Elias Ferrer
—¡Elías… Elías…! —la voz de mi padre me sacó de mis pensamientos, lo miré.
—No escuché lo que estabas diciendo papá, lo siento —me excusé tratando de volver a tomar el tenedor.
Era de mañana, la sensación de confusión, decepción y tristeza no me dejaron dormir por la noche, mis ojos estaban rojos. Le envíe varios mensajes y llamada a Abby, explicándole que fuera el hijo del ex presidente no me hacía otra persona, de hecho siempre consideré que mis padres vivían de manera mucho más sencilla que lo que vivían otros ex presidentes del país, ellos no eran del tipo de personas que les gustará presumir sus bienes y eso me enseñaron desde que era un niño.
¿Era mi físico? No lo sabía, pero tampoco ella me había respondido ese cuestionamiento, simplemente ya no me respondió, eso me tenía de mal humor, porque no respondía un maldito mensaje diciéndome por que corto la comunicación en cuanto me vio.
No entendía que pasaba y eso me trastornaba, no me gustaba entender a las personas, por eso es que siempre preferí las computadoras a las mujeres, algo más seguro.
—Sophie me contó que ayer saliste a cenar con ella y una amiga, hijo, ¿Cómo te fue? -preguntó mamá enseguida, seguro mi prima ya le había dado todos los detalles por teléfono.
Bebí lentamente de mi copa de agua.
—Estuvo bien, una cena… normal, ellas platicaron de sus cosas la mayor parte del tiempo… —expliqué sin mucho ánimo, mis pensamientos estaban en Abril.
—Dijo Sophie que su amiga, era muy linda, inteligente y juega ajedrez… —añadió mamá mientras probaba bocado, no podía disimular la emoción en su voz.
Mire a papá pidiéndole ayuda, pero él sólo se limito a comer.
—Si es linda, educada, risueña, pero no me interesa —sonreí con sarcasmo —lo siento mamá, se que deseas que viva la experiencia del amor, pero no creo que eso pase con ella.
Mamá me mira con ternura.
—Hijito, sólo quiero que conozcas, está bien si sientes que aún no estás listo para eso…
—Eres nuestro único hijo Elías, a lo que se refiere tu madre es a que algún día no estaremos para ti, es la ley dela vida, estuve la mayor parte de mi vida solo hasta que conocí a tu madre por azares del destino, ella me mostró otra manera de ver el mundo, no te pido que andes por ahí buscando una mujer, si no que no te cierres al amor cuando este llegué, por que así seas el hombre más insensible, algún día llegará alguien que te enseñé a querer.
Veo como mi madre mira con amor a papá, ellos en verdad están muy enamorados, siempre ha sido así y me siento afortunado de tenerlos. Mamá se levanta y da un beso breve en los labios a mi padre.
Suspiro, Abril me había flechado, me sentía algo parecido a estar en las nubes cuando platicábamos pero algo estaba pasando. Podía obtener su ubicación por su ip, podía ir a su casa y enfrentarla, si me iba a decepcionar era mejor decepcionarme por completo, pero hacer eso no era ni ético ni legal, también podía hackear su computadora… no, no, no, ¿Qué estás pensando Elías? Mi padre me mata si hago eso.
Mientras mis padres se enviaban mimos mientras desayunaban, envíe un mensaje a Abril disimuladamente.
“Pensé que teníamos algo real, necesito saber qué es lo que está mal en mí para que ni si quieras puedas contestar un mensaje, al menos una respuesta para que pueda olvidar los últimos dos meses que hablamos durante todas las noches”.
Aprieto los dientes odiando esa sensación de tristeza que de pronto me embarga y me amenaza con hacerme llorar. Nunca he llorado por una mujer y no lo pienso hacer. Me levanto de la silla.
—Me voy, no tolero llegar tarde —suelto, sintiendo un nudo en la garganta.
Mi madre junta las cejas como queriendo descubrir porque estoy así, ella me conoce más que nadie y ahora no tengo tiempo para consuelos, aunque viniendo de ella, sé que me reconfortaría.
Llegue a la oficina hecho una furia caminaba de un lado para el otro, trabajar era mi mayor ocupación, comencé a pedir todos los reportes de los estudios pendientes, les dije a todos los investigadores que los necesitaba para ese día, yo me haría cargo del tratamiento de los datos, aunque eso significara no dormir en una semana al menos tendría mi mente ocupada pensando en otra cosa que no fuera en ella.
Le pedí a Dahiana que vinera a mi oficina —¿Dónde esta Lara? —pregunte con molestia, habíamos quedado en que ya no iba a faltar y ahora notaba en el sistema de asistencia que aún no llegaba y ya pasaba de la hora.
