Elías Ferrer
Después del mensaje de Abril, aunque lo intenté no pude concentrarme, no se que me estaba pasando, era algo que me mantenía inquieto en todo momento. Ella me tenía así. Entre a la plataforma de ajedrez en línea, no estaba conectada, no respondía llamadas ni mensajes. No podía con la idea de que todo terminara aquí.
Me llevé las manos al rostro. Por mi mente apareció un pensamiento que quise omitir, miré el computador, no… Elías… no está bien lo que estás pensando. Me regañe, tan fácil que era para mí hackear su red y saber dónde estaba, yo no era una persona mala o mal intencionada, solo quería comprender por qué ese mensaje, por qué me decía que era ella la razón de que ya no quisiera tener contacto conmigo. Pero no podía quedarme sin una respuesta.
La ansiedad me estaba consumiendo, llamé a uno de mis primos para quedar a almorzar, con el que mejor me llevaba, tal vez él podría darme un consejo sobre qué hacer en mi situación, él era mucho más experimentado en eso.
Llegué al restaurante donde quedamos en vernos, era médico al igual que Sophie y mi tío Elian, aunque ahora no trabajaba , estaba estudiando su especialidad en cirugía. Cómo era de esperarse llegué antes que él, Francisco era un hombre impuntual. Mire de nuevo mi móvil, conteste algunos correos importantes del laboratorio mientras lo esperaba, diez minutos después, sentí su mano caer en mi espalda.
—¿Llevas mucho esperando primo? —pregunto, me puse de pie enseguida, una sonrisa enorme se dibujó en su rostro y los dos nos abrazamos.
—Eres un impuntual —le digo al momento que nos sentamos para ordenar.
Ríe burlándose.
—Tu eres demasiado puntual, me da curiosidad saber por qué me has llamado para vernos, siempre soy yo el que te ruego —suelta con sorna.
Una mesera se acerca, tiene un rostro lindo es muy joven, estudiante tal vez, miro a Francisco y veo que no le despega los ojos de encima, la chica se presenta y nos deja la carta para que ordenemos, hace unos gestos graciosos y le dirige una mirada coqueta a Francisco. Al instante nota mi mirada.
—¿Qué? —pregunta como si lo estuviera acusando.
Río.
—No pierdes la oportunidad para cazar mujeres…
—Soy hombre —responde tomando la carta, simulando que lee para después mirarme —es nuestro instinto —agudiza su mirada —no me digas que tú nunca has sentido esa emoción cuando ves una mujer bella, con curvas bien dotada.
El hombre frente a mí, sonríe, lo detallo con la mirada, su cabello es castaño y corto, enmarcando su rostro de manera elegante y pulcra. Sus ojos son de un color oscuro profundo como los de mi tío Elian pero su sonrisa es igual a la de mi tía Catrina, Francisco es el gemelo más rebelde, recuerdo que hubo un tiempo en el que mis tíos creían que era un caso perdido pues no quería estudiar decía que sería fotógrafo. Pero finalmente, sé que lo hizo por la familia.
Junto las yemas de mis manos recargando mi espalda en el asiento. Mientras pienso en como le contaré lo que me sucede, la mesera regresa, me sorprende que está vez sonríe sin despegar la vista de Francisco, él le pasa un papel con algo escrito a lo que yo ruedo los ojos, este hombre nunca va a cambiar, la chica mira el papel y lo guarda en uno de los bolsillos de su delantal, le guiña un ojo a mi primo, toma nuestra orden y se va.
—Le escribí para que me llame el fin de semana, espero sea divertida, pero, tú por qué tienes esa cara, pareciera que estás de luto…
Suspiro.
—Necesito un consejo.
Francisco alza la ceja sorprendida —¿De mí?
—Conocí una chica —suelto de repente, una sonrisa picaresca ilumina el rostro de mi primo.
—¿La amiga de Sophie?
Niego, imaginé a mi prima contando todo a la familia.
—No, no es ella.
—¿Entonces quién?
Lo miro con duda, si lo llame fue para que me ayude a aclarar mi mente, él sabe de mujeres las cosas que yo no entiendo, pero tampoco quiero que vaya con el chisme a mis padres como lo hace mi prima.
—Promete que no le dirás a nadie.
Francisco simula sellar sus labios con un candado imaginario —por supuesto que no le diré a nadie, no soy Sophie.
Exhalo.
—Te contaré como la conoci…
Le platico cada detalle, el día que conocí Abril, como platicar con ella se fue volviendo parte de mi rutina, lo que paso ese día cuando ella corto la comunicación conmigo, además me sincero confesándose que he estado a punto de hackear su red e ir a buscarla.
