Jax no podía procesar lo que presenciaba y cuando pasaron junto a él vio en cámara lenta el vientre abultado de la chica, el mismo que estuvo cubriendo con un grueso abrigo desde un principio. Los siguió mientras las amigas de ella seguían gritando por el pasillo y el rubio intentaba calmarlas, era inútil. Brion no se detuvo a escucharlas, ni a ellas, ni a Clarisse que tiraba de su brazo preso por la fuerte mano de Brion.Lo último que vio en el corredor fue a la mujer pelirroja corriendo hacia el elevador, pero ya era tarde, las puertas se cerraron antes de que lo lograra. Clarisse seguía discutiendo, golpeaba a Brion incesantemente, pero este se mantuvo cómo una roca imperturbable. Al salir del cubo de metal la arrastró hacia la calle y la obligó a subir al asiento del copiloto.Escuchó una voz a lo lejos, pero su atención absoluta seguía en la mujer que exigía ser liberada desde el interior del auto. Sus oídos zumbaban y el corazón latía tan fuerte que le costaba oír otro sonido.―
―Muy bien, eso sería todo ―dijo el médico, comenzado a guardar sus utensilios en un maletín.―¿Y bien? ―la voz del príncipe heredero surgió grave y fría.Milán lo miró y suspiró.―Su presión arterial está por las nubes, necesita reposo en un ambiente calmado. La ecografía muestra que el bebé tiene latidos fuertes, sin irregularidades y por lo visto muy sano ―apuntó a la pantalla que estaba sobre la mesa de noche―. Por su tamaño calculo que tiene un poco más de tres meses. Las extremidades se han desarrollado bien hasta el momento y responde bien a las estimulaciones, así que…―¿Por qué estamos escuchando esto? ―interrumpió el castaño de ojos esmeralda―. Ni siquiera sabemos si esa criatura sea de Brion. Es probable que haya estado con alguien más y ahora esté armando todo este espectáculo para ganar algo. ¡Confiesa de una vez!―¡Macon, no estás ayudando! ―le reprendió su tía.―¡Ya he puesto mi vida en demasiado riesgo cómo para que ahora vaya a morir por culpa de ella!―¡Es un bebé! No
Durante toda la noche Clarisse no pudo dormir. Temía que, si cerraba los ojos sería atacada cuando más vulnerable estaba, aunque siendo sincera, siempre estuvo indefensa desde que se enteró del embarazo.Miró a través del ventanal que ocupaba toda una pared, tenía vista hacia el océano, más allá de un gran campo verde y hermoso. El cristal estaba empañado, mientras la lluvia torrencial golpeaba la zona con fuerza. Así ha estado desde la madrugada y por lo visto, el clima no tenía ningún interés en cambiar por lo que restaba del día.Salió de la cama e inspeccionó el resto de la habitación. El lugar lucía impecable cómo era de esperarse, la decoración era una mezcla entre minimalista y victoriana. Las paredes eran de un tono celeste con columnas grisáceas que tenían grabados en ellas y las cortinas blancas era sostenidas para dejar entrare la luz natural. Los muebles eran sencillos, madera blanca y cojines azules con patrones platinados, y una araña de cristal colgaba desde el techo.Fu
―¡No es su decisión! ―irrumpió, abriendo las puertas de par en par, tomándolos por sorpresa a todos―. Es mi bebé de quién están hablando y ninguno de ustedes tiene derecho a elegir qué hacer con él y, en definitiva, tú menos. Me da muy igual el problema en el que están metidos o quienes sean, nadie va a arrebatarme a mi bebé.―Cuida cómo nos habla, señorita ―le advirtió Macon.―¡Cierra la boca Darren o cómo sea que te llames! ―rugió―. Si estás tan dispuesto a matarme, entonces te invito a que lo hagas justo aquí y frente a todos.―No me tientes… ―se levantó, pero un golpe en la mesa lo detuvo de continuar.―¡Vuelve a tu lugar! ―le ordenó Brion duramente. Sus ojos ardiendo en llamas ocres y a regañadientes el otro obedeció―. Este no es tu lugar, Clarisse. Regresa a tus aposentos antes de que considere mantenerte bajo llave indefinidamente.La manera tan hostil cómo la veía le causaba inquietud, pero ya se había atrevido a interrumpirlos y retó a uno de ellos, debía seguir para defender
