Tuve que atender otros casos, también leves, cuadros de paranoia en su mayoría, y una chica adolescente que se rehusaba hablar y que era porque su padre le prohibió verse con su enamorado, un compañerito de colegio que resultaba bastante conflictivo, y el papá consideraba que se trataba de una mala influencia para su hija. Yo había llevado mi vestido rojo, entallado, largo, con una audaz abertura hasta el medio muslo, para la cita con Louis. Me puse pantimedias y también había llevado mis zapatos rojo, con tacto catorce, además de una cartera de mano y mis alhajas. Me maquillé muy bien y dejé que mis pelos resbalen sobre mis hombros para tener un aire más seductor. -¿Preparándote para una noche inolvidable?-, me sorprendió Jessica, ya cambiada, perfumándome en los vestidores de la clínica. -Ay, una se demora dos para ponerse hermosa pero los hombres nos desnudan en menos de un minuto ja ja ja-, me reí. -Ay, mi novio es tan impaciente que ya me ha estropeado un centenar d
Apenas salió a la venta mi segundo poemario, "Te amo", se desató la conmoción en las librerías. Las ventas se agotaron de inmediato y la demanda se infló como globo aerostático. La editorial tuvo que sacar de inmediato una segunda edición, casi al momento, y colgar en las redes las poesías que integraban mi libro porque los pedidos del extranjero también se multiplicaban a cada hora. De la noche a la mañana, me había convertido en un suceso literario. Esa mañana llegué a la clínica cargada de libros para regalar a mis amigos y pacientes, autografiados y con dedicatoria, je. Apenas me vieron todos me saludaron efusivamente, dando hurras y vítores. Las felicitaciones iban y venían. Ya imaginarán, yo estaba súper emocionada. También le di un ejemplar autografiado con su respectiva dedicatoria al doctor Brown. -Me sorprendes mucho, Andrea, eres una chica súper romántica-, me dijo él, hojeando los versos y rimas que había insertado en mi nuevo libro. -Siempre me gustó escribi
Antonella organizó una sesión de autógrafos en la editorial. La promoción fue intensa en diarios, revistas, webs, la radio y la televisión. -La nueva estrella de la poesía, Andrea Povilaityté, firmará autógrafos y hará dedicatorias de su nuevo poemario, "Te amo", no se lo pierda-, decía la promoción y que incluía la voz de una conocida actriz de televisión recitando uno de mis poemas, y que le había gustado muchísimo a Antonella. Se llamaba, simplemente, "Tú" y que yo lo había hecho pensando en Louis. -Tú me haces vivir llena de ilusiones y eres el sentir que pinta mi cielo de azul. Tú llevas en los ojos, mi fe y tienes en tu ser mi ilusión, prendida como una luz. Tú estás siempre en mis pensamientos y te adoro con todo mi corazón y deseo que me envuelvas por siempre con tu piel. Tú eres un regalo del cielo, me llenas de amor y vistes mis sueños de tul- Me encantaba oír a esa renombrada actriz, con su exquisita voz, tan dulce y cade
"Flecha" y Leonela se comprometieron a casarse en la casa de ella. Eso fue un viernes por la noche. Mis padres no querían ir. -Es muy lejos, hijita, y esa ciudad me trae malos recuerdos-, insistía mi papá molesto, pero mi mamá lo convenció. -Es una ocasión especial, Džiugas, no vas a dejar que tu hija viaje tan lejos, arriesgando su vida-, le disparó mamá en medio del corazón. Me puse un vestido verde claro, muy ceñido y que llegaba a la rodilla. Mi padre también se molestó por eso. -¿A quién van a pedir la mano? ¿A ti o a tu amiga?-, echaba chispas papá. Y es que yo me veía muy provocativa, con mis curvas rebosantes, el escote perfecto evidenciando mi canalillo y los pechos redondeados y muy insinuantes. Yo me reía mucho. -Ay, padre, me gusta que me miren, pues-, le decía sin dejar de reírme. Fuimos en mi auto. En realidad no era un viaje tan largo. La otra ciudad no se encontraba muy distante. Habíamos tenido muchos problemas con los vecinos por el mal carácter de mi padre,