—¿Es en serio Elías? Quieres hackear su red.
Miro hacia la mesa con vergüenza, sé que no es algo ético y me puedo meter en muchos problemas por ello pero necesito conocerla, deseo verla aunque sea una sola vez.
Suspiro.
—Es que no sé qué me pasa…
Francisco me mira divertido, no sé que está tramando —entonces ve a buscarla, para eso me llamaste, ¿O no?
Abro los ojos, tengo que admitir que tiene razón, él es un rebelde y yo siempre he hecho lo correcto, jamás he roto las reglas, pero ahora daría lo que fuera por poder conocer a Abril de cerca.
—No tengo otra manera de saber de ella más que hackeandola... Y eso me puede traer muchos problemas, pensará que la estoy acosando y lo que menos quiero es asustarla.
—Mmm… por qué no usas tu magia con las computadoras para saber quién es, como se llama, etc… ya vez si te conviene si no, la olvidas.
—No quiero romper esa magia de verla frente a frente por primera vez —le explico reparando mi vista en mi whisky. Estoy tan ansioso que he tenido que recurrir a beber un trago para relajarme y eso no me hace sentir muy orgulloso.
—¿Entonces que quieres hacer?
Chasqueo la lengua.
—Estaba pensando solo ver su ubicación, aparecerme ahí y hablar con ella, decirle que podemos ser amigos, conocernos, no me importara su apariencia o sus defectos.
Francisco alza una ceja cuando terminó mi frase.
—Seguro no te importa su apariencia, por qué si antes no quiso encender su cámara y ahora no te contesta, algo oculta, tal vez no está muy bien agraciada que digamos, ¿Y si no es lo que tú imaginaste?
Muerdo mi labio inferior, existe la posibilidad de que al ver a Abby logre desenamorarme sería lo mejor que me podría pasar por qué así continuaría con mi vida, por ello es que necesito conocerla en persona, si es que hay una conexión entre los dos, presiento que será mi perdición.
—Por eso necesito verla
Francisco se pone de pie.
—Yo voy contigo, si puedes hackearla desde aquí, verdad.
Abro los ojos a unos enormes.
—¿Ahora? Debo regresar al laboratorio, no puedo ahora.
—Elias, eres el jefe, solo di que tuviste un inconveniente, nadie te cuestionara.
Niego.
—No puedo hacerle eso a mi trabajo, nunca miento.
—Es eso o tienes miedo.
Lo pienso una vez, dos veces.
—Esta bien, veamos dónde está.
Dejamos la cuenta pagada, Francisco me acompaña al auto, en menos de cinco minutos se dónde está, mi corazón late con fuerza y mi cuerpo vibra de emoción.
—Parece que está en una florería, no muy lejos de aquí, unos quince minutos conduciendo.
—Yo conduzco mientras revisas si se mueve.
—Lo que estamos haciendo no es legal —le recuerdo sintiendo como la adrenalina se apodera de mi cuerpo.
Francisco pone una mano en mi hombro y se acerca como si me fuera a decir un secreto.
—Recuerda que si te llevan preso, yo te sacaré, tenemos el suficiente dinero para pagar la multa que sea, tío Danilo tiene poder, además no tienes que hacer mucho, solo vas te acercas la miras, si te gusta la saludas, si no te regresas y nos vamos.
Respiro profundo.
—Está bien, hagámoslo…
Francisco sonríe mientras echa a andar mi auto.
—¿Recuerdas el único año de colegio que compartimos? Siempre te rogué que hicieras conmigo una travesura y ahora estamos a punto de hacer una, esto será muy divertido Elías, tú relájate, lo mejor es ver quién es Abril, así una de dos te desilusionas o te enamoras más.
Miro por la ventana, imaginándome si ella en realidad será como la imagino, dijo que tenía veintidós años, cabello castaño y era delgada. Si me mintiera sobre su edad o físico, lo que me molestaría seria la mentira, creo que soy lo suficientemente maduro e inteligente para saber apreciar el carácter de una persona, fue lo que me atrajo de Abby, su personalidad.
Francisco aparca frente a la florería, trato de mirar por la ventana, nos quedamos cinco minutos observando desde hace rato que ella se encuentra ahí.
—Tal vez trabaja ahí —digo sin dejar de mirar en esa dirección.
—Puede ser, hay muchos estudiantes que trabajan medio tiempo por las tardes, entra ahí y compra una flor, lo que sea, así la vez, es obvio que está ahí.
Respiro profundo, mis manos sudan frío y me siento nervioso, ya llegué hasta aquí. No puedo acobardarme.