Dahiana se encogió de hombros —no lo sé, no ha llamado, ¿necesitas algo?
—Si, el resultado de los estudios que realizó ayer… puedes ir a su oficina y tomarlos, por favor.
Dahiana me miro de manera extraña, podía adivinar lo que pensaba.
—¿No deberíamos esperar a que sea él quien los entregué? Yo no sé dónde los guarda.
—Búscalos…
—¿Y por qué tu no vas a buscarlos?
Miré con cara de pocos amigos a la mejor amiga de mi madre.
—Dahiana…
Ella suspiró exasperada.
—Elías, intuyó que en cuánto llegué el doctor Lara lo vas a despedir, esta bien, a pesar de que todo el laboratorio sabe que tiene una hija enferma y eso le ha traído muchos problemas con el trabajo, después de todo esto es un negocio, cuando Sally te dejó a cargo de todo, me pidió que te guiará, pero imposible jovencito, la manera en la que pides las cosas, los tiempos en los que las pides, como me hablas a mí que te limpie hasta los pañales cuando eras bebé, los empleados no somos robots, metete eso a la cabeza, aquí ni en china, no se para que quieres ahora todos esos millones de datos, ¿para procesarlos tú? ¿acaso no pretendes dormir en un mes? ¡Eso es inhumano Elias! Tú tampoco eres un robot…
Los regaños de Dahiana solo logran alterarme más, ella no sabe ni si quiera lo que estoy sintiendo. Camino hasta quedar frente a ella donde los dos nos sostenemos la mirada.
—Pues si te gusta, serás la mejor amiga de mi madre, pero sigues siendo una empleada más… —gruño.
Pero luego me doy cuenta del error que acabo de cometer por un arrebato. Ella me mira con decepción.
—No te daré ese gusto, cuando niño, cuando hacías tus berrinches tus padres debieron haberte dado unas buenas nalgadas, así que antes de que me vaya, le enviaré una carta a tu madre firmada por el personal, y que pase lo que tenga que pasar.
—Yo a veces no mido mis palabras… —me disculpo.
Dahiana me abraza, su abrazo es sincero y de pronto siento que me quiebro.
—Te estimo Elias, como si fueras mi hijo, pero el hecho de que seas un genio aquí —lleva su dedo índice a mi cabeza—no quiere decir que tengas la experiencia para manejar todo una empresa donde es entablar conversaciones la mayor parte del tiempo.
—¿Por qué mamá se retiró en su lugar?
Dahiana sonríe levemente.
—Por que quería que aprendieras, uno aprende de los errores, eres un niño genio, con los datos y maquinas, nunca fallas, pero con las personas es diferente, uno aprende conociendo a la gente, hay personas buenas, hay personas no tan buenas, pero no a todos los vas a ordenar como si fueran unas máquinas, si por ti fuera quitarías la hora de la comida y harías que comieran en su oficina o ¿me equivoco? —sonrío juguetón, me conoce bien.
Inhalo profundo.
—Esta bien, trabajaré en ello, ¿aún así le enviarás la carta a mamá?
—Por supuesto que sí.
Dahiana sale de la oficina. Elevo mi rostro mirando al techo, este no es un buen día para mí. Froto mi rostro con las manos. Mi interfon suena y es mi secretaria avisándome que Lara ha llegado, miro el reloj una hora y media tarde, debe tener una buena excusa para haber llegado tarde. Le digo que lo manden llamar.
Me siento en mi silla, cuando el doctor Lara entra a mi oficina, se que ya intuye porque está aquí.
—Doctor tomé asiento —apenas viene llegando pues no trae la bata puesta.
—Buen día director —saluda temeroso.
Tomo mi pluma moviéndola con mis dedos, es una mera que he encontrado para ser paciente.
—Puede decirme el motivo por el que ha llegado tarde —le pido con voz seria.
El entrelaza su manos señal que está nervioso.
—Mi auto me ha dejado tirado —frunzo las cejas —tal vez fue un fallo eléctrico, tal vez se me olvido realizar el mantenimiento a mi auto, he tenido mi cabeza en desorden, es la verdad y le pido una disculpa.
Paso saliva, por más que intento entenderlo, no siento la más mínima compasión por él.
—Le había advertido que una falta más y sería despedido, puede pasar a dejar su gafete y la bata, le extenderán un cheque por los años trabajados.
Edwin Lara se pone de pie de inmediato —pero es que yo necesito el trabajo… mi hija esta enferma y esto no fue algo que planee.
