Sus manos se movían con un ansia arrolladora, que convertía cada roce en un éxtasis imposible de ignorar. Ellie intentaba resistirse, pero su cuerpo cedía a cada caricia, cada gesto que él le dedicaba. Era una batalla perdida, aunque ella no lo aceptara.
—Para, por favor para — suplicó Ellie con voz entrecortada, aunque sus palabras no reflejaban lo que realmente deseaba.
Él no obedeció. Sus manos, cada vez más sedientas, se deslizaron por la parte baja de su espalda, arrancándole un temblor que traicionó sus peticiones.
—No quieres que pare, y lo sabes — murmuró, con una voz ronca que ardía de deseo.
—Y, sin embargo, es lo correcto
Él rió con amargura; una carcajada breve y seca, como si la idea de "lo correcto" le resultara absurda.
—Lo correcto — repitió, con sarcasmo—. ¿Desde cuándo nos importa eso?
En un movimiento brusco, la giró hasta que sus miradas se encontraron. Sus ojos, oscuros y encendidos, se clavaron en los de Ellie como si intentara arrancarle las respuestas directamente de su alma.
Su proximidad era asfixiante; cada respiración de él, chocaba contra su piel haciéndola vibrar.
—Dime que no me amas — exigió, como si esa frase pudiera resolverlo todo.
Ellie apartó la mirada, incapaz de responder. Las palabras se atascaban en su garganta, negándose a salir.
—¡Dilo! — insistió, esta vez más alto, con una furia contenida que la hizo retroceder un paso.
—No puedo... — murmuró, pero sus labios temblaban, y él lo vio.
—¿Qué es lo que quieres de mí? — preguntó ella al fin; su tono era un ruego desesperado.
Él no titubeó. Sus manos aferraron los hombros de Ellie, como si temiera que se desvaneciera en ese mismo instante.
—Te quiero a ti. Solo a ti, Ellie. Si alguien más se atreve a tocarte, lo destruiré. ¿Es eso lo que deseas? ¿Qué me convierta en un monstruo?
—No — susurró ella, con una voz apenas audible; sabía de sobra lo que los monstruos podían hacer, y lo último que deseaba, era que se convirtiese en uno.
Su corazón latía con fuerza, como si intentara escapar de su pecho. Luchó por zafarse de su agarre, pero él no la dejó ir. Había algo en su mirada, en la intensidad de sus palabras, que desarmaba cualquier intento de resistencia.
—No me hagas esto... — murmuró Ellie.
—¿Hacerte qué? — preguntó con sus ojos fijos en los de ella. Bajó la voz, como si hablar en ese tono pudiera suavizar lo que sentía—. ¿Amarte? ¿Protegerte? ¿Luchar por ti?
Ellie negó con la cabeza. Sus pensamientos eran un torbellino, y todo lo que podía hacer era intentar poner distancia entre ambos.
—No te amo — dijo al fin, aunque su voz era un susurro roto.
Él se quedó inmóvil, como si sus palabras lo hubieran atravesado. Sus ojos, antes encendidos por la pasión, ardieron con una furia diferente, un fuego que parecía consumirlo desde adentro.
Ellie sintió cómo el aire entre ambos se volvía pesado, cargado de algo que ninguno podía nombrar.
—Mírame y di eso otra vez — pidió él, pero esta vez no era una orden. Era un desafío, un grito silencioso que buscaba la verdad.
Ellie levantó la vista y lo miró directamente a los ojos. Su corazón se rompía con cada segundo que pasaba, pero sabía que debía ser fuerte.
—No te amo — repitió, esta vez más alto, y cada palabra fue como un cuchillo que se clavó entre los dos.
Él retrocedió un paso, pero su mirada no se apartó de la de ella.
En sus ojos, Ellie vio cómo la furia daba paso a una tristeza profunda, un vacío que parecía más peligroso que cualquier amenaza.
—Mientes — Sentenció finalmente.
Ellie no respondió. Simplemente bajó la mirada, incapaz de sostener la intensidad de sus emociones.
Él levantó una mano como si fuera a tocarla, pero se detuvo en el último momento.
Sus dedos temblaron en el aire antes de caer pesadamente a su lado.
Giró sobre sus talones y se alejó, dejando a Ellie sola en la habitación.
Ella no lo siguió. Sus piernas flaqueaban, y su pecho dolía como si algo muy dentro, se hubiera roto para siempre.
Cerró los ojos y respiró hondo. Sabía que había hecho lo correcto, pero el vacío que sentía, no se parecía en nada a una victoria.