Miro a mi primo hace un movimiento con sus manos como si me estuviera corriendo del auto. Abro la puerta y bajo. Las puertas de cristal se abren y entro, el aroma a flores aparece por todo el ambiente, miro hacia todos lados, pero no veo a nadie, todo es silencio, me acerco a la mesa de la caja registradora, hay un timbre.
Pero en eso escucho un ruido a mi espalda.
Mis ojos se abren de par en par, al ver a una chica castaña, en silla de ruedas. Ambos nos miramos.
Hols chicas lindas, espero esta nueva historia les este gustando, es una historia muy linda, tierna y con escenas spicy <3 Saludos.
Elías FerrerSu mirada quedó impresa en mi cerebro, mis labios se entreabrieron al mismo tiempo que mi corazón comenzó a latir con fuerza. ¿Era ella? Estaba en silla de ruedas, nunca comento ese detalle. No entendía, tenía que ser ella no había nadie más en esta tienda.—S… ¿Se le ofrece algo? —pregunta, agudizó mi mirada mientras analizo sus reacciones, está nerviosa y puedo notarlo en su voz.—Buenas tardes, busco a alguien… —le digo al mismo tiempo que busco algún gafete o algo que me dé información sobre ella.—¿A quién? —pregunta—Una joven, Abril se llama, le dicen Abby ¿Está aquí? —respondo con seriedad.En ese momento la puerta al final del pasillo se abre, una mujer joven sale de ahí, no creo que sea ella, tendrá cerca de los treinta, Abby dijo que tenía 22 como está chica en silla de ruedas, la miro de nuevo, ella tiene algo que… trago saliva, su mirada es hipnotizante, sus ojos son grandes, y sus labios pequeños y delgados , sus facciones son delicadas. Su cabello castaño c
Abril LaraEl silencio en la florería reino por unos instantes, mis manos estaban frías, había tenido el rostro de Elías a unos escasos centímetros del mío. Todo mi cuerpo se había estremecido y no estaba muy segura de que me hubiera creído, soy tan mala mintiendo.Pero, de todos modos, no se como es que supo que estaba aquí por que claramente me estaba buscando a mí. Tal vez contrato a alguien o que se yo, su familia tiene mucho poder y dinero, eso lo se por que es el director del laboratorio donde trabaja mi padre, por lo que ruego con toda mi alma que no me reconozca, no quiero que papá cargue con las consecuencias de haberme topado con su jefe.Él no tiene la culpa de que yo le haya mentido, podría despedirlo si esta molesto y yo se que el trabajo es muy importante para papá.Mi tía se acerca hasta donde estoy.—¿No encontró lo que buscaba ese joven? —preguntó mi tía.Niego.—Estaba buscando a alguien, pero le dije que aquí no se encontraba, que sólo estamos tú y yo.Mi tía me mir
Ella me miró, lo más probable es que ni si quiera supiera quien soy. Yo la conocía por que mi padre había hablado sobre ella en alguna ocasión.—Disculpa… ¿Quién eres? —preguntó con curiosidad.Humedecí mis labios —emmm… mi nombre es Abril Lara, necesito hablar con Elías Ferrer, por favor ayúdeme.—¿Eres la hija de Edwin? —preguntó ladeando un poco la cabeza.—Si.—Ven conmigo —me dijo.La seguí con mi silla de cerca, subimos hasta el último piso del edificio, mientras tanto ella me preguntó como había estado, como estaban mis papas y me dijo que lamentaba que lo hubieran despedido.Pensé que me llevaría a la oficina de Elías, pero luego me di cuenta que íbamos a su oficina.—Yo necesito hablar con Elías Ferrer… —dije.—No te va a atender, lo conozco, pero te pedí que vinieras aquí por que tengo una información que podría interesarle a tu padre, es una propuesta de trabajo en el extranjero, la paga es muy buena y tu padre esta calificado para llevarla a cabo sin problema —sacó un sobr
Abril LaraAl salir de la oficina, todos nos miraron con curiosidad. Elías era quien empujaba mi silla de ruedas para moverla. Antes de cruzar aquella sala de escritorios y oficinas se detuvo.—Volveré en un rato, sigan con el trabajo que necesito todos los archivos que pedí para cuando regresé.—Si, señor —la señorita me miró a los ojos para después sentarse en la silla haciendo como si buscara algo importante.Elías continúo caminando conmigo hacía el elevador, me daba cuenta que le hablaban y lo miraban con mucho respeto, o tal vez miedo, no lo sabía exactamente, aunque tenía la referencia de lo que decía papá sobre él.No nos dirigimos la palabra durante el camino. Llegamos a un auto mercedes negro en el estacionamiento. Abrió la puerta y sin preguntar me tomó en brazos y me sentó en el asiento del copiloto, me sentí como una niña pequeña, sin embargo, su cercanía me ponía nerviosa.—Gracias —añadí buscando su mirada mientras me acomodaba el cinturón de seguridad.Con gran pericia
