Capítulo 41 – Si eso es lo que quieres
Narrador:Para estas alturas Brenda respiraba con suma dificultad, pero Izan no estaba menos ansioso, solo que lo disimulaba muy bien‒ ¿Darle un heredero?‒ Sí‒ Creí que ese trato había caducado‒ Sí lo hizo, pero yo quiero retomar las conversaciones‒ ¿Retomar las conversaciones? – y largó a reír – Pareces una empresaria tratando de cerrar un trato‒ No soy una empresaria, pero quiero cerrar un trato con usted, si me lo permite‒ ¿Si te lo permito? – se puso de pie, se sentó junto a ella y mirándola directamente a los ojos, prosiguió – yo a ti te permito lo que quieras – se pasó el dedo pulgar por el labio inferior – pero para empezar a negociar, solo tengo una condición‒ ¿Una condición? – preguntó temerosa‒ S&iacuCapítulo 42 – ¿lo quieres por escrito?Narrador:Izan no podía creer lo que estaba viendo, Brenda en ropa interior se*xy, parada frente a él, ofreciéndose por completo.‒ ¿Trajiste las tijeras?‒ Esto no es una broma Izan, si tanto me quieres, aquí estoy para tiÉl se acercó muy lentamente hasta quedar casi pegado a ella. Le pasó la nariz por el rostro, hasta oler su pelo. Sentía como ella se agitaba con su contacto y comenzaba a temblar, recordó la primera vez que estuvo con ella, pero en esta ocasión había algo diferente, ella no se resistía. Le pasó los dedos por el largo de sus brazos, comenzando desde las muñecas hasta culminar en sus hombros, los cuales masajeó con delicadeza‒ ¿Estás segura de querer hacer esto Brenda? – volvió el espasmo que causaba en ella al decir su nombre, ese que se había mantenido oculto durante la conversación reciente – dime si lo pensaste mejor y quieres que me detenga – le decía agitando sus cabellos con el aliento, pero ella permanecía en silencio y
Capítulo 43 – SuciaNarrador:Ella sonrió, por primera vez estando con él, le apoyó la mano en la entrepierna y le aprisionó el miem*bro, por sobre el pantalón, con fuerza‒ No solo la cabeza te va a explotar – le susurró‒ Tienes razón – le respondió en un gemidoLa volvió a besar y la levantó en brazos, haciendo que ella le rodeara la cadera con las piernas. Así la llevó hasta la cama y la depositó con delicadeza. Dejó su boca tranquila y atacó su cuello, bajando hasta sus pechos, los que liberó del sostén para poder así pasar la punta de la lengua y ver como se endurecían, mientras ella no dejaba de jadear. Pero no quedó allí, siguió bajando y le quitó las bragas, allí solo rozó su intimidad varias veces‒ Hazlo, sé que quieres que te lo pida – levantó la cabeza y se encontró con los ojos de Izan mirándola fijamente – hazlo, te lo suplicoÉl sonrió y, luego de sacar la lengua para mostrársela, se internó en su pelvis, haciendo que Brenda comenzara a gemir hasta casi gritar. Pero cu
Brenda:Mateo se había ido de viaje de negocios, como acostumbraba a hacer y no tuve mejor idea que ir a hablar con su hermano a la finca. ¿A quién quería engañar?, me había estado diciendo, todo el día, que le convencería de que me donara su esperma para una inseminación artificial, pero me había puesto un conjunto de ropa interior exactamente igual al que él me había dejado sobre la cama con la rosa roja. Ese conjunto lo había comprado en el viaje a Grecia, mi idea era comprar algo se*xy para lucir con Mateo, pero el subconsciente me jugó una mala pasada y terminé comprando uno igual al que me había dado Izan. Así que, me llené de vergüenza, y lo guardé. Pero hoy, al abrir la mesa de noche vi las tijeras y me lo recordaron. No dejaba de pensar en esa noche y todas las demás noches, incluso en la de la finca, cuando entró en mí por primera vez, bueno en realidad por única vez. Esas imágenes me acompañaron durante todo el maldito día sin dejarme en paz. Por eso cuando llegó la hora de
Capítulo 45 – me ha dicho que me amaNarrador:Habían pasado un par de días desde que Brenda se marchara de la finca luego de tener su encuentro romántico con Izan. Esa mañana había llegado Mateo de su viaje‒ Hola mi amor – corrió ella para saludarle ni bien lo encontró en su despacho‒ Brenda cielo – le respondió abriendo sus brazos para recibir el abrazo de su esposa‒ Te extrañé mucho, no sabía que habías llegado‒ Supuse que estarías durmiendo y no quise despertarte‒ Pues debiste – se sentó sobre sus piernas y le plantó un beso que dejó a Mateo sin respiración – te dije que te he extraño y necesito que vengas conmigo de inmediato a mi habitación‒ Mi amor, adoro cuando te pones así de cariñosa…‒ En este momento lo mío no es cariño, es deseo Mateo – lo interrumpió‒ Por más que me guste cuando te veo excitada y desee pasar mi lengua por todo tu cuerpo hasta oírte gritar, no puedo‒ ¿No puedes? – preguntó desconcertada – ¿no puedes o no quieres? – se levantó del regazo de Mateo y
