Capítulo 41Elías FerrerLa mano de mi madre en el hombro hace que se forme un nudo en la garganta que no me deja respirar. Abril y yo pasamos la mejor de nuestras noches, la había extrañado tanto después de que me secuestraron durante todos esos días. Pensé que esta vez nada nos separaría y nos separo la muerte.—Hijo… —escucho la voz de mamá cerca de mi oído.—Estoy bien… —trato de que mi voz suene natural pero la verdad es que estoy deshecho por dentro.Ha pasado una semana desde el día en que me desperté y vi a Abril inerte, estaba fría, me quebré por completo, quise reanimarla, revivirla, pero su corazón ya tenía varias horas que había dejado de funcionar, a veces el destino es caprichoso.La última noche que pasamos juntos Abril me hizo prometerle que si un día ella me llegaba a faltar yo continuaría con mi vida, lo he intentado pero por más que quiero no le veo sentido. Limpio las lagrimas de mi rostro recordando el de ella, su sonrisa. Nunca la voy a olvidar. Abril fue el amor
Elías FerrerEl doctor Sherman sale de la oficina cerrando la puerta a su espalda. Me he quedado a solas con Alexandra quien se acerca a mi para saludarme con un beso en la mejilla.—Me da gusto que te lleves mejor con tu padre… —comento. La última vez ella estaba a punto de huir de su casa debido a que sentía que su padre no la comprendía.Alexandra dibuja una enorme sonrisa en su rostro.—Hice lo que me aconsejaste, le hice saber sobre mis sentimientos y le prometí que si me dejaba estudiar artes, sería la mejor de la clase y así es, he estudiado mucho.—Me alegra saber eso.Ella da un paso hacía mí —todo es gracias a ti —hace una pausa —lamento lo de tu novia, si no es muy prematuro me gustaría invitarte hoy a cenar.La miro con curiosidad.—Gracias, pero tendré que rechazar la invitación, tengo demasiado trabajo, me excuso.Alexandra aprieta sus labios como si estuviera reprimiendo algo pero lo dice —quiero ofrecerte mi amistad Elías.—El problema es que no sólo quieres mi amistad
—Buenos días señor Brin —me recibe con amabilidad el guardia de la entrada del laboratorio.Asiento.Camino a toda prisa hasta la oficina de mi padre que ya debe haber llegado. Le pido a su secretaria que me anuncie con él mientras espero impaciente del otro lado de su escritorio. Me acercó al ventanal de la sala de espera observando al exterior del edificio. La oficina de mi padre está en un octavo piso en el edificio central de biotech. La empresa se compone de un complejo de varios edificios y laboratorios. Desde aquí puedo ver a los científicos paseando por los jardines verdes con su bata y lentes. Todos caminando apresurados a llegar a su puesto de trabajo. La secretaria de mi padre me avisa que ya puedo pasar.—¿Se puede? —pregunto asomando la cabeza por el espacio entre la puerta que acabo de hacer.—Pasa Connor —espeta papá en tono de seriedad. Doy unos pasos al interior de la oficina hasta quedar frente a él. En su escritorio puedo notar que tiene una infinidad de papeles des
Elías Ferrer BrinConducía mi Mercedes hacia casa después de un día agotador, mi día había estado lleno de reuniones con personas que parecía no entendían mis instrucciones, se supone que son científicos. Aprieto el volante respirando profundo y recordando las infinitas veces que mi madre me ha pedido que les tenga paciencia.De pronto al detenerme frente al semáforo rojo, veo como pequeñas gotas se estampan en el vidrio de mi auto, ha comenzado a llover. Bajo el vidrio de mi puerta solo un poco permitiendo que el olor a tierra mojada inunde mis fosas nasales, es uno de mis aromas favoritos, ese olor me calma cuando me siento ansioso.Amo la lluvia, es el clima perfecto para leer, armar, investigar o jugar ajedrez. Piso el acelerador a fondo cuando éste se pone en verde. Estaciono mi auto frente a la puerta de mi casa, salgo y camino rápido para no empaparme, odio que mi móvil se moje.—Buenas noches, cariño, ¿cómo te fue hoy? —escuchó la voz de mi madre, a mi espalda mientras camino