―¿Brion? ―llamó Ottis al entrar en la oficina de este―. Debemos retirarnos. Hemos estado fuera por mucho tiempo, los niños necesitan de nuestra tención.―Por supuesto, lo entiendo. El vehículo los esperará donde siempre ―ni siquiera le regresó la mirada.Ottis se percató de que el príncipe heredero estaba distraído entre sus cavilaciones, tal vez aún meditando en la decisión que seguía sin tomar. Y podía imaginarse cómo se sentía, un día peleas por un país y al otro descubres que tu expareja espera un hijo tuyo.Sin duda es un duro golpe.―No es sencillo, ¿sabes? ―el pelinegro lo miró sin saber a qué se refería―. Cuando me comprometí con Serena estaba asustado, conocía muy bien la reputación de su familia y sabía que tendría que encajar de una u otra manera. La verdad no sé si fue buena o mala suerte que haya sido elegido para ser su compañero, pero de lo que estoy seguro es que todo lo demás valió la pena. En especial cuando llegó Gideon a nuestras vidas. Pensé que sería fácil, pero
Cuando la puerta del avión privado se abrió encontró varios vehículos esperando por ella y sus acompañantes. Aún no estaba segura de en donde estaban, pero siguió las indicaciones de Otto, a quien enviaron para ser su guía en ese lugar. Lo único que Serena podía hacer era mirar por la ventana cómo la lluvia caía sin piedad.Durante su viaje notó que Otto, el caballerizo de su madre, recibió una llamada breve. La chica quiso saber quién estaba del otro lado de la línea, pero era claro que él no le diría nada, aunque se lo ordenara. La llevaron a ese lugar sin darle alguna instrucción, lo único que sabía era que los Garra Violeta irían con ella.―¿Ya puedo saber dónde me encuentro? ―preguntó molesta.Otto la miró y guardó el teléfono en su saco.―Se encuentra en la ciudad de Seattle, Estados Unidos, alteza ―reveló y apuntó con la mano a la ventana. Serena vio nuevamente y esta vez encontró una estructura enorme con forma esférica que resaltaba entre las demás―. Sea bienvenida a la ciuda
Otto se acercó con una laptop en mano, tomó la memoria USB y la conectó. Dejó el computador en la mesilla ratonera, justo frente a la princesa y se hizo a un lado.―Ellos son el objetivo. Es la razón por la cuál usted está acá, princesa.―¿Y quienes son? No los reconozco para nada.―Glen y Rose O’Nelly, y su hijo, Brennan O’Nelly. Su madre desea que los retenga hasta que se le indique que puede finiquitar el trato.―¿Trato? Pero acá no hay información de que sean personas importantes o con poder de algún tipo, ¿por qué querría que los matase? ―cuestionó.―Desconozco las razones de su padre para pedir eso, sin embargo, fue muy clara. Usted debe estar a la cabeza.―¿Significa que ahora tengo el mando? ―él asintió y ella se puso de pie―. Entonces quiero el teléfono. Llamaré a mi esposo y hablaré con mis hijos.Otto mostro un semblante calmado ante sus anfitriones.―Su madre espera que usted cumpla exitosamente con la tarea que le ha encomendado. Por lo que ella consideró que cualquier ac
―Gracias, Galen. Cuando regrese dile que me llame ―pidió Rose, afablemente.―Por supuesto, se lo diré apenas la vea ―se despidieron y dieron por finalizada la llamada. De pronto el rubio soltó un suspiro profundo y se pasó la mano por la cara―. Mierda, no imaginé que mentir sería tan difícil. Sentía que el corazón se me iba a salir por la boca en cualquier momento, ¡que estrés! ¿Has logrado dar con la clave de esa cosa?―No, ni idea de cuál contraseña usó Clarisse. Ya intenté con nuestros cumpleaños, su exaniversario con Brion, incluso con la fecha que tuvo su primer periodo y nada.―¿Qué? ¿Por qué rayos usaría la fecha de su primer periodo cómo contraseña? ―cuestionó, bastante perturbado por las palabras de la pelirroja―. Espera, ¿cómo es que sabes cuando pasó eso? La conocemos desde hace menos de diez años.Su amiga soltó un bufido y rio.―Por favor, somos mujeres. Nos contamos esta clase de cosas.―¿Y por qué a mi nadie me cuenta esta clase de cosas? ―preguntó, ofendido porque lo d