de una buena noche.Nunca fue así.¿Entonces como fue Emmett? – dijo tratando de no caer encima de él a cachetadas. Recordaba la expresión de Astrid al contarle todo aquello. Su amiga había podido superarlo solo porque era muy fuerte y si, también porque a pesar de todo aquello había sido por amor. – No ibas a ella y solo decías “lo aceptas” – Emmett no supo que responder, no había esperado que Astrid le dijera un detalle tan intimo - ¿Por qué crees que ella siempre decía solo “si”? ¿Por qué creíste que aceptaba aquello? ¿Intentaras castigarla ah
Alguna vez había leído en algún lugar, que la vida es como un rio, que está destinado a seguir y seguir sin detenerse.Cuando esa mañana lo vio delante de ella, supo que eso era, no más que la verdad. Había ido al otro lado del globo huyendo de él, tratando de poner al mundo entre los dos, pero no había servido nunca de nada, porque la verdad fuera dicha, quizás desde el mismo momento que había visto sus ojos la primera vez, desde que había entendido lo mucho que lo amaba, lo mucho que lo amaría para siempre, que nunca lo olvidaría porque tenía un trozo de él consigo, supo que él era su encarnación del destino.Y estaba escrito en sus ojos y también en los ojos de Chris.Y supo eso en el momento preciso en que los dos estaban frente a frente.Aquella mañana Astri
Se que no me amaste – dijo ella interrumpiéndolo – quizás en algún momento algo bueno hubo entre nosotros, pero como llegó se apagó y no puedo culparte por ello, lo que yo hice…Lo que hiciste no tiene nada que ver con lo que paso – quiso que ella lo entendiera.No digas eso – dijo ella mirándolo de frente – lo que yo hice, lo que yo fui, es la raíz de todo Emmett, sabía desde un principio que lo que hacía, lo que nosotros hacíamos deberíamos secuelas, aunque la verdad jamás imagine que estas nos llevaran hasta este lugar, ha sido tan lejos. – dijo con una sonrisa triste – Aun recuerdo incluso la primera vez que te vi y sin poder detenerme me enamore de ti, quizás desde primera vista aunque yo no creía en esa clase de amor. Pero
El día que nos conocimos, congelada, mantuve la respiración, desde el principio, supe que había encontrado un hogar para mi corazón… latía rápidamente.Las luces sobre nosotros temblaban igual que estrellas de miles de colores, teñidas por las cintas de fiesta, los globos y los adornos sobre nuestra cabeza. La música era tranquila y profunda, lo mismo que su brazo alrededor de mi espalda y su respiración sobre mi cabeza. Yo tenía que respirar muy profundo para poder dar un paso más al lado de los suyos, por no perder el equilibrio en medio de los largos holanes de mi falda. Pero, quizá si me equivocaba no iba a caer, él me sostenía como sí fuera una columna, meciéndome como una marea y empezaba a sentir el mismo efecto que la arena acunada por el mar, calentada y mecida por su movimiento quería hundirme profundamente en él.
La naturaleza humana puede ser muy extraña, ya que muchas de las veces sólo nos damos cuenta de cosas que pueden ser muy obvias cuando algo verdaderamente trascendental nos las pone en frente. Ese día, mientras el cielo plomizo dejaba caer una lluvia tristemente fría, veía a muchas personas que están estimadas, incluso amado, a una persona especial reunidas. Quizá … Quizá en ningún otro momento se habrían reunido allí por todos los muy probablemente distintos motivos que existiesen, porque otros tenían rencillas unos con otros. Porque en algún momento la amistad había terminado y tomado caminos distintos. Porque había habido siempre algo mucho más importante o placentero que hacer. Porque… Bueno, los “porque” podrían no terminar nunca; pero eso no importaba… ya que todos estaban allí reunidos para despedirse de alguien. Para darle aquella despedida, que nadie en realida
Bien, hacía especialmente un buen día para el inicio de clases de preparatoria, el cielo había amanecido de un color deslumbrante, tan azul que casi segaba, ni una sola nube gris en su panorama, eso tenía que ser un buen augurio, un día tan hermoso solo podía significar que todo en aquel día tendría que salir bien.Había estado esperando este día, como había estado esperando pocas cosas en su vida. El primer día de preparatoria.Iba a ir a una escuela nueva, que quedaba lo suficientemente lejos de casa para que, en lugar de viajar todos los días, su madre la hubiera en una habitación propia en un complejo de departamentos, donde la mayoría eran estudiantes en su misma situación. Para que el gasto no fuera tan grande había conseguido un trabajo en un pequeño café como camarera y aunque debería reconocer q
Quien había dicho alguna vez que la vida no podía ser perfecta, se había equivocado con ella. Por primera vez en su vida todo estaba saliendo justo como había deseado que sucediera. La Rosa era una escuela genial, cada uno de los profesores eran una eminencia en sus respectivas materias, todos con estilos diferentes sin duda, pero indudablemente muy buenos. Daba gusto estudiar en una escuela así. Además de eso, aunque sólo llevara una semana en el instituto, ella sentía que pertenecía allí; estaba tan a gusto, que parecía como si llevara años en ese lugar. Tenía la sensación de tener más libertad e independencia de la que alguna vez pensó tener. De alguna manera siempre que asistía al colegio… No quería recordarlo, pero sentía como si Alessa siempre le hubiera hecho sombra. Ahora todo era diferente. Se llevaba muy bien con sus profesores y compañeros, a excepción de su única clase de heurísti