Valeria SanromanEl frío aire de la tarde me golpea el rostro mientras nos acercamos a la mansión. Mi corazón late con fuerza, como si supiera que, al cruzar ese umbral, no habrá vuelta atrás. Luca camina a mi lado, silencioso, pero puedo sentir la intensidad de su presencia. Me doy cuenta de que, a pesar de todo lo que nos separa, él sigue siendo mi ancla en medio de esta tormenta. Quiero aferrarme a él, pero no puedo. No ahora.La mansión se alza imponente frente a mí, una reliquia de tiempos pasados que parece contener siglos de secretos y sombras. Siento un nudo en el estómago mientras subimos los escalones de la entrada, y mi mano tiembla ligeramente cuando toco el timbre. El sonido retumba en el silencio, y por un instante, me siento como una extraña en un mundo que no me pertenece.Una anciana sirvienta nos abre la puerta, su rostro arrugado es sereno, pero sus ojos delatan una tristeza que va más allá del simple deber. Nos hace un gesto para que entremos, y susurra:—Lo está e
Valeria SanromanLas semanas desde la muerte de mi padre han sido un torbellino de emociones. Todo lo que creía saber sobre mi vida se ha desmoronado como un castillo de naipes. Ahora soy la heredera de una fortuna inimaginable, hija de uno de los hombres más poderosos del mundo, pero esa riqueza no puede llenar el vacío de tantos años perdidos. La muerte de mi madre y la ausencia de mi padre pesan más que el oro que podría tener entre mis manos. Mi hijo, pequeño y vulnerable, es lo único que me ancla en este caos de emociones.Hoy es el día de la lectura del testamento, un evento que nunca pensé que protagonizaría. Me siento atrapada entre el pasado y un futuro que no sé si quiero aceptar. Santiago me acompaña, como siempre, un pilar inquebrantable de apoyo, su presencia cálida me reconforta mientras el bebé queda bajo el cuidado de Olivia. Hemos vuelto a la ciudad, y aunque es un alivio estar lejos de la mansión de mi padre, una parte de mí todavía está sumergida en el remolino de t
Capítulo 27Luca CooperLa felicidad burbujea en mi interior mientras miro a Valeria a mi lado. Desde que le propuse matrimonio, cada día a su lado se siente como un regalo, y no puedo evitar llevarla a lugares especiales para celebrar nuestro amor. Me encanta verla reír, el brillo en sus ojos cuando exploramos nuevos rincones juntos; esos momentos son un bálsamo para mi alma. La ciudad parece cobrar vida con ella a mi lado, y cada rincón que visitamos se convierte en un recuerdo que atesoraré para siempre.Hoy tenemos una reunión importante en la empresa, donde anunciarán a un nuevo socio. Sin embargo, a pesar de la agenda apretada, mi mente está completamente ocupada por Valeria. La encuentro hermosa en su vestido, que abraza su figura de una manera que me hace querer protegerla de todo. Su sola presencia hace que los problemas y el estrés se disuelvan, y la idea de pasar el resto de mi vida con ella se siente más real que nunca.Al entrar en la sala de juntas, la energía es palpabl
Valeria SanromanEl silencio en la sala se vuelve pesado, cargado de palabras no dichas y emociones reprimidas. Me siento atrapada entre la vulnerabilidad de mi confesión y la frialdad que emana de Lucas. Su expresión, en lugar de comprender, se torna en una burla socarrona que me hiere más de lo que esperaba.—¿Cómo es posible que un niño que ni siquiera has tocado pueda ser tuyo? —su risa suena amarga y cruel, y mis entrañas se revuelven al escucharla.—No puedes estar en lo cierto. —Mi voz tiembla, y alzo la mirada, buscando la verdad en sus ojos, pero lo que encuentro solo es escepticismo. — El niño es de los dos, Luca. Tienes que escucharme.Santiago, sintiendo la tensión, da un paso atrás, dejándonos el espacio para aclarar lo que ha quedado en el aire. Me siento desbordada, pero debo ser fuerte.—¡Siéntate! —le ordeno, con más determinación de la que siento en mi interior.—No necesito que me expliques nada. —Él responde, pero yo insisto, sin dejar que su actitud me detenga.—T
