La llegada de Samantha a la mansión, es un motivo de celebración familiar, todos sus amigos y empleados de la casa de modas que su padre compró para ella, la esperaban ansiosos. Susane lo había preparado todo para recibirla, cuando Simons abrió la puerta y Samantha entró, la efusiva “Bienvenida” a coro de las más de diez personas que aguardaban su llegada, se transformó en un motivo de tristeza para la mujer. —¡Gari, Gari! —tanteó con sus manos— Dile que se vayan, todos que se vayan —gritó angustiada. Susane se quedó petrificada al ver la reacción inesperada de su hija. —¿Qué rayos es esto, Susane? —increpó Simons a su esposa. Sin que nadie dijera nada, todo y cada uno de los invitados comenzaron a salir, dejando los globos y pancartas sobre el sofá de tres puestos de la elegante sala. Susane aguardó a que todos salieran para poder preguntar:—¿Qué ocurre, Simons? —se aproximó a su hija, quien terminó apartándose de ella.—¡Samantha no puede ver!—¿Qué? —preguntó sorprendida
—Eso no es verdad, papá. Dime que eso que acabo de escuchar no es verdad. —Gari se acercó a Samantha.— ¡No, no me toques, no quiero que me toques! —comenzó a gritar, desesperada.—Sam, deja que te explique, mi amor. —Gari trató de calmarla, pero ella reaccionó de forma inesperada o impulsiva:—¡Te dije que no me toques! —apartó la mano con brusquedad de su hombro— ¡Aléjate de mí, maldita sea! —dijo y se tiró al piso, mientras Simons se acercaba para abrazarla.—¡Vete, Gari, vete! —le ordenó al pelirrubio, quien abatido por la situación no tuvo más opciones que salir de aquel lugar. Sacó las llaves del auto de su bolsillo, salió de la mansión y luego subió a su coche. Necesitaba tomar aire fresco, salir de aquella casa, escapar de la prisión emocional en la que estaba. Vio la hora en el reloj, y decidió ir a la empresa. Minutos después, entró a su oficina. Seguía sin creer todo lo que había pasado en la mansión. ¿Qué pasaría ahora que se sabía toda la verdad? Se preguntaba una y
Ansioso por descubrir la verdad, Gari subió a su auto y condujo hasta la casa de Annette, necesitaba conversar con ella y tratar que ella le diese aquella respuesta que tanto deseaba.La rubia estaba preparándose para ir a cenar fuera, estar sola en aquel lugar, sin Michael, sin Kate, era para ella frustrante. El timbre sonó y ella vio a través del ojo mágico de la puerta, a Gari. Rápidamente se arregló el escote de la blusa y se soltó el moño que recién acababa de hacerse y le abrió la puerta.—Wow! El casado seductor, está en mi casa —dijo y estampó un beso en su mejilla.— ¿A qué debo el honor de tu visita?—Hola, Annette. Vine a invitarte una copa. Pero si ibas saliendo, podemos dejarlo para después.—¡NO! En lo absoluto, realmente me estaba arreglando para salir a cenar, ya sabes, me aburre comer sola. —Entonces te invito a cenar y luego una copa. —Genial, voy por mi bolsa y nos vamos. Pero entra, no te quedes allí parado. Gari entró y vio sobre el mueble de madera un re
Mientras Samantha cumple con su parte del plan, Simons se ocupa de vigilar muy de cerca a Priscila.Todas las mañanas, ella sale con su pequeño en su coche para tomar un poco de sol, Gael cada vez está más grande y el tratamiento médico parece estar funcionando. Por alguna extraña razón, ella siente como su alguien estuviese viéndola, pero la zona es bastante solitaria ya que la mayoría de sus vecinos son acaudalados millonarios que están generalmente trabajando o viajando por todo el mundo. Priscila sale de la mansión, pasea por la acera, mientras él pequeño Gael, mira todo a su alrededor. —Mira esa mariposa, mi amor —le muestra al niño. Sin darse cuenta, un auto sale en retroversa. Ella sólo escuchó el frenazo y cayó al piso. El hombre asustado, baja corriendo de su auto.—¿Estás bien? —pregunta el hombre, ella lo primero que busca es ver que su pequeño esté bien.—¡Gael! —se levanta rápidamente del piso, el pequeño echa a llorar. Ella lo toma en brazos y luego se dirige al h