—Por favor, retírese.
Su mirada de odio llegaba hasta donde estaba, haría las cosas como debía, había un reglamento en Nubak y tenía que cumplirse.
—Esta bien, sólo espero que nunca tenga que preocuparse por el sufrimiento de un ser querido que esta atado a una silla de ruedas.
Me pongo de pie.
—No puedo saberlo, por que ahora no conozco a nadie en esa condición —sentenció.
El doctor Lara sale de la oficina dando tremendo portazo. A mi móvil entra un mensaje, es de Abril, todo mi cuerpo se estremece al instante.
“No eres tú, soy yo, lo siento”.
Capítulo 6Abril LaraHoy me sentía fatal, miraba a papá mientras desayunábamos, él comía muy rápido porque su jefe ya le había advertido que una falta más y lo despediría. Exhalé sin ánimo, peor suerte no pude haber tenido, resulto que el jefe de mi padre es el chico con el que estuve jugando ajedrez en línea todo los días durante dos meses. ¡Aún no lo creía!Estaba en una encrucijada, me gustaba platicar con Elías, muchas veces en mis días negros fue quien me saco una sonrisa a través de la pantalla. Pero también estaba papá, no podía dejar que Elías supiera que era la hija de uno de sus empleados, además de la razón por la que estuvo a punto de despedirlo, sumándole a todo eso yo no le había contado que estaba en silla de ruedas y por la insistencia en sus mensajes me estaba dando cuenta que le había lastimado el corazón, todo eso me hacía sentir como la persona más cruel y ruin de todo el mundo.—¿Qué tienes hija? Desde hace rato te notó cabizbaja —me preguntó mamá una vez que pa
Elías Ferrer Después del mensaje de Abril, aunque lo intenté no pude concentrarme, no se que me estaba pasando, era algo que me mantenía inquieto en todo momento. Ella me tenía así. Entre a la plataforma de ajedrez en línea, no estaba conectada, no respondía llamadas ni mensajes. No podía con la idea de que todo terminara aquí. Me llevé las manos al rostro. Por mi mente apareció un pensamiento que quise omitir, miré el computador, no… Elías… no está bien lo que estás pensando. Me regañe, tan fácil que era para mí hackear su red y saber dónde estaba, yo no era una persona mala o mal intencionada, solo quería comprender por qué ese mensaje, por qué me decía que era ella la razón de que ya no quisiera tener contacto conmigo. Pero no podía quedarme sin una respuesta. La ansiedad me estaba consumiendo, llamé a uno de mis primos para quedar a almorzar, con el que mejor me llevaba, tal vez él podría darme un consejo sobre qué hacer en mi situación, él era mucho más experimentado en eso. L
Elías FerrerSu mirada quedó impresa en mi cerebro, mis labios se entreabrieron al mismo tiempo que mi corazón comenzó a latir con fuerza. ¿Era ella? Estaba en silla de ruedas, nunca comento ese detalle. No entendía, tenía que ser ella no había nadie más en esta tienda.—S… ¿Se le ofrece algo? —pregunta, agudizó mi mirada mientras analizo sus reacciones, está nerviosa y puedo notarlo en su voz.—Buenas tardes, busco a alguien… —le digo al mismo tiempo que busco algún gafete o algo que me dé información sobre ella.—¿A quién? —pregunta—Una joven, Abril se llama, le dicen Abby ¿Está aquí? —respondo con seriedad.En ese momento la puerta al final del pasillo se abre, una mujer joven sale de ahí, no creo que sea ella, tendrá cerca de los treinta, Abby dijo que tenía 22 como está chica en silla de ruedas, la miro de nuevo, ella tiene algo que… trago saliva, su mirada es hipnotizante, sus ojos son grandes, y sus labios pequeños y delgados , sus facciones son delicadas. Su cabello castaño c
Abril LaraEl silencio en la florería reino por unos instantes, mis manos estaban frías, había tenido el rostro de Elías a unos escasos centímetros del mío. Todo mi cuerpo se había estremecido y no estaba muy segura de que me hubiera creído, soy tan mala mintiendo.Pero, de todos modos, no se como es que supo que estaba aquí por que claramente me estaba buscando a mí. Tal vez contrato a alguien o que se yo, su familia tiene mucho poder y dinero, eso lo se por que es el director del laboratorio donde trabaja mi padre, por lo que ruego con toda mi alma que no me reconozca, no quiero que papá cargue con las consecuencias de haberme topado con su jefe.Él no tiene la culpa de que yo le haya mentido, podría despedirlo si esta molesto y yo se que el trabajo es muy importante para papá.Mi tía se acerca hasta donde estoy.—¿No encontró lo que buscaba ese joven? —preguntó mi tía.Niego.—Estaba buscando a alguien, pero le dije que aquí no se encontraba, que sólo estamos tú y yo.Mi tía me mir