Por fin llegamos a la casa de Leonela, casi a la hora prevista en que se haría la pedida de mano. El tránsito estuvo pesado, tuvimos que desviarnos por otra ruta, pero finalmente logramos arribar sanos y salvos a nuestro destino, je je je. Habían muchos carros, ya, estacionados frente a la vivienda y retumbaba la música, a todo volumen. Era una fiesta. Habían invitados en los jardines, brindando, hablando y riendo. El ambiente estaba muy animado. Yo esperaba una pedida de mano algo formal, breve, sencilla, íntima, sin embargo encontraba mucha algarabía, regocijo y sobre todo bastante trago. A mi amiga Leonela le gustaban esas diversiones, disfrutar el momento y la algarabía. No debía extrañarme en realidad. -Todos los hombres te van a mirar-, seguía fastidiado mi padre por mi vestido tan estrecho. -Es la idea, papá, que me miren, je je je-, bajé y cerré bien el carro y nos dirigimos los tres a la puerta de la casa de Leonela. Y en efecto, mi vestido súper entallado convulsi
Los padres de Leonela ofrecieron una opípara cena y pusieron a todo volumen todo tipo de música para bailar. -Pensar que todo empezó en un portal de poemas-, me dijo "Flecha" brindando por la futura pareja. En mi caso solo con agua mineral porque debía manejar toda la madrugada de regreso a mi casa, je. -Ya casi no entro a la web, espero que sigan apareciendo más y mejores poetas y poetisas-, le dije . -Si no fuera por ti, por tus poemas, yo no hubiera conocido a mi gran amor-, me insistió "Flecha", ésta vez besando engolosinado a Leonela. -Tú pensaste en un primer momento que "Leona" era "Andy"-, lo desafió, sin embargo, Leonela. -En un principio sí, no lo voy a negar, sin embargo después fui descubriéndote y pues te reitero que ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida-, decía él muy contento, sin dejar de hacer brillar sus ojos. -¿Cuándo te casas con tu adonis?-, me preguntó Leonela, refiriéndose a que Louis era la inspiración para mis versos. -Muy pront
El marido de Julissa seguía no habido. El capitán Waldo Harris se había hecho cargo de las investigaciones, del supuesto secuestro de la mujer y la demanda en contra del marido de ella por violencia doméstica, alteración del orden público y amenaza de muerte sobre Marcus Green. Alarmada Gladys me llamó a mi consultorio. -Doctora un policía la está buscando en recepción-, me dijo aterrada. Yo estaba con un paciente. Le dije que esperara unos minutos porque me encontraba en consulta. Era un anciano que padecía de Alzheimer. Estaba con su esposa. Ella estaba muy preocupada porque su marido estaba perdiendo sus facultades. Lamentablemente aquella es una enfermedad que no tiene cura, sin embargo se puede lograr menguar sus efectos, lograr una vida llevadera y reposada. Para eso se requieren terapias y fármacos. Es un proceso en que los seres humanos no estamos libres. Les di una receta y muchos tips. -No hagan una vida sedentaria, que la familia se reúna constantemente, que los h
Por la noche Marcia me escribió a mi móvil. Yo ya estaba en casa luego de una intensa jornada de trabajo. Estaba bastante cansada además y lo único que quería era darme un buen baño y estar relajada, tumbada en mis almohadas, viendo televisión. -Compré tu segundo poemario por internet, Andrea, y te digo que está estupendo-, decía ella efusiva con un emoji de aplausos. -Yo solo escribo lo que siento-, intenté ser modesta sin embargo mi corazón aullaba eufórico en mi pecho. Me sentía muy contenta por el mensaje de Marcia. -Todos los medios hablan de tus versos, afirman que son muy románticos y que eres una excelente poetisa-, no dejaba ella de halagarme. Yo me sentía muy abrumada. Le mandé la foto de una portada autografiada, con una emotiva dedicatoria. -Ay, no sabes lo emocionada que estoy, lo pondré, de inmediato, en mis redes sociales-, se emocionó aún más Marcia. -¿Estás saliendo con alguien?-, quise saber sobre su vida sentimental. -Sí, estoy saliendo con u