Al regresar de la entrevista y durante la cena, Priscila tuvo que informarle a Gerald sobre su nuevo empleo, era obvio que al tener que contratar de nuevo a la niñera, tuviera que justificar su presencia en la mansión. De la nada se le ocurrió decirle que sólo era una suplencia por un mes, a fin de cuentas sería el mes de prueba y aunque sabía que era buena aprendiendo, era mejor ser realista y no hacerse falsas esperanzas.—Estaré haciendo una suplencia en Empowerad durante un mes a mi amiga Jessi. —Gerald abrió los ojos como si los fuese a disparar. —¿En Empowerad? La empresa de administración de…—Sí, allí mismo. —¿Quién es Jessi? —siguió preguntando.—Es una antigua compañera de la facultad —respondió parcamente sin dar muchos detalles de su supuesta amiga.—Es una excelente oportunidad para ti. —Sí, así es. Quizás en algún momento pueda trabajar allí, es lo que todos deseamos. —Gerald sonrió de modo sarcástico.— ¿De qué te ríes? —preguntó un tanto desconcertada.—No me
La mañana siguiente, Priscila despertó muy temprano. A pesar de ser fin de semana, se sentía animada y con ganas de disfrutar del día. Aprovechando que su pequeño aún dormía, salió a trotar un poco. —Sandy, regresaré en unos minutos. —dijo mientras se colocaba el reloj para medir las pulsaciones y calorías. —Sí, señora. No sé preocupe, yo me encargaré de ver al niño. —¿El Sr Gerald, está en su habitación? —preguntó con curiosidad.—No, señora Priscila, aún no ha llegado —Priscila aplanó los labios y encogió ambos hombros antes de salir de la mansión.Ver que Gerald estaba siguiendo con su vida, le hacía sentir un poco más tranquila, ya no le debía nada, pensó. Salió de la mansión, se puso los audífonos y comenzó a trotar. De pronto, sintió que alguien venía detrás de ella, por lo que aceleró el paso. No dejaba de sentirse vigilada. Con el rabillo del ojo pudo ver que debía ser un hombre por la estatura, mientras ella más rápido corría, aquel hombre parecía alcanzarla.Su cora
Gari salió de la biblioteca y subió hasta la habitación. Abrió la puerta abruptamente, encontrándose con Samantha, quien se estaba terminando de arreglar para ir hasta el jardín.—¡Gari! —dijo al reconocer sus pasos— ¿Ocurre algo? —preguntó. Él exhaló un suspiro; ni siquiera podía desahogarse en aquel lugar, no podía mostrar su enojo, ni siquiera gritar de ira.—¡No, nada Sam! Problemas en el trabajo. —¿No me digas que mi padre se reunió contigo sólo para importunarte? —No, realmente Simons no tiene la culpa de lo que pasa en la empresa. —masculló. —No me gusta escucharte hablar así, mi amor —extendió su mano, y él la sujetó. Ella se puso de pie y buscó su rostro y sus labios. Lo que menos deseaba Gari era besarla, pero estaba que estallaba de ira y de celos. La sola idea de pensar que Priscila estaba saliendo con alguien más, le hizo arder la sangre. Mas, Samantha sabía como calmar a su hombre, por lo que con su mano, comenzó a frotar su virilidad. El pelirrubio tomó a Sama
Luego de aquel terrible momento, Priscila estuvo llorando por lo que le acababa de suceder. Tenía en ese momento pocas personas a quien recurrir. Si tan sólo sus padres ni estuviesen tan lejos de ella, podría irse de aquel lugar. Tanto ella como Annette habían puesto una especie de stop en su amistad. A pesar de que la pelicastaña no tenía idea de las razones por las cuales su única amiga ahora de distanciada de ella. Pensó en qué debía hacer y no hallaba una respuesta, pero un mensaje en su móvil parecía ser la señal que ella necesitaba en ese momento.Theodore Van Dijk: “Buenas días, Priscila. Espero que hayas llegado bien a tu casa”Aunque no tenía mucha confianza con aquel hombre, él parecía ser su única salvación. Priscila Higgins: “¿Podría ayudarme? necesito su ayuda”Priscila envió el mensaje y en segundos tenía una llamada de si jefe. Inmediatamente atendió y entré sollozos y voz trémula alcanzó a decirle sin entrar en detalles sobre lo que había ocurrido minutos atrás.