Antonella organizó una sesión de autógrafos en la editorial. La promoción fue intensa en diarios, revistas, webs, la radio y la televisión. -La nueva estrella de la poesía, Andrea Povilaityté, firmará autógrafos y hará dedicatorias de su nuevo poemario, "Te amo", no se lo pierda-, decía la promoción y que incluía la voz de una conocida actriz de televisión recitando uno de mis poemas, y que le había gustado muchísimo a Antonella. Se llamaba, simplemente, "Tú" y que yo lo había hecho pensando en Louis. -Tú me haces vivir llena de ilusiones y eres el sentir que pinta mi cielo de azul. Tú llevas en los ojos, mi fe y tienes en tu ser mi ilusión, prendida como una luz. Tú estás siempre en mis pensamientos y te adoro con todo mi corazón y deseo que me envuelvas por siempre con tu piel. Tú eres un regalo del cielo, me llenas de amor y vistes mis sueños de tul- Me encantaba oír a esa renombrada actriz, con su exquisita voz, tan dulce y cade
"Flecha" y Leonela se comprometieron a casarse en la casa de ella. Eso fue un viernes por la noche. Mis padres no querían ir. -Es muy lejos, hijita, y esa ciudad me trae malos recuerdos-, insistía mi papá molesto, pero mi mamá lo convenció. -Es una ocasión especial, Džiugas, no vas a dejar que tu hija viaje tan lejos, arriesgando su vida-, le disparó mamá en medio del corazón. Me puse un vestido verde claro, muy ceñido y que llegaba a la rodilla. Mi padre también se molestó por eso. -¿A quién van a pedir la mano? ¿A ti o a tu amiga?-, echaba chispas papá. Y es que yo me veía muy provocativa, con mis curvas rebosantes, el escote perfecto evidenciando mi canalillo y los pechos redondeados y muy insinuantes. Yo me reía mucho. -Ay, padre, me gusta que me miren, pues-, le decía sin dejar de reírme. Fuimos en mi auto. En realidad no era un viaje tan largo. La otra ciudad no se encontraba muy distante. Habíamos tenido muchos problemas con los vecinos por el mal carácter de mi padre,
Por fin llegamos a la casa de Leonela, casi a la hora prevista en que se haría la pedida de mano. El tránsito estuvo pesado, tuvimos que desviarnos por otra ruta, pero finalmente logramos arribar sanos y salvos a nuestro destino, je je je. Habían muchos carros, ya, estacionados frente a la vivienda y retumbaba la música, a todo volumen. Era una fiesta. Habían invitados en los jardines, brindando, hablando y riendo. El ambiente estaba muy animado. Yo esperaba una pedida de mano algo formal, breve, sencilla, íntima, sin embargo encontraba mucha algarabía, regocijo y sobre todo bastante trago. A mi amiga Leonela le gustaban esas diversiones, disfrutar el momento y la algarabía. No debía extrañarme en realidad. -Todos los hombres te van a mirar-, seguía fastidiado mi padre por mi vestido tan estrecho. -Es la idea, papá, que me miren, je je je-, bajé y cerré bien el carro y nos dirigimos los tres a la puerta de la casa de Leonela. Y en efecto, mi vestido súper entallado convulsi
Los padres de Leonela ofrecieron una opípara cena y pusieron a todo volumen todo tipo de música para bailar. -Pensar que todo empezó en un portal de poemas-, me dijo "Flecha" brindando por la futura pareja. En mi caso solo con agua mineral porque debía manejar toda la madrugada de regreso a mi casa, je. -Ya casi no entro a la web, espero que sigan apareciendo más y mejores poetas y poetisas-, le dije . -Si no fuera por ti, por tus poemas, yo no hubiera conocido a mi gran amor-, me insistió "Flecha", ésta vez besando engolosinado a Leonela. -Tú pensaste en un primer momento que "Leona" era "Andy"-, lo desafió, sin embargo, Leonela. -En un principio sí, no lo voy a negar, sin embargo después fui descubriéndote y pues te reitero que ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida-, decía él muy contento, sin dejar de hacer brillar sus ojos. -¿Cuándo te casas con tu adonis?-, me preguntó Leonela, refiriéndose a que Louis era la inspiración para mis versos. -Muy pront
El marido de Julissa seguía no habido. El capitán Waldo Harris se había hecho cargo de las investigaciones, del supuesto secuestro de la mujer y la demanda en contra del marido de ella por violencia doméstica, alteración del orden público y amenaza de muerte sobre Marcus Green. Alarmada Gladys me llamó a mi consultorio. -Doctora un policía la está buscando en recepción-, me dijo aterrada. Yo estaba con un paciente. Le dije que esperara unos minutos porque me encontraba en consulta. Era un anciano que padecía de Alzheimer. Estaba con su esposa. Ella estaba muy preocupada porque su marido estaba perdiendo sus facultades. Lamentablemente aquella es una enfermedad que no tiene cura, sin embargo se puede lograr menguar sus efectos, lograr una vida llevadera y reposada. Para eso se requieren terapias y fármacos. Es un proceso en que los seres humanos no estamos libres. Les di una receta y muchos tips. -No hagan una vida sedentaria, que la familia se reúna constantemente, que los h
Por la noche Marcia me escribió a mi móvil. Yo ya estaba en casa luego de una intensa jornada de trabajo. Estaba bastante cansada además y lo único que quería era darme un buen baño y estar relajada, tumbada en mis almohadas, viendo televisión. -Compré tu segundo poemario por internet, Andrea, y te digo que está estupendo-, decía ella efusiva con un emoji de aplausos. -Yo solo escribo lo que siento-, intenté ser modesta sin embargo mi corazón aullaba eufórico en mi pecho. Me sentía muy contenta por el mensaje de Marcia. -Todos los medios hablan de tus versos, afirman que son muy románticos y que eres una excelente poetisa-, no dejaba ella de halagarme. Yo me sentía muy abrumada. Le mandé la foto de una portada autografiada, con una emotiva dedicatoria. -Ay, no sabes lo emocionada que estoy, lo pondré, de inmediato, en mis redes sociales-, se emocionó aún más Marcia. -¿Estás saliendo con alguien?-, quise saber sobre su vida sentimental. -Sí, estoy saliendo con u
Ese sábado me puse a limpiar mi cuarto, pensando, también, en lo que llevaría a la casa donde viviría con Louis después de casarnos. Mis padres me dijeron que podía dejar todos mis peluches porque mi cuarto seguiría igual por siempre. Yo tengo como doscientos muñecos, je je je. Únicamente llevaría aquellos juguetes que cuidaban mis sueños, por ejemplo el señor castor, el señor gorila, la señora jirafa y por supuesto el señor perro bulldog. Los tengo de todos los tamaños y colores porque me han gustado coleccionar los peluches desde pequeñita. Louis sabía de mis gustos y también me regalaba, cuando podía, algún muñequito muy lindo que ahora me iban a acompañar el resto de mi existencia. Yo estaba segura que mis padres me iban a extrañar, incluso a gritos. Ellos me lo habían dicho, de que mi cuarto lo mantendrían inalterable, pensando, seguramente, que su adorada hijita estaría siempre con ellos. En realidad no estábamos nada lejos, apenas un paso de distancia, sin embargo ellos
Pasé un bonito domingo con Louis, recorriendo el vecindario, en busca de una casita para nosotros pero cerca de dónde vivían mis padres. Yo quería una casa a pocos metros de ellos. Estuvimos visitando varias viviendas que estaban en oferta, pero ninguna nos convencía y no nos poníamos de acuerdo. Mi enamorado quería alquilar pero yo deseaba comprar. Estuvimos largo rato discutiendo sobre eso y yo no entendía sus razones porque yo contaba con los ahorros suficientes, sin embargo él se oponía, decía que era empeñar nuestro futuro, que era una decisión apresurada y que mejor era arrendar un apartamento pues podríamos tomar otras decisiones u otros rumbos. Eso fue lo que me dijo. Yo quedé incrédula sin entender su punto de vista. Mi prometido además no estaba de cuerdo en comprar muebles para la sala, el comedor, el dormitorio, porque insistía que era un gasto enorme. -Tengo los recursos suficientes para amoblar convenientemente la casa que será nuestra-, le aclaré pero él seguía sin da