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Nota de la autora:
Estoy muy feliz de compartir esta historia con ustedes. Les pido que tengan paciencia al leer los capítulos para entender más en profundidad la personalidad de los personajes.
Aviso que habrán situaciones de violencia, escenas para + 18, reflexiones y mucho romance.
Espero que puedan darle una oportunidad y me dejen sus comentarios, opiniones, ya que son sumamente importantes para mí.
Gracias por haber llegado hasta aquí...
Con amor: Alisa Moon*
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La lluvia golpeaba contra las ventanas, llenando con un murmullo constante, el silencio que habitaba en la casa.Ellie terminaba de secar los platos en la cocina, mientras que en el salón, su pequeño de dos años, Run, jugaba con sus bloques de colores.Pensando que un gesto especial, quizás ayudaría a romper la barrera que se había levantado entre ella y Rolan, Ellie, se había pasado todo el día preparando la cena de la noche.Sobre la mesa había dispuesto un hermoso mantel, unas velas que había encontrado guardadas y un ramo de flores, que ella misma recogió en el jardín esa mañana.Se veía simple, pero bonito, y esperaba que él lo notara.—¡Mami, mira! —gritó el niño, alzando su creación con orgullo.Ellie asomó la cabeza en el umbral que dividía las habitaciones, y sonrió. Sin embargo, su mente estaba en otra parte.—Es hermosa, amor. Sigue así, seguro será la más alta del mundoRun asintió con entusiasmo y volvió a jugar, completamente ajeno a las emociones de su madre. Ella lo ob
La alarma sonó a las 9:30 de la mañana, despertando a Ellie con una sensación de pesadez en el cuerpo. Abrió los ojos lentamente, observando la cama vacía a su lado ¿Dónde estaba Rolan?Estaba acostumbrada a las salidas laborales de su esposo, pero esto ya había sido demasiado hasta para él.Se estiró hacia el teléfono en la mesita de noche y revisó los mensajes. Nada. ¿Acaso estaba demasiado ocupado para avisarle que se encontraba bien?Marcó su número, pero la llamada fue directamente al buzón de voz. ¡Otra vez! murmuró para sí misma, sintiendo que una advertencia se encendía en el centro de su pecho.Tal vez era cierto que estaba trabajando para obtener un ascenso. Sin embargo, sus actitudes la hacían sospechar y sentirse ansiosa al respecto.Run dormía plácidamente en su cuna, ajeno a todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Ellie lo miró, intentando no dejarse consumir por las preocupaciones, saboreando la ternura que emanaba de su ser; había prometido que le daría el hogar
—¿Te encuentras bien?Ellie se giró lentamente, con el corazón aún latiendo con fuerza. Frente a ella estaba el hombre de la oficina a la que había entrado por error.Ahora, a la luz del pasillo, podía verlo con más detalle. Era alto, de hombros anchos y cabello oscuro que caía despreocupadamente sobre su frente. Su mandíbula, marcada y fuerte, parecía esculpida con precisión, y sus labios, tenían un atractivo natural que no podía pasar desapercibido. Sin embargo, lo que realmente atrapaba su atención eran sus ojos: oscuros, profundos y con una intensidad que parecía desarmarla sin el mínimo esfuerzo.—No es mi intensión incomodarte, pero vi lo que pasó hace un momento —dijo con una calma que contrastaba con el caos que Ellie sentía por dentro; su voz grave llenó el espacio entre ellos. Dio un paso hacia delante, manteniendo una distancia prudente, pero lo suficientemente cerca como para que el aire se sintiera más denso—. ¿Estás bien?Ellie tragó saliva, intentando encontrar su voz. ¿
La noche había caído hacía ya unas horas, y la casa estaba en completo silencio salvo por los débiles murmullos del televisor en la sala. Ellie se sentó en el sofá, con las manos cruzadas sobre el regazo y la mirada perdida en la puerta. Desde que regresó, había tenido un nudo en el estómago. Rolan entró dando un portazo, con el rostro oscuro y los hombros tensos. Llevaba el saco del traje colgado sobre un brazo y su corbata deshecha, como si el día hubiera sido un campo de batalla. Ellie lo observó en silencio mientras él tiraba el saco en el perchero con un movimiento brusco.—¿Por qué fuiste a mi oficina? —dijo con voz baja, pero con una amenaza latente que hizo que el aire entre ellos se volviera denso.Ellie no se atrevió a mirarlo de inmediato. Sintió que su cuerpo se tensaba, que sus piernas no le respondían.—Rolan… solo quería hablar contigo — dijo, intentando calmarse, pero sus palabras salieron temblorosas—. Tú no respondes mis mensajes, y pensé que…—¡No quiero excusas to