Capítulo 12Abril LaraDe pronto sonreí al recordar algo que él me había platicado en uno de nuestros chats. Elías separo sus labios de los míos despacio. Ambos nos miramos.—¿Es tu primer beso? —pregunte curiosa, yo ya había tenido algunos novios, tenía experiencia, el beso de Elías era un beso primerizo, podía adivinarlo por la urgencia en la que me besó.Él sonrió de manera tierna —sí, ¿he sido muy obvio?Sonreí divertida —eres un buen besador…—Quiero… —dijo acercándose de nuevo a mis labios, pero retrocedí un poco mi rostro.—Espera… vas demasiado rápido… y ni si quiera me has preguntado si me interesas…Elías alzó una ceja.—Me correspondiste el beso.Él me ayudo a acomodarme de nuevo en mi silla.—Si, pero esto no es algo automático, estoy en silla de ruedas, ¿que podría ofrecerte yo en una relación?Elías empujo la silla hasta el living de nuevo. Se sentó en uno de los sillones y acercó la silla de ruedas quedando ambos frente a frente.—Se perfectamente que estas en una silla
Elías FerrerLlevaba una sonrisa en el rostro que no podía disimular. Siempre pensé que mi primer beso sería con alguien especial, es por ello que nunca intenté besar a alguna chica con la que no estuviera seguro de que podía sentir algo sincero por ella. Con Abby todo paso de manera natural, de pronto mis labios estaban rozando los suyos, cierro los ojos al momento de estacionar mi auto frente a la entrada de mi casa.Mi madre siempre esta atenta para cuando llegó a casa y se que esta no será la excepción, mi felicidad no la puedo disimular, solo hay algo con lo que voy a tener que lidiar. Sonrío con sarcasmo al darme cuenta como el destino me ha estado jugando una mala pasada, y es que Edwin me odia, lo pude ver en su mirada y no se si se presentará mañana en el laboratorio, pero no me importa, quien me importa es su hija y aunque suene cruel, él es una persona aparte. Yo estaré para su hija.Entró al interior de la residencia de mis padres, para mi sorpresa no veo a mamá por ningún
Desperté con una sonrisa, no podía disimular la felicidad que sentía al haber conocido a alguien como Elías, él era el hombre perfecto. Cuando miré el reloj en mi móvil me di cuenta de que tenía un mensaje de “Buenos días, me avisas cuando pueda visitarte”, abrí mi boca sorprendida, él era muy atento, “Ten bonito día, te aviso 😊” le respondí con una carita feliz.Después de que mamá me ayudará a bañarme y vestirme, pude notar como mis movimientos se estaban volviendo un poco más fáciles para mí, pero decidí no decirle a mi madre, no quería crearle falsas esperanzas de poder recuperarme, aún, pero me sentía feliz por que tal vez si practicaba lo suficiente mis ejercicios mis piernas pronto podrían responder.Como todos los días ayudé a mamá a poner la mesa mientras mi hermano menor picaba la fruta y nos platicaba sobre su entrenamiento, apenas era un adolescente, pero de grande quería ser futbolista. Aunque si fuera por mi padre, sería médico como todos nosotros.Papá entro a la habit
Abril LaraAcababa de enviarle un mensaje de texto a Elías, tenía muchas ganas de verlo. Él solo recordar ese beso me hacía estremecer de nuevo. Mi tía me había dicho que no me preocupara que Elías podía venir a la florería a verme las veces que quisiera, ella no le diría a mi padre.Media hora después él atravesaba la puerta del local, mi corazón se exaltó de emoción al verlo. Una sonrisa se dibujó en su rostro al verme. Me saludo con un beso en la mejilla, miles de sensaciones eléctricas recorrieron todo mi cuerpo.—Hola… —musitó sonriente.—Hola —conteste casi suspirando.Me encantaba el aroma de su fragancia, era exquisita.Mi tía carraspeo.—Emm… Elías, ella es mi tía, Laura, es hermana de papá, tía él es Elías —los presente.—Mucho gusto Elías —dijo mi tía extendiéndole la mano.—El gusto es mío, gracias por guardar el secreto —sonrió picaresco me daba cuenta que él era una persona muy sincera, no se limitaba en nada cuando hablaba —¿puedo llevar a Abril al parque?—Por supuesto