Capítulo 46 – Con su novia YuliBrenda:Cuando desperté y Clara me dijo que Mateo ya estaba de regreso de su viaje y se encontraba en su despacho, corrí a verlo, necesitaba verlo y saber que sentía al hacerlo. Pero no fue lo que yo esperaba, pues sentía mucha culpa. Cuando entré al despacho y levantó el rostro para mirarme fijamente, fue a Izan a quien vi y me puse feliz porque era a quien quería ver, pero luego lo vi en su silla y volví a la realidad, era Mateo. De todas maneras me alegré de verle, pero no me hizo feliz. Yo todavía guardaba en mi boca el sabor de los besos de Izan y mi piel sentía el calor de sus labios al recorrerla. Así que, luego de besarlo hasta casi lograr que se ahogara, quise llevar de inmediato a Mateo a mi dormitorio para que borrara el recuerdo de su hermano y me quitara las huellas que había dejado marcadas en mi piel. Pero se negó, tenía algo más importante para hacer que estar conmigo, seguro su hermano lo hubiera dejado todo. Aún recuerdo como echó a su
Capítulo 47 – MarfilNarrador:Brenda había quedado nuevamente sola en la mansión, ya que Mateo había tenido que viajar hasta la finca por el tema de salud de Sara‒ ¿Cómo está ella? – le habría preguntado Brenda a Mateo cuando éste la llamó‒ Estable, pero muy delicada, aún no está fuera de peligro‒ ¿Quieres que vaya y te acompañe?‒ No cariño, ya te he dicho que no quiero que te cruces con mi hermano‒ Hablando de él, ¿supiste algo, pudiste hablar?‒ No, nadie sabe dónde está y no responde el teléfono‒ Bien, si quieres que vaya de todas formas, me dices y corro hasta allí‒ Muchas gracias, sé que sí – hizo una pausa – te amo‒ También yo – decir eso le dejó un sabor amargo en su boca‒ Escucha, Jordan vino a verme por algunos asuntos respecto a los negocios, pero también me dijo que la Universidad que elegimos te recibirá gustosa, en unos días tendrás que viajar hasta allí para iniciar con las formalidades, la idea era que fuéramos juntos, pero como verás, yo no podré‒ Lo entiend
Capítulo 48 – No la he vuelto a tocarNarrador:Izan mantenía aprisionada a Brenda y le enterró la nariz en su cabello‒ No te haces idea la falta que me hacía poder sentir tu aroma – le murmuró al oído‒ Déjame ir Izan, te lo ruego – dijo mezclado con un suspiro mientras su cuerpo no dejaba de temblar‒ Si me das un beso‒ No puedes ser tan cretino‒ Lo soy cariño, ya lo sabes – sonrió y apretó la mano que tenía en su muslo – también sabes que soy un hombre de palabra. Así que si me das un beso, te dejo irY la liberó, a lo que ella giró quedando de frente. Se miraban fijamente y sus ojos temblaban, ahora no solo eran los de Brenda, eran los de Izan también. Ella bajó la mirada y los fijó en los labios a lo que él los entreabrió. Brenda entornó sus ojos y apoyó los labios sobre los de Izan, haciendo que sus lenguas se volvieran a encontrar, generando una serie de espasmos en sus cuerpos y se abrazaron mientras se besaban. Cuando al fin se separaron‒ Ahí tuviste tu beso, ahora déjame
Capítulo 49 – nariz chuecaNarrador:Brenda quería alejarse de Izan, pero era como un imán para ella. Cuando el conserje le dijo que había un hombre diciendo que ella le esperaba, dijo de inmediato “Izan”, pero ella no sabía si era él, en realidad deseaba con todas sus ansias que fuera él. Al abrir por fin la puerta y verlo, toda su voluntad se desvaneció. Sentir como la besaba lleno de deseo, la hacía estremecer y cuando le confesó que no había estado con su novia luego de estar con ella, sucumbió y se dejó llevar nuevamente por el placer que le ofrecía. Estaba extasiada al sentir el vaivén del dentro y todo el peso del cuerpo de Izan sobre el suyo. Casi no podía respirar, o mejor dicho, casi no la dejaba respirar. Cuando al fin se separaron, ella hundió su cabeza en la almohada y él comenzó a vestirse. Se sentó junto a ella y le acarició la espalda.‒ ¿Estás bien Brