Comenzó a quitarme la camiseta lentamente, enrollándola sobre mi cabeza. Después se arrodilló con las piernas a los lados de mi cuerpo, sin dejar de observarme.- ¿Estás decepcionado al ver mi ropa interior de algodón simple? - bromeé, viéndolo sonreír al recordar nuestra conversación de la noche anterior.- ¿Desilusionado? ¡Jamás! Puedes llevar lo que sea y te verías condenadamente sexy - respondió trazando con sus dedos delicados arabescos sobre el borde de la braga.Desabrochó uno a uno los botones de su camisa. Si yo era sexy, él era un maldito pecado andante. Lamí mis labios nerviosamente, mi boca haciéndose agua ante ese pecho tallado por los dioses que se presentaba firme, sin marcas ni cicatrices y deseé como nunca hacerle una, dejarle un pequeño recuerdo de este momento.- ¿Te agrada lo que ves?- preguntó roncamente, mordiendo las yemas de mis dedos.- No es nada del otro mundo- mentí, viéndolo sonreír nuevamente- he visto mejores, abogado.- ¿De veras?- contestó con picardía
En el cumpleaños de An, creí que era perfecta, pero me equivoqué. No estaba preparado para verla entregada al deseo. Con la frente sudorosa y los labios entreabiertos, gemía sin control. No reprimía sus necesidades, daba y exigía buscando siempre más. Su dulzura, sensualidad y entrega encendían el fuego en mi cuerpo, quemándome como nunca antes. Anhelaba sumergirme en su dulzura, aunque deseaba que fuera ella quien tocara primero el cielo.- Khal... estoy tan cerca, necesito... - jadeó casi incomprensible- por favor.- Lo que quieras cielo - susurré deseando darle todo lo que quería.Sus ojos azules me miraban expectantes y anhelantes, desafiándome. Sin apartar la vista, lentamente volví a colocar mi boca en aquel pequeño botón sensible. Lamió sus labios de forma tan erótica que sentí líquido preseminal escaparse de mi pene. Recorrí su clítoris con la lengua, saboreando su dulce sabor. Presioné mis labios contra ella y chupé sin poder parar.Sus caderas se movían sin control, sus mano
Viéndola reír a carcajadas, experimenté una extraña emoción en el pecho, una opresión peculiar. Lucía radiante y plena, y deseaba que siempre se sintiera así. Quería ser quien la hiciera feliz. Me sentía abrumado por emociones nuevas para mí. Misha debió notar algo, pues me besó con fuerza, llevándose mis preocupaciones.- ¿Algo va mal? - preguntó, acariciando mi rostro - te noto tenso.- ¿Tenso? No, solo me pregunto qué hace una mujer tan hermosa como tú a mi lado - contesté con sinceridad, viéndola sonreír- ¿Qué habré hecho para recibir este hermoso regalo?- Abogado, estás ganando muchos puntos con esas dulces palabras- contestó dejando pequeños besos a lo largo de mi pecho.- ¿En serio, doctora? Entonces debería seguir hablando - murmuré, besándola nuevamente - ¿dejamos el café para más tarde quizás?- Me gusta cómo piensas - dijo, colocándose sobre mi pecho.Después de volver a tocar el cielo entre sus brazos, la vi levantarse de la cama, desnuda y sin tapujos. Tomó su bata, el c
Cuando David me informó sobre el ataque a Mica, sentí cómo mis piernas flaqueaban y mi corazón se aceleraba por el miedo. El pasado y el presente se entrelazaban, impidiéndonos seguir adelante con nuestras vidas. Recordé el mensaje que recibí antes y comencé a temblar. ¿Habían atacado a Mica como represalia? Era mi culpa. Otra vez Mica pagaba por mis pecados. Khal intentó abrazarme para transmitirme calma, aunque su rostro reflejaba total desconcierto y dudas. ¿Acaso se arrepentía de lo sucedido entre ellos? Dios sabía que ella no podría culparlo si quería salir huyendo.Como si leyera mis pensamientos, enderezó su postura y sentí su rigidez a mi lado. Tomando mi rostro, sus ojos oscuros se fijaron en mí, parecía implacable, recordándome: "Apóyate en mí, te protegeré". Ansiaba hacerlo, pero el temor a que resultara herido era más fuerte. Esbocé una sonrisa mientras me apoyaba un instante contra él.Poco después, nos dirigimos al departamento de Mica para recoger algunas pertenencias e
