El viento gélido de la mañana calaba profundo en los huesos, las solitarias calles eran una burla para el justificado bullicio y multitudes que las habían inundado el día anterior, quizás era demasiado temprano, quizás solo estaba distraída...aquello no sería extraño, no era ella misma…ya no, había pasado un tiempo desde la última vez que lo había visto desde aquella noche en que lo encaro con aquel diario en mano, quince días para ser exactos, en realidad, no era demasiado, eso lo sabía, pero para ella había sido más que una eternidad, aquella noche llego echa una furia, maldiciéndose a sí misma, maldiciéndolo a él, ¿Tenía un hijo? Sí, eso parecía...pero en la soledad de su alcoba, en la pesada penumbra, cuando el silencio era todo cuanto podía percibir a su alrededor...lo extrañó...lloro amargamente no por el diario y su nota amarillista, no porque él le hubiese mentido, lloro por su propio egoísmo y estupidez, cuestiono mil veces sus propios valores, sus principios, ¿Había exagerad
Gemidos inundaban la lujosa habitación, la ropa esparcida por el suelo y la lujosa botella de champagne sobre la mesita de noche al lado de la agitada cama hablaban mucho del dueño del recinto.O´Brien descargaba todo de si, frustraciones, enojo, ira reprimida, en el esbelto cuerpo de una de sus alumnas, nunca había sido tan fácil obtener sexo, las estudiantes se morían por el apuesto médico y profesor de medicina en New York, algunas buscaban una mejor calificación, otras deseaban revolcarse con él y disfrutar de su lujoso apartamento o los lujos que les pagaba, cualquiera que fuera la situación todas deseaban lo mismo, retozar un rato en su cama.Los golpes en la puerta de su apartamento privado interrumpieron su momentáneo entretenimiento.— ¿Quién puede ser a estas horas? — reprocho la chica en molestia al ser interrumpidos en medio de aquel delicioso sexo salvaje.El adonis ojiceleste entraba sin ningún tipo de reparo en la alcoba privada donde se hallaba el apuesto rubio con una
En la ciudad, la pelirroja Eimy atendía con premura a los clientes que llegaban uno tras otro a la cafetería.— ¡Le sirvo enseguida! — decía Eimy con entusiasmo.Madison había salido con André, sentía que aquello era justo lo que necesitaba su querida amiga...después de todo habían pasado demasiadas cosas simultáneamente y sabia lo mal que la bella joven la estaba pasando, la cafetería estaba casi vacía pero no faltaría más que de una hora para que se atiborrara de gente buscando algo caliente para reconfortarse.Un par de ojos celestes miraban como un depredador miraría a una presa a la bella pelirroja que sonreía a los clientes del lugar.— Así que este es tu mejor talento, debo admitir que es adecuado para alguien de tu posición — irrumpió la armonía del momento una voz que recodaba bien y que aborrecía.— Emerson Chadburn...si vienes a buscar a mi querida Madi te aviso que ella no se encuentra aquí — respondió Eimy sin dignarse a ver al adonis ojiceleste.— Es una pena...pero admi
La mañana saludaba con los débiles rayos de luz dorada que se colaban por la ventana, Madison aun dormía entre los brazos de Elijah, y el, aspiraba el delicado aroma que tenía la mujer que amaba, había hablado durante toda la noche de diferentes cosas, habían expresado sus verdaderos sentimientos, ella en verdad parecía haberlo extrañado, no podía echarlo a perder nuevamente, lo había perdonado, y eso era más que suficiente.Levantándose de la cama, caminaba sigiloso hasta la salita, Oliver había permanecido despierto mirando la televisión después de aquel chocolate, mirándolo fijamente, el niño parecía tener algo para decir.— No la lastimes, Madison es buena, sufrió mucho por tu ausencia, y por ese hijo que tienes, ¿en verdad lo abandonaste? — cuestiono el pequeño logrando impresionar a Elijah.Elijah se sentía sinceramente sorprendido de las palabras de Oliver, era un niño inteligente, de eso no cabía ninguna duda.— No, yo ignoraba que tenía un hijo, no soy un desalmado que intenc