Elías FerrerTenía que hacer algo, no podía sacar de mi mente esa sensación agradable que me envolvía cuando jugaba ajedrez con Abby, ella tenía algo que me relajaba, me intrigaba. Ella me transportaba a un mundo donde solo estaba yo y mi pantalla, pero sabía que al otro lado de ella había una mujer muy inteligente y con temas interesantes para conversar. A veces me descubría en la oficina pensando en cómo será ella, que aspecto tendrá, me intrigaba mucho saberlo. No era un tonto, al contrario, soy un hombre y biológicamente estoy creado para que me atraigan las mujeres por qué uno de los objetivos con los que la naturaleza a creado al ser humano es para que cumplan con el ciclo de la vida y uno de ellos es procrear.De solo pensar en esa palabra toda mi piel se eriza, ¿Cómo será ella? Me repito en la mente.Pasan de las tres y no tengo señales de Abby, ella no se ha conectado durante toda la mañana lo que es raro, ¿estará ocupada? Me preguntó, me guardo una nota mental, debo pedirle
Abril LaraLos días anteriores a este habían sido difíciles para mí, en medio de una crisis emocional, mis padres decidieron que debía cambiar de terapeuta físico por tercera vez, en realidad nadie podía decirme que era lo que me pasaba, dos años atrás era una joven sana, era alegre, tenía amigos, un novio al que amaba con toda mi alma, estudiaba la carrera con la que había soñado desde niña, quería ser doctora. Solo recuerdo que esa noche antes de dormir, comencé a sentir un hormigueo en todo mi cuerpo, especialmente en mis piernas y brazos. A la mañana siguiente no sabía lo que pasaba, mis piernas no respondían, caí al suelo. Grite fuerte pidiendo ayuda. Los doctores me diagnosticaron una enfermedad rara que solo le pasaba a uno de cada cien mil personas en el mundo, era un tipo de atrofia que estaba ligada a mi sistema nervioso. Los doctores dijeron que tenía muchas esperanzas de volver a caminar, la mayoría caminaba después de un año o un año y medio siguiendo todas las indicacion
Abril LaraAbrí mis ojos con la sensación de querer ir al baño, rápidamente y como pude me senté en la cama, respiré profundo, no era fácil para mi poder controlar mis enormes ganas por hacer pipí. Me puse de pie rezando porque mis piernas no me fallaran, me senté en la silla de ruedas y después de varias maniobradas con mi cuerpo y pensamientos de agradecimiento a mi padre por haber puesto todos esos pasamanos para que pudiera ir al baño sin tener que estarlos despertando, al fin salí del baño sintiendo gran alivio en mi cuerpo.Miré el reloj de mi mesita contigua a la cama, apenas eran las 11:30 de la noche, era entre comillas temprano, ya que llegué a pensar que era de madrugada. Miré el computador, un leve cosquilleo apareció en mi cuerpo.Antes ni si quiera hubiera imaginado que mi pasatiempo favorito se convertiría en jugar ajedrez en línea. Al principio lo hacia para distraer mis pensamientos, para no dejar que la tristeza por ver que la rehabilitación y mis tratamientos no dab
Elias Ferrer—¡Elías… Elías…! —la voz de mi padre me sacó de mis pensamientos, lo miré.—No escuché lo que estabas diciendo papá, lo siento —me excusé tratando de volver a tomar el tenedor.Era de mañana, la sensación de confusión, decepción y tristeza no me dejaron dormir por la noche, mis ojos estaban rojos. Le envíe varios mensajes y llamada a Abby, explicándole que fuera el hijo del ex presidente no me hacía otra persona, de hecho siempre consideré que mis padres vivían de manera mucho más sencilla que lo que vivían otros ex presidentes del país, ellos no eran del tipo de personas que les gustará presumir sus bienes y eso me enseñaron desde que era un niño.¿Era mi físico? No lo sabía, pero tampoco ella me había respondido ese cuestionamiento, simplemente ya no me respondió, eso me tenía de mal humor, porque no respondía un maldito mensaje diciéndome por que corto la comunicación en cuanto me vio.No entendía que pasaba y eso me trastornaba, no me gustaba entender a las personas,