Elijah se sentía harto, nunca imagino que escoger entre una bruja y un vampiro mereciera una discusión tan larga y tendida entre mujeres, pero, al parecer, era algo de vida o muerte, se resignaba a salir de la quinta tienda que visitaban para unirse a los demás hombres que al igual que el ya estaban hartos, pareciera que solo Adrien disfrutaba de la discusión con las chicas ya que se involucraba a tal punto que parecía una amiga mas de todas ellas.— ¿Se han decidido ya? — preguntaba Connolly sin mirar al hermoso.El joven de anteojos bostezaba ya aburrido de la perorata sobre cuál era el mejor disfraz para la bella Madison, la fiesta de llevaría a cabo en la mansión Black, su patriarca parecía realmente entusiasmado con la idea y lo hizo notar a gritos por la llamada telefónica que hizo la ojiceleste, aquello era por demás curioso, era casi histórico y digno de remembranza el hecho de que Elijah Black accediera a realizar una fiesta de disfraces en la mansión donde había perdido a su
Alexa observaba a la servidumbre acomodar absurdos e infantiles adornos de Halloween en prácticamente cada rincón de la mansión, era patético ver al imponente Jericho Black delegando a sus sirvientes por el mero capricho de la esposa de Elijah, al menos, se sentía aliviada de no tener que estar presente en la patética celebración, Eliott había llegado un momento atrás y le había ordenado hacer sus maletas ya que se irían de viaje a México, ya podía sentir la cálida arena de las paradisíacas playas calentar sus pies, aunque aquello, por supuesto, le pareció extraño, pero el hermoso le argumento que esto se debía a qué su madre necesitaba vacaciones de calidad para enfrentar mejor el divorcio, aceptó porque prefería estar bronceándose en la playa que aguantar ver a Madison tan absurdamente feliz por razones tan estúpidas, ya regresarían con un buen plan para deshacerse de ella.— Vamos, mamá nos está esperando — decía Eliott visiblemente agitado y nervioso.— ¿Te sucede algo? No me impo
La luna alumbraba los bellos jardines, Elijah y Madison caminaban hasta llegar al solitario jardín que fue mudo testigo de su entrega.— Te ves hermosa Madison y en verdad, me estoy enamorando como un demente de tí — murmuraba al oído de la chica.— Te amo Ernest...quizás es muy pronto para decirlo...pero me haces sentir como nadie más...quiero estar a tu lado para siempre — decía Madison abrazándose al fuerte pecho del adonis hermoso.Elijah recordaba las palabras de Eccheli y Connolly...debía decirle la verdad...ella no merecía vivir una mentira.— Madison...hay algo que debí decirte...— dijo con seriedad el hermoso.El viento ondeaba la sedosa melena joven.— Entonces déjame ponerme cómoda para escucharte — respondió la bella ojiceleste para luego sentarse en el columpio.El viejo sauce mecía sus ramas en el vaivén lento y sereno de la noche, sus finos cabellos de ébano seguían el ritmo melodioso de las brisas frías que los envolvían, aquel vestido elfino la hacía lucir etérea...in
El sonido chocante de la tiza sobre el pizarrón rompía el silencio en el salón de clases, los estudiantes se apresuraban a tomar nota sin perder detalle de lo que el profesor escribía en él, explicaciones, huesos, síntomas, todo aquello debía ser aprendido a la perfección, en las manos de los jóvenes estudiantes quedaba el deber de proteger la vida en todas sus formas y matices, Madison siempre había pensado que ser medico era la más noble de las labores, por eso tomaba nota puntualmente sin despegar sus bellos ojos celestes de la pizarra y su libreta, Jhon la observaba en silencio, había sido ya una semana desde aquella noche en que la verdad salió a la luz de manera cruel y repentina, todos se habían quedado sinceramente en shock tras enterarse que el hombre hermoso que poco a poco se había ganado un lugar entre ellos y el corazón de la bella joven en realidad era Elijah Black, el infame esposo de la joven ojiceleste que nunca se dignó a conocerla...no hasta que salió a relucir la v