La noche había caído de nuevo sobre la selva de concreto, allí, juntos, escondidos entre las sábanas de su habitación, Madison y Elijah hacían el amor por primera vez como esposos, sin mentiras, sin más que solo ellos, no había intrigas, no había dolor, era simplemente ellos, a corazón destapado, sintiéndose a flor de piel el uno al otro.Elijah, sin perder tiempo, comenzó a desvestir a la hermosa joven, estaba volviéndose loco, recordar todo lo que le había hecho al ignorarla lo hacía sentir verdaderamente miserable, necesitaba tomarla, sentirse su único dueño, el único en la vida de la hermosa joven, no dejaría que nadie la tocará, ella era de él, la necesidad de reafirmar su dominio sobre ella se hacía insoportable, le impedía respirar con tranquilidad, la amaba tanto que después de perderla supo que tenía que recuperarla y no dejarla irse nunca más, Madison le pertenecía a él y solo a él, en cuerpo y alma así como él le pertenecía solo a ella, aquel sentimiento lo consumía y lo em
El sol del medio día en la playa era en verdad delicioso; más aun en un lugar paradisiaco como lo era Cancún en México; su piel demasiado blanca se bronceaba poco a poco dándole más vida a su tono casi similar al del papel, su cabello negro se mecía levemente con la gentileza del viento mientras caminaba hacia donde se hallaba su tía captando las muchas miradas varoniles que se encontraban en el lugar; por supuesto, aquello no le sorprendía o le interesaba, ella siempre llamaba la atención a donde quiera que fuese, era una belleza después de todo; sus ojos hermosos se fijaron en la figura femenina que estaba recostada sobre uno de los camastros tomando el sol.Alessa Sanders tenia una figura envidiable, su porte altivo y demasiado femenino acentuaban mucho más su ya destacable belleza. Mirando a su tía, la tambien hermosa Brianda, pudo observar que a pesar de sus años era una mujer hermosa; de ella había aprendido todo lo que necesitaba saber para tener a los hombres en la palma de su
El vaivén de las personas era bastante tranquilo esa fría mañana de diciembre. La cafetería Amore estaba ya abierta y se lograba apreciar personas en su interior tomando alguna bebida caliente que les ayudara a calmar el frío que les calaba en los huesos.Era la tercera vez en esa semana que Emerson esperaba pacientemente fuera del local durante varios minutos antes de animarse a entrar; siempre esperaba que no hubiese algún estorbo que interrumpiera su charla con la bonita pelirroja de ojos verdes que atendía demasiado animada a su clientela. Había averiguado todo de ella con ayuda de Daryl: Eimy Smith, becaria en New York y estudiante promesa, sus padres no vivían en la ciudad, ambos, eran dentistas, pero la familia había atravesado una serie de problemas económicos; su padre estaba endeudado debido a la ludopatía que padecía y que había llevado a los Smith a la quiebra. Según sus informes, la pelirroja tenía un par de años sin hablar con ellos; no había perdonado a su padre. Ahora,
— Esas son mis ordenes —Una fila de hombres de apariencia ruda, salía de la oficina casi destruida esa mañana con sus órdenes demasiado claras en mente. Un rubio caminaba de un lado a otro con un deje de ansiedad creciente. Los últimos informes lo habían alterado en demasía, Madison parecía haberse vuelto demasiado cercana al heredero Black a pesar de la mentira que este había orquestado bajo una identidad falsa. Decir que estaba furioso era no hacerle justicia a lo que realmente estaba sintiendo.Abriendo uno de los cajones de su escritorio, tomo el pequeño frasco que había guardado celosamente en su interior; Escitalopram, podía leerse en la etiqueta. Una sonrisa de ironía se dibujó en sus labios; depender de aquel tipo de medicamentos para ser una persona medianamente estable y no destruir el mobiliario completo de aquella habitación, era algo por demás patético. Había notado las miradas de sus hombres al mirar la cantidad de muebles destruidos y para nadie era un secreto que aque