Elías FerrerLlevé a Abril al restaurante donde había ido unos días antes junto a Francisco, no era una persona que socializara tanto así que preferí llevarla a un lugar que ya conocía, era un lugar tranquilo y el servicio era bueno. No quería dejar de ver su sonrisa, ni alejarme de ella, no quería que se llegará el momento de tener que dejarla en el local de su tía, miré mi reloj con disimulo mientras una señorita con uniforme nos atendió en la entrada, faltaban ya sólo dos horas para regresarla a la florería.—¿Tienen reservación señor? —preguntó la señorita.La miré, era joven unos treinta años, sonrisa entrenada, espalda erguida y mentón contraído.—No tenemos, ¿es un problema? —respondo con seriedad.—Lo siento jóvenes, sólo atendemos con reservación anticipada, además… —mordió su labio inferior haciendo que frunciera una de mis cejas —la señorita que lo acompaña, no lleva la vestimenta que nuestros clientes suelen vestir.Apreté los dientes con molestia.—¿A que te refieres con
Abril LaraSentí un dolor en mi pecho que me aprisionó el corazón. Estaba incrédula ante lo que mis ojos estaban viendo en ese momento, mi padre, estaba besándose con otra mujer que no era mi madre. No podía creerlo.Él se puso de pie, mirando fijamente hacia donde estaba nuestra mesa. Pude notar su mirada de sorpresa al verme junto a Elías, pero quien se había llevado la mayor de las sorpresas fui yo al verlo con otra mujer.Mi rostro estaba descompuesto. Elías se puso de pie plantándose a lado mío. Mi padre camino a grandes zancadas hasta donde estábamos.—¿Qué haces con este hombre? —inquirió con marcada molestia.Elías alzó la barbilla mirándolo con furia.—¿Por qué mejor no me explicas que haces besando a otra mujer que no es mi madre? —suelto apretando mis manos en los poza brazos de mi silla de ruedas, quisiera poder levantarme, no sentir esta sensación de impotencia al no estar a la misma altura que ellos.Mi padre desvía su vista y eso me ocasiona mayor coraje.—Vamos a casa,
Elías Ferrer¡Abril estaba caminando!Alcance a tomarla entre mis brazos antes de que callera al suelo.—¡Abril! —la llamé, pero no me respondía, estaba inconsciente. Mi adrenalina estaba hasta el tope y el miedo de perderla me estaba sofocando por dentro —¡Abril!Su madre se acercó, estaba llorando.—¡Abril, hijita, despierta por favor!—Tenemos que llevarla a un hospital…La cargue en peso sin importar lo que las otras personas presentes pudieran pensar, no me importaba, lo único que me importaba es que Abril estuviera bien. Su madre subió al auto.Durante el camino, llamé a mi tío Elian, era el único que podía asegurarme que atenderían rápido a Abril. Y así fue cuando llegamos estaba un equipo de enfermeros ya esperándonos.—Vas a estar bien… —sollozo, por primera vez llorando por alguien que no fueran mis padres.—Elías, ¿Qué paso? ¿Quién es ella? —Sophie estaba junto a la puerta cerca de recepción, esperándome —papá dijo que la chica viene muy mal.Asentí, llevándome ambas manos
Elías FerrerLlegué al hospital tan rápido como la velocidad de mi auto lo permitió. Antes de buscar a mi tío, fui a la habitación de Abril. No se nos permitía entrar, solo en horas de visita, pero la cortina del ventanal de la habitación siempre permanecía abierta en el área de pacientes de intensivo. Acerqué mi rostro tanto como pude al cristal de la ventana. Allí estaba ella, tan inerte como la última vez que vine.—Perdóname por no venir tan seguido a verte como debería, pero estoy haciendo todo lo posible para hacer que despiertes, sólo necesito un poco de tiempo —digo. La voz se me quiebra al final de mi explicación, verla en ese estado me duele, no poder tocar sus labios con los míos me quema por dentro.Siento una mano que descansa en mi hombro. Me giro para ver quien es.—Tío Elian, necesito hablar contigo… —lo miró a los ojos, en su rostro puedo ver que es como si ya me hubiera estado esperando.Fija la mirada en Abril.—Sus padres quieren desconectarla, ya les he dado el fo