Recordar cuando jugamos a Marco/Polo y cómo toqué a Cristal me hizo sonreír. Ella se sonroja tan fácilmente y estaba empezando a convertirse en mi cosa favorita. Lo único que hice al principio fue agarrarla de la cintura y su cara se puso roja como un tomate y parecía gravemente nerviosa.
Mi mente acudió instantáneamente a la imagen de Cristal en bañador. No la había visto completamente en él hasta que salió antes y todo lo que puedo decir es wow. Cristal estaba increíble en bañador y el color verde combinaba perfectamente con su piel.
Tenía la sensación de que Cristal era la razón por la que todos tuvimos que darnos la vuelta antes, pero no podía entender por mi vida por qué. Era preciosa. Pero tenía la sensación de que ella no lo sabía. No tenía ni idea de lo guapa que era en realidad. Y porque no lo sab&iacu
Dos horas y media después todo el mundo luchaba por mantenerse alejado. Detrás de mí podía oír a Derek roncando ruidosamente. A mi lado, Noah hacía todo lo posible por mantenerse alejado, pero bajaba la cabeza y volvía a levantarla cada pocos segundos. Y delante de mí Lexi estaba apoyada contra Nico con Harper muerta de sueño en su regazo.Los únicos que seguíamos despiertos éramos Nico, Alex y yo, aunque yo me desvanecía por segundos. No había dormido nada la noche anterior y estaba agotada. Un rápido vistazo a mi teléfono me hizo saber que se acercaban las 11:30. Mientras los créditos finales de Los Vengadores sonaban en la pantalla, Noah se incorporó.—¿Quieres quedarte esta noche?— Nos miró a Alex y a mí, con voz suave.—Lo siento, mañana tengo que trabajar temprano—. Le susurr&eacut
—¿Cuál es la frase?— Preguntó mientras recogía mis cosas.—Es muy simple—. Negué con la cabeza. —Era 'la mitocondria forma parte de una célula'—. Contuve una risita al ver la expresión de su cara.—Yo...— Parecía no tener palabras. Con una sonrisa de oreja a oreja, salí del aula y él me siguió lentamente.Saltándonos mi taquilla, los dos nos dirigimos a la parte de atrás de la escuela para comer.—Eres tan malo que lo sabes—. Derek finalmente habló.—¿Soy malo?—¡¿Quién demonios escribe 'la mitocondria es parte de una célula' en el ahorcado? !—Yo lo hago.—Tenemos que trabajar en lo que te parece divertido Cristal. Pero no te preocupes, tienes al D-master para enseñarte, joven saltamontes.—&iqu
Nada podía compararse a lo que sentí al ver MI cara en la chica desnuda. Era una foto de bastante buena calidad, ya que se podía ver el contorno de la chica y su cara, pero lo suficientemente borrosa como para que no se pudiera distinguir nada más.Sabía que estaba retocada, pero quien lo hizo hizo un gran trabajo. Cualquiera creería que era yo. Me entraron ganas de vomitar mientras seguía mirando la fotografía.¿Cómo pudo alguien hacer algo así? ¿Quién ha podido hacer esto? Debería haber sabido que algo así iba a pasar hoy. En cuanto salí del camión de Derek supe que algo iba mal. Debería haber hecho caso a mi instinto cuando noté que Mitch me miraba fijamente esta mañana.—Sabes cuándo se hizo esta foto, ¿verdad, Cristal?—. La forma en que Mitch dijo mi nombre me hizo estremecer. —Para los q
Trepé por la ventana y me balanceé en el alféizar antes de saltar un poco y subir al tejado. Me senté en el lugar de antes, desde donde podía ver la calle y el barrio. Cuando oscurezca un poco podré ver las estrellas con claridad.Estar aquí arriba me hacía sentir lejos de todo. Como si nada pudiera tocarme aquí arriba. Era mi pequeño lugar feliz. Un lugar donde podía pasar horas sentado, a pesar de la escuela o el frío. Era así de tranquilo.Al pasarme las manos por los pantalones, me llamó la atención mi mano magullada. Me parecía que hacía años que le había dado un puñetazo a alguien en un club, cuando en realidad sólo habían pasado tres días. El dolor de mi mano era secundario a lo que sentía en ese momento.Los nudillos se me estaban poniendo de un tono aún más feo de morado y n
Alex y yo nos quedamos en el tejado durante una hora más o menos antes de que mi culo no aguantara más. El áspero techo se clavaba en mi trasero haciéndolo más que incómodo, y apuesto a que Alex estaba pensando lo mismo que yo.Cuando por fin me levanté, juré haber oído a Alex murmurar —gracias a Dios— en voz baja, lo que me hizo reír en voz baja. Caminando hacia el borde del tejado por encima de mi ventana, me moví para bajar de culo cuando una mano en mi codo me detuvo.—¿Cómo bajas?—De la forma habitual—. Le miré confusa.—Es una bajada lejana—. Se asomó por el tejado antes de volver a mirarme. Alex parecía un poco preocupado mientras hablaba.—¿El supuesto chico malo tiene miedo a las alturas?—. bromeé.—Lo siento, no me entusiasma la idea de caer al vac
Elegir un atuendo resultó ser mucho más difícil de lo que esperaba. No tenía ni idea de lo que Alex había planeado y no iba a bajar a preguntar, sólo para que no me lo dijera. No me gustaría ponerme algo elegante para luego ir demasiado arreglada. Así que me quedé con un jersey sencillo y unos vaqueros pitillo negros.Agarro un par de botas y doy saltitos por la habitación intentando ponérmelas. Al instante supe que había sido una mala idea, ya que mi pie se enredó en la manta del suelo. Mi cuerpo se desplomó hacia delante y caí de bruces sobre el duro suelo.Me quedé tumbada en el suelo gimiendo fuertemente por el dolor que me subía por el costado. Todavía estaba allí tumbada cuando se abrió la puerta de mi habitación. Alex entró en mi campo de visión, mirándome con las cejas levantadas.—&
Cada paso que daba hacia el Mel's Diner me inundaba de nostalgia. No había estado aquí desde que mi hermano se fue. Cómo echaba de menos venir aquí con mi hermano, hablar de nada y de todo a la vez. Siempre fue mi roca y estos últimos días le he echado de menos más que a nada. Deseaba sus grandes abrazos de oso que siempre daba y esa sensación de hogar.Al entrar por la puerta principal, el olor a sirope me golpeó con toda su fuerza. Al instante se me hizo la boca agua y mi estómago vacío gruñó tan fuerte que Alex lo oyó. Mis mejillas se calentaron al instante.—Vamos a sentarnos—. Alex rió entre dientes, me puso la mano en la espalda y nos guió hacia un reservado cerca de las ventanas. Aunque eran casi las diez de la noche de un martes, el local estaba bastante lleno. Éramos, con diferencia, los más jóvenes.Apenas nos
—¿Puedes parar?— Finalmente me quejé.—¿Qué?—Sigues mirándome comer.—Sólo te veo devorar todas esas tortitas—. Queriendo ver su reacción, entrecerré los ojos.—¿Estás diciendo que como demasiado? —Casi al instante sus ojos se abrieron de par en par y negó con la cabeza.—No, no estaba diciendo eso. Sólo estaba admirando y...—Alex, sólo te estaba tomando el pelo—. Intenté no sonreír mientras sus ojos pasaban de grandes a pequeños.—¿Por qué ha sido eso?—Venganza por haberme hecho madrugar esta mañana—. Respondí, mordiendo mis tortitas una vez más.—Ni siquiera era temprano.—Para alguien que quería dormir hasta tarde, sí lo era.—Creía que