Poco después, mientras la observaba descansar, pensaba en ella y Annon. Comprendía el temor de An, puesto que era el miedo con el que vivíamos diariamente nosotras, pero pedirle que renuncie a su sueño era sumamente egoísta. Tendría que preguntarle a Khal que había podido averiguar. Volví a revisar el celular y me di cuenta que nunca contesté los mensajes de él.Tenía varias llamadas perdidas así como nuevos mensajes: "¿Pasó algo más?", "Misha, estoy preocupado, llámame", "Podrías al menos mandar un mensaje para saber que estás bien". Me di cuenta de cómo habían pasado las horas sin notarlo. Salí al pasillo para llamarlo.- Hola - murmuré, consciente de que debía disculparme.- Hola - respondió con dureza - ¿Estás bien?- Sí - susurré, sintiendo una opresión dolorosa en el pecho.- Estaba preocupado - reprochó - no recibí noticias tuyas en todo el día.- Lo siento, hoy pasaron muchas cosas - balbuceé, sin saber cómo reaccionar.- Entiendo - contestó fríamente.- ¿Estás bien? - pregunt
LUNES- Tenemos un problema - anunció Khal al entrar a la oficina donde nos encontrábamos Mica, David y Nicholas.Desde el ataque a Mica, solo habíamos podido reunirnos dos veces en mi departamento. Mi agenda se complicaba minuto a minuto ya que, debido a su reposo, tuve que sustituirla en reuniones, viajes y el trabajo en el laboratorio. Por su parte, él estaba ocupado supervisando los negocios del grupo SOL y la exposición que Annon llevaría a cabo en París.Cuando nos reuníamos, intentábamos ignorar a los demás y centrarnos en nosotros mismos. A veces lo lográbamos, otras no. Nuestra primera disputa surgió una noche cuando le señalé lo egoísta que estaba siendo Annon con Mica. Él, por supuesto, defendió a su amigo pidiéndome que intentara ponerme en su lugar, que considerara el miedo que experimentó An después de la historia que yo le había contado y posteriormente el robo que sufrió Mica. Después de cenar nos despedimos de manera fría.Hoy por la mañana, recibí un mensaje suyo pid
MARTESDavid empezó a revisar las cintas poco después de despedirnos. Nicholas fue al área de contratación para examinar los legajos. Podría haberlos pedido, pero habría sido sospechoso y no queríamos que nadie del personal hiciera preguntas. Con Mica, comenzamos a llamar a las distintas fundaciones cuyos delegados se negaron a hablar con nosotras, remitiéndonos a sus respectivos abogados.Esa noche, aún no teníamos información importante que pudiera ayudarnos a resolver el asunto. El sentimiento de culpa me invadía con cada minuto que pasaba. Mi equipo estaba sufriendo por culpa de un loco que buscaba destruir mi vida.Al irme a la cama, me di cuenta de que tenía varios mensajes sin leer. Los primeros eran de Khal, que decían: "Por favor, hablemos". Ja, pensé, ahora tiene tiempo para hablar. "Contesta mis llamadas, lo prometiste", pero no me digné a responder. Él había prometido protegerme y no lo hizo, parece que ninguno de los dos cumplió sus promesas. Incapaz de conciliar el sueño
MIÉRCOLESEl miércoles resultó ser un día intenso. Por la mañana, los prototipos defectuosos de los diferentes lugares empezaron a llegar. Mica y yo nos encargamos de desembalar y revisarlos personalmente. Dado que aún no teníamos certeza sobre la posible implicación de alguien del laboratorio en el sabotaje, preferimos no correr riesgos.Tomó más tiempo de lo previsto, pero al desarmar e inspeccionar minuciosamente, se revelaron pequeñas alteraciones en el sistema, casi imperceptibles pero extremadamente dañinas. Lo más preocupante era que, de haber sido colocados por completo, habrían causado graves daños a los usuarios. Debíamos contactar a las pocas personas afectadas para disculparnos y compensarlas. Mientras tanto, sentía el peso de la culpa sobre mis hombros mientras despotricaba en silencio.Fuimos honestas en nuestros informes, revelamos cada error encontrado. Sabíamos que esto resultaría en una pérdida de credibilidad y posiblemente de patrocinadores, pero les debíamos a nue