Capítulo 100

-Wow, tú sí que estás enamorada-, me dijo extasiada Antonella. Era obvio que las llamas se habían encendido en sus entrañas y se sentía sexy y sensual. Los poemas habían motivado su máxima feminidad. Eso saltaba a la vista pues hasta sus pechos parecían globos emancipados en su blusa.

-¿Te gustan?-, yo estaba muy entusiasmada por la euforia de ella.

-Me encantan, ¿a quién le cantas?-, se interesó Antonella.

-A un hombre que me decepcionó-, le confesé.

-Vaya sí que es un tonto, fallarle a una mujer tan hermosa, bellísima como tú, y tan romántica, con un corazón muy amoroso-, me elogió la editorial.

-¿Cuál te gusta?-, yo me sentía en la gloria.

-"Bandida", me ha impactado-, me dijo. De pronto Antonella se puso de pie, jaló su minifalda, se soltó los pelos, se sacó los lentes y comenzó a recitar igual si fuera una mujer muy sufrida, haciendo gestos, declamando como si de repente estuviera delante de un selecto auditorio.

-Esta noche asaltaré tu corazón

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