Ella me miró, lo más probable es que ni si quiera supiera quien soy. Yo la conocía por que mi padre había hablado sobre ella en alguna ocasión.—Disculpa… ¿Quién eres? —preguntó con curiosidad.Humedecí mis labios —emmm… mi nombre es Abril Lara, necesito hablar con Elías Ferrer, por favor ayúdeme.—¿Eres la hija de Edwin? —preguntó ladeando un poco la cabeza.—Si.—Ven conmigo —me dijo.La seguí con mi silla de cerca, subimos hasta el último piso del edificio, mientras tanto ella me preguntó como había estado, como estaban mis papas y me dijo que lamentaba que lo hubieran despedido.Pensé que me llevaría a la oficina de Elías, pero luego me di cuenta que íbamos a su oficina.—Yo necesito hablar con Elías Ferrer… —dije.—No te va a atender, lo conozco, pero te pedí que vinieras aquí por que tengo una información que podría interesarle a tu padre, es una propuesta de trabajo en el extranjero, la paga es muy buena y tu padre esta calificado para llevarla a cabo sin problema —sacó un sobr
Abril LaraAl salir de la oficina, todos nos miraron con curiosidad. Elías era quien empujaba mi silla de ruedas para moverla. Antes de cruzar aquella sala de escritorios y oficinas se detuvo.—Volveré en un rato, sigan con el trabajo que necesito todos los archivos que pedí para cuando regresé.—Si, señor —la señorita me miró a los ojos para después sentarse en la silla haciendo como si buscara algo importante.Elías continúo caminando conmigo hacía el elevador, me daba cuenta que le hablaban y lo miraban con mucho respeto, o tal vez miedo, no lo sabía exactamente, aunque tenía la referencia de lo que decía papá sobre él.No nos dirigimos la palabra durante el camino. Llegamos a un auto mercedes negro en el estacionamiento. Abrió la puerta y sin preguntar me tomó en brazos y me sentó en el asiento del copiloto, me sentí como una niña pequeña, sin embargo, su cercanía me ponía nerviosa.—Gracias —añadí buscando su mirada mientras me acomodaba el cinturón de seguridad.Con gran pericia
Capítulo 12Abril LaraDe pronto sonreí al recordar algo que él me había platicado en uno de nuestros chats. Elías separo sus labios de los míos despacio. Ambos nos miramos.—¿Es tu primer beso? —pregunte curiosa, yo ya había tenido algunos novios, tenía experiencia, el beso de Elías era un beso primerizo, podía adivinarlo por la urgencia en la que me besó.Él sonrió de manera tierna —sí, ¿he sido muy obvio?Sonreí divertida —eres un buen besador…—Quiero… —dijo acercándose de nuevo a mis labios, pero retrocedí un poco mi rostro.—Espera… vas demasiado rápido… y ni si quiera me has preguntado si me interesas…Elías alzó una ceja.—Me correspondiste el beso.Él me ayudo a acomodarme de nuevo en mi silla.—Si, pero esto no es algo automático, estoy en silla de ruedas, ¿que podría ofrecerte yo en una relación?Elías empujo la silla hasta el living de nuevo. Se sentó en uno de los sillones y acercó la silla de ruedas quedando ambos frente a frente.—Se perfectamente que estas en una silla
Elías FerrerLlevaba una sonrisa en el rostro que no podía disimular. Siempre pensé que mi primer beso sería con alguien especial, es por ello que nunca intenté besar a alguna chica con la que no estuviera seguro de que podía sentir algo sincero por ella. Con Abby todo paso de manera natural, de pronto mis labios estaban rozando los suyos, cierro los ojos al momento de estacionar mi auto frente a la entrada de mi casa.Mi madre siempre esta atenta para cuando llegó a casa y se que esta no será la excepción, mi felicidad no la puedo disimular, solo hay algo con lo que voy a tener que lidiar. Sonrío con sarcasmo al darme cuenta como el destino me ha estado jugando una mala pasada, y es que Edwin me odia, lo pude ver en su mirada y no se si se presentará mañana en el laboratorio, pero no me importa, quien me importa es su hija y aunque suene cruel, él es una persona aparte. Yo estaré para su hija.Entró al interior de la residencia de mis padres, para mi sorpresa no veo a mamá por ningún