En uno de los despachos más imponentes del Hotel Voelklein, Aria Evans y Matt Voelklein aguardaban con impaciencia. Aria, sentada en el extremo de la imponente mesa ejecutiva, rompe el silencio con una afirmación inquietante.

Aria es hermana de Matt.

Es una mujer de una belleza exquisita. Su cabello negro como la noche cae en cascada sobre sus hombros, enmarcando delicadamente su rostro angelical. Los rizos suaves se deslizan con gracia por su cuello, atrayendo la atención hacia su piel de porcelana.

Sus ojos, un par de gemas claras y brillantes, contrastan de manera hipnotizante con la oscuridad de su cabello.

—No va a venir —dice, su voz ligeramente con indiferencia mientras gira en la silla en la que está sentada.

Matt Voelklein, incapaz de permanecer quieto, recorre la habitación de un lado a otro, con la mirada fija en la puerta, cuyos segundos parecían estirarse como horas.

La impaciencia se refleja en su gesto, una mezcla de esperanza y ansiedad.

Si Alex decidiera aparecer en e