—¡Susane! —la mujer se separó abruptamente de Theodore al reconocer la voz de su hija. Al ver a su madre, bajando de aquel auto y vestida de esa manera, la caprichosa joven quiso avergonzarla. —¿Qué ridiculez es esta, mamá? —¡Sam! No me hables así —dijo llena de vergüenza.—¿Samantha? —Theodore pronunció su nombre y ella volteó a ver al extraño que acompañaba a su madre.—¿Theo? ¿Qué haces aquí? —cambió su tono de voz. —Vine a traer a tu madre. ¿Simons, cómo está? —preguntó intentando desviar la atención de la mujer. —Mi padre está bien. —Me ofrecí a traer a tu madre, después que terminó la exposición en la galería —Susane levantó la mirada, ¿de que estaba hablando? Fue segundos después que entendió lo que ocurría, aquel caballeroso y gentil hombre quería distraer a su hija para evitar que la abochornase aún más. —¡Gracias, Sr Van Dijk! —dijo ella siguiéndole la corriente a su acompañante. —Ve a casa de una vez mamá y quítate ese disfraz de mujer liberal. No voy a pe
Mientras uno de los oficiales colocaba las esposas a Guy, el otro verificó el pulso de Gari.—No está muerto, sólo se desmayó. —dijo e intentó levantarlo. Gari abrió los ojos y miró a su hermano con repulsión. —¿Estás bien, Gari? —preguntó Susane, mientras buscaba una toalla para dársela, Gari asintió y con la ayuda del oficial se puso de pie. —¿Qué fue lo que ocurrió? —preguntó el oficial. Samantha quién estaba atónita al ver que Gari no reaccionaba, sólo respondió:—Fue sólo un mal entendido. —ella también estaba totalmente desnuda.—¿Un trío que salió mal? —Bromeó el segundo oficial. Susane se cubrió la boca con ambas manos para no reírse delante de los oficiales. —Dije que sólo fue un malentendido. El señor es mi esposo —dijo señalando a Gari. —Ah y supongo que este es su amante, señora —respondió el oficial en tono sarcástico, mientras apuntaba en su libreta de novedades.—Suéltelo oficial, es mi hermano, no es lo que usted piensa. —contestó Gari, mientras pasaba la m
Gari se vistió rápidamente para ir hasta el hospital, cuando salió al pasillo para bajar las escaleras, se encontró con Susane, quien no lograba conciliar el sueño. Estaba muy nerviosa e intranquila, además de todo lo que había pasado horas atrás, era la primera vez que Simons no estaba a su lado y en medio de su deseo de libertad, no se había ocupado en saber de él.—¿A dónde vas, Gari? ¿Qué ocurre? ¿Es Simons? —preguntó ansiosa.—Es Guy, está en el hospital, debo ir a verlo —Susane se llevó las manos a la cabeza. —¿Pero que le ocurrió? —preguntó y Gari bajó las escaleras precipitadamente, apenas respondiendo:—No lo sé, debo ir a verlo. Disculpa, Susane.El pelirrubio salió de la mansión, subió a su coche y condujo hasta el hospital. Minutos después ya estaba llegando, aparcó el auto y bajó de su coche. Entró al hospital yendo directamente al área de emergencia. Al ver a Alice fue hacia donde estaba la chica, acompañada de su madre, hecha un mar de llanto.—¡Alice! ¿Dónde est
—Venga entonces, Sra Gootemberg, esto que tengo que informarle lo debe saber usted también. Tanto Gari como April fueron hasta el consultorio del médico. Ambos se sentaron, la ansiedad en sus rostros y movimientos era obvia. —¡Díganos doctor, qué es eso que debemos saber!—La operación fue bastante delicada debido a la perforación de uno de los órganos principales, el intestino, por lo cual su hermano deberá llevar una sonda durante algunos meses hasta que podamos hacer una segunda operación reconstructiva. Para muchas personas esto resulta un poco incómodo por el excesivo cuidado que requiere el paciente, pero cualquier situación por falta de cuidado podría provocar una asepsia y eso pondría en peligro su recuperación incluso provocar su muerte.—Eso no va a pasar, doctor. —respondió con firmeza, April— Además de ser su madre, soy enfermera y mi hijo cuenta conmigo para lo que sea.—Esa es una buena noticia, señora. Nada mejor que el cuidado de una madre para sanar. Lo otro, e
Al llegar a París, lo que menos imagino la rubia afrancesada era que la situación de su padre fuese realmente grave, su madre apenas le había comentado de algunos malestares que le mantenían recluido en el hospital, mas no que estuviese padeciendo una enfermedad degenerativa como la de Huntington, en la cual su padre perdía no sólo su motricidad sino su capacidad cerebral.Al ver a su padre postrado en una silla de ruedas, Annette se derrumbó por completo. —¿Por qué mamá? ¿Por qué no me lo dijiste?—Annette, tu padre me pidió que no lo hiciera, bien sabes lo orgulloso que era, nunca me dijo que estaba enfermo hasta hace un año que comenzó a sentirse mal y tuve que ingresarlo de emergencia. Es una enfermedad irrevertible, hija.—¡No, no quiero que se vaya! No quiero que me deje.—Sé como te sientes, yo me sentí exactamente igual. Ahora sólo nos queda avanzar y cuidar del patrimonio que tu padre nos deja. Me pidió que te llamara, por eso lo hice. Para la rubia afrancesada, aquel
Dos meses después…Desde aquel momento en que Gari se sintió finalmente libre de aquel contrato, las cosas a su alrededor comenzaron a funcionar. Priscila y Gari estaban enfocados en llevar ambas empresas a la cima, ella seguía apoyando a Gerald, y Gari a su padre. Ambos logrando sus sueños. Se habían ido a vivir a una casa que él compró con si primer sueldo como CEO de Empowerad, quería darle a su amada y a su hijo todo lo que merecían pero que fuese producto de su trabajo. Aunque Theodore le ofreció vivir con él en la mansión, ambos querían comenzar de cero y juntos. —¿Te gusta? —le preguntó al quitarle la venda de los ojos.—¡Oh por Dios! Me encanta —se volteó de frente a él y besó sus labios. —Necesitamos comprar algunas cosas, pero lo importante es que es nuestro, que todo lo que hay dentro es producto de nuestro trabajo y sobre todo de nuestro amor. —¡Te amo! Gootemberg. —Y yo, a usted Sra Higgins. —sus labios se amoldaron perfectamente uno entre los otros, danzando
Priscila despertó y buscó con su mano, el cuerpo de su amado Gari, al no sentirlo, abrió los ojos. Escuchó el sonido del agua cayendo desde la regadera. Se estiró en la cama, vio su reloj, ya eran las ocho de la mañana, habían pasado la noche dando los últimos toques de decoración a la habitación de Gael, ese era su pre-regalo de cumpleaños.La pelicastaña sonrió al revivir aquel instante de su pasado. Un año, había transcurrido un año ya desde que tuvo en brazos a su bebé, cuando tomó sus manitas y sintió como sujetaba su dedo, cuando vio su primera sonrisa. El tiempo había pasado sin darse cuenta. Momentos hermosos, pero también angustiantes, como el momento en que Gael cayó enfermo con aquella terrible enfermedad; el miedo y la preocupación que sintió ella ante la idea de que algo pudiera apartarlos. Pero su hijo, estaba sano y junto a ella.Priscila se levantó de la cama y fue hasta la habitación de su pequeño. Entró, se acercó a la cuna, Gael ya estaba despierto y al ver a su m
Priscila conduce sin rumbo fijo, aturdida por aquella terrible verdad. Descubrir que Gerald le era infiel y con su mejor amiga, Kate, era lo que menos esperaba. Enciende un cigarrillo y abre la ventanilla, mientras piensa en lo que debía hacer.¿Debía confrontar a Gerald y cederle el puesto a su amiga? ¿O buscar la manera de vengarse y destruirlos a ambos? Una mezcla de ira y dolor envuelven a la mujer. Ahora podía entender el interés de Kate en convencerla de no casarse con su novio de hacía dos años, “Eres muy joven para casarte, disfruta de tu relación”, “quizás no sea el hombre que te conviene” esas y muchas otras frases que Priscila llegó a pensar se trataban de celos de amiga y no de advertencias.—¡Mierda, mierda! —golpea el volante, llena de rabia y desesperación. La pantalla de su móvil parpadeando le indican que tiene una llamada, presiona la pantalla.—Prisci, ¿Dónde andas metida? Me tienes preocupada.—Hola Annette, disculpa. Estaba distraída. No te imaginas cómo me