—La mancha gigante gelatinosa como le dices. Se ha ido. Los desquiciados se han ido. Él lo hizo. ¡Lo hubieras visto! ¡Fue un completo espectáculo, te hubieras sentido orgullosa de él! ¡De nuestro alfa!—Su sonrisa se desvaneció mientras su cuerpo se balanceaba—. Los cachorros estarán a salvo, pero las rocas…—tragó saliva por la dificultad que le llevaba hablar— . Las rocas y todos nosotros los lycans adultos estamos muriendo con nuestro alfa Emerson.

Kary ahora recordaba que los lycan también eran parte de su alfa, de Emerson, ya que le habían jurado lealtad eterna el día que decidieron formar parte de la manda. Él los mantenía vivos a ellos y a las rocas, así que sin él...

—¿Qué puedo hacer?—Sonaba al borde de la histeria incluso a sus propios oídos. Tiró de la mano de Jareik sin importarle nada de eso—. Dime que puedo salvarlo.

—No ha despertado desde la batalla del día que te fuiste—el beta negó con la cabeza—. Es cuestión de tiempo, para todos nosotros.

La mujer se agarró el colla