— Muy bien...has ganado tres kilos desde que la señorita Harrington te trajo al hospital, me parece que te estas recuperando muy deprisa, eres sin duda un chico fuerte — decía André al pequeño Oliver.— ¿Oíste eso Madison? — respondía el pequeño bastante entusiasmado.— Son maravillosas noticias Oliver, esto merece un helado gigante para celebrar — respondió la joven con alegría.— ¿¡De verdad!? ¡Yo quiero uno de chocolate con fresas! — decía el pequeño con emoción para después bajar de la cama de hospital donde lo estaban revisando.— Dentro de poco estará totalmente recuperado del estado de desnutrición en el que llego, está haciendo un excelente trabajo señorita Harrington — decía André sonriendo a la joven decaída frente a él.— Gracias...— respondía la joven aun con su ánimo en el suelo.André la miro insatisfecho, había visto, como todos los de la fiesta en la mansión Black, lo que había ocurrido, era más que evidente que la bella joven amaba con verdadera fiereza a Elijah Black
Decir que odiaba su vida era realmente poco para hacer justicia a lo que Chelsea realmente está sintiendo en esos momentos, una mezcla de odio, dolor y desesperación la golpeaban de frente sin contemplación alguna, aquellas palabras dichas por Emerson Chadburn la habían devastado por completo sumiéndola en la peor agonía que jamás hubiese sentido, enfrentar la propia muerte era mejor que hacer frente a lo que estaba ocurriendo.— ¡Por favor! ¡No puede quitármelo! ¡es mi hijo! — lloraba Chelsea con el corazón a punto de estallar en su pecho de dolor mientras los hombres del ojiceleste la golpeaban y arrastraban fuera de la mansión Chadburn. — ¡Mamita! ¡mamita! — gritaba el pequeño desesperado al ver que lastimaban a su madre y la alejaban de él.Emerson miraba con frialdad aquella terrible y cruel escena.— Date por bien servida con los millones que se depositaron a tu cuenta y deja el drama, te devolveré a tu hijo bastardo en cuanto me deje de ser de utilidad, mis hombres te llevaran
El viento gélido de la mañana calaba profundo en los huesos, las solitarias calles eran una burla para el justificado bullicio y multitudes que las habían inundado el día anterior, quizás era demasiado temprano, quizás solo estaba distraída...aquello no sería extraño, no era ella misma…ya no, había pasado un tiempo desde la última vez que lo había visto desde aquella noche en que lo encaro con aquel diario en mano, quince días para ser exactos, en realidad, no era demasiado, eso lo sabía, pero para ella había sido más que una eternidad, aquella noche llego echa una furia, maldiciéndose a sí misma, maldiciéndolo a él, ¿Tenía un hijo? Sí, eso parecía...pero en la soledad de su alcoba, en la pesada penumbra, cuando el silencio era todo cuanto podía percibir a su alrededor...lo extrañó...lloro amargamente no por el diario y su nota amarillista, no porque él le hubiese mentido, lloro por su propio egoísmo y estupidez, cuestiono mil veces sus propios valores, sus principios, ¿Había exagerad
Gemidos inundaban la lujosa habitación, la ropa esparcida por el suelo y la lujosa botella de champagne sobre la mesita de noche al lado de la agitada cama hablaban mucho del dueño del recinto.O´Brien descargaba todo de si, frustraciones, enojo, ira reprimida, en el esbelto cuerpo de una de sus alumnas, nunca había sido tan fácil obtener sexo, las estudiantes se morían por el apuesto médico y profesor de medicina en New York, algunas buscaban una mejor calificación, otras deseaban revolcarse con él y disfrutar de su lujoso apartamento o los lujos que les pagaba, cualquiera que fuera la situación todas deseaban lo mismo, retozar un rato en su cama.Los golpes en la puerta de su apartamento privado interrumpieron su momentáneo entretenimiento.— ¿Quién puede ser a estas horas? — reprocho la chica en molestia al ser interrumpidos en medio de aquel delicioso sexo salvaje.El adonis ojiceleste entraba sin ningún tipo de reparo en la alcoba privada donde se hallaba el apuesto rubio con una