Capítulo 12Abril LaraDe pronto sonreí al recordar algo que él me había platicado en uno de nuestros chats. Elías separo sus labios de los míos despacio. Ambos nos miramos.—¿Es tu primer beso? —pregunte curiosa, yo ya había tenido algunos novios, tenía experiencia, el beso de Elías era un beso primerizo, podía adivinarlo por la urgencia en la que me besó.Él sonrió de manera tierna —sí, ¿he sido muy obvio?Sonreí divertida —eres un buen besador…—Quiero… —dijo acercándose de nuevo a mis labios, pero retrocedí un poco mi rostro.—Espera… vas demasiado rápido… y ni si quiera me has preguntado si me interesas…Elías alzó una ceja.—Me correspondiste el beso.Él me ayudo a acomodarme de nuevo en mi silla.—Si, pero esto no es algo automático, estoy en silla de ruedas, ¿que podría ofrecerte yo en una relación?Elías empujo la silla hasta el living de nuevo. Se sentó en uno de los sillones y acercó la silla de ruedas quedando ambos frente a frente.—Se perfectamente que estas en una silla
Elías FerrerLlevaba una sonrisa en el rostro que no podía disimular. Siempre pensé que mi primer beso sería con alguien especial, es por ello que nunca intenté besar a alguna chica con la que no estuviera seguro de que podía sentir algo sincero por ella. Con Abby todo paso de manera natural, de pronto mis labios estaban rozando los suyos, cierro los ojos al momento de estacionar mi auto frente a la entrada de mi casa.Mi madre siempre esta atenta para cuando llegó a casa y se que esta no será la excepción, mi felicidad no la puedo disimular, solo hay algo con lo que voy a tener que lidiar. Sonrío con sarcasmo al darme cuenta como el destino me ha estado jugando una mala pasada, y es que Edwin me odia, lo pude ver en su mirada y no se si se presentará mañana en el laboratorio, pero no me importa, quien me importa es su hija y aunque suene cruel, él es una persona aparte. Yo estaré para su hija.Entró al interior de la residencia de mis padres, para mi sorpresa no veo a mamá por ningún
Desperté con una sonrisa, no podía disimular la felicidad que sentía al haber conocido a alguien como Elías, él era el hombre perfecto. Cuando miré el reloj en mi móvil me di cuenta de que tenía un mensaje de “Buenos días, me avisas cuando pueda visitarte”, abrí mi boca sorprendida, él era muy atento, “Ten bonito día, te aviso 😊” le respondí con una carita feliz.Después de que mamá me ayudará a bañarme y vestirme, pude notar como mis movimientos se estaban volviendo un poco más fáciles para mí, pero decidí no decirle a mi madre, no quería crearle falsas esperanzas de poder recuperarme, aún, pero me sentía feliz por que tal vez si practicaba lo suficiente mis ejercicios mis piernas pronto podrían responder.Como todos los días ayudé a mamá a poner la mesa mientras mi hermano menor picaba la fruta y nos platicaba sobre su entrenamiento, apenas era un adolescente, pero de grande quería ser futbolista. Aunque si fuera por mi padre, sería médico como todos nosotros.Papá entro a la habit
Abril LaraAcababa de enviarle un mensaje de texto a Elías, tenía muchas ganas de verlo. Él solo recordar ese beso me hacía estremecer de nuevo. Mi tía me había dicho que no me preocupara que Elías podía venir a la florería a verme las veces que quisiera, ella no le diría a mi padre.Media hora después él atravesaba la puerta del local, mi corazón se exaltó de emoción al verlo. Una sonrisa se dibujó en su rostro al verme. Me saludo con un beso en la mejilla, miles de sensaciones eléctricas recorrieron todo mi cuerpo.—Hola… —musitó sonriente.—Hola —conteste casi suspirando.Me encantaba el aroma de su fragancia, era exquisita.Mi tía carraspeo.—Emm… Elías, ella es mi tía, Laura, es hermana de papá, tía él es Elías —los presente.—Mucho gusto Elías —dijo mi tía extendiéndole la mano.—El gusto es mío, gracias por guardar el secreto —sonrió picaresco me daba cuenta que él era una persona muy sincera, no se limitaba en nada cuando hablaba —¿puedo llevar a Abril al parque?—Por supuesto