Luca CooperMientras la fiesta avanza, el bullicio a mi alrededor se convierte en un eco distante. Todo lo que importa es Valeria, su sonrisa iluminada y la promesa que hemos hecho el uno al otro. Cada rayo de luz parece resaltar su belleza, y en cada risa, escucho un susurro de nuestro futuro.Me acerco a ella, disfrutando de la calidez de su mano entrelazada con la mía. Su felicidad es contagiosa, y me encuentro perdiéndome en la profundidad de sus ojos.—¿Te das cuenta de que esto es solo el comienzo? —le digo, sintiendo una mezcla de emoción y determinación. Quiero construir un mundo para nosotros, algo que nunca tuvo y que merece con creces.—Sí —responde, y hay una chispa en su mirada que me hace sonreír. —Siento que hemos estado esperando este momento desde siempre.Me río suavemente, recordando todas las dificultades que hemos enfrentado. Desde las noches de desamor hasta los secretos que casi nos separan, cada obstáculo ha sido un peldaño hacia nuestra felicidad.—Haremos que
Valeria SanromanLa noche de mi despedida de soltera llega como un torbellino de emociones, una mezcla de alegría, nerviosismo y un leve temblor de incertidumbre. El cabaret, el lugar que había sido mi refugio y mi hogar durante tantos años, se transforma en un espacio de celebración. Las luces brillantes y los colores vibrantes parecen danzar al ritmo de la música, creando una atmósfera de euforia.Mis amigas más cercanas me rodean, todas vestidas con elegancia y sonrisas que iluminan sus rostros. Santiago, con su habitual bondad, se ha encargado de que todo esté perfecto. Las risas y el bullicio llenan el aire, y me siento agradecida de tener a estas mujeres a mi lado, apoyándome en este paso tan importante de mi vida.—¡Vamos, Valeria! ¡Esta noche es solo para ti! —grita Olivia, agitándose con entusiasmo.Las bailarinas hacen su entrada triunfal, y la música se transforma en una melodía sensual que invita a todos a dejarse llevar. Me siento un poco abrumada, pero el cariño y la ale
La noche es demasiado ruidosa por la intensa lluvia. Recuerdo el cuerpo de una niña acurrucada junto a la columna del salón trasero, con los ojos inundados en lágrimas, compitiendo con las gruesas gotas de agua que se desparraman afuera. Se cubre los oídos, intentando en vano evitar escuchar los gritos de su madre, una mujer que está pariendo, dando a luz a su segundo hijo.El eco de pasos apresurados y el murmullo de personas entrando y saliendo de la gran mansión llenan el aire. Un padre ausente, un hombre al que apenas ha visto en escasas ocasiones, viene a casa vestido con un elegante traje, pelea con su madre y luego se marcha, dejándola llorando y encerrada en su habitación durante semanas, sumergida en una profunda depresión.La niña pega sus rodillas a su pecho, las abraza con fuerza, hipando por el frío que azota mientras el viento y la lluvia rugen a su alrededor. De pronto, los gritos cesan, sustituidos por el llanto de un bebé. Con una sonrisa tímida, se pone de pie y se d
ValeriaCon los ojos aún cerrados, me levanto de la cama al escuchar la alarma resonar por tercera vez consecutiva. El cansancio pesa sobre cada músculo, como una manta invisible que se niega a soltarse, y lo único que anhelo es quedarme entre las sábanas para siempre. Sin embargo, una fuerza interior, esa voz suave pero firme que siempre me empuja hacia adelante, me hace deslizarme fuera de la cama. Es hora de trabajar. Las personas a las que debo atender suelen desayunar temprano, y aunque son solo dos, a veces parece que cuido a un ejército completo.Envuelta en mi viejo pijama de vacas, que ha perdido su color y su gracia con el tiempo, estiro los brazos hacia el cielo, dejando escapar un profundo bostezo mientras me dirijo a la cocina. Con movimientos casi automáticos, pongo el agua para el café y enciendo la radio. La melodía de "Tusa" de Karol G inunda la habitación, llenándola de energía. Sin siquiera darme cuenta, comienzo a balancearme al ritmo de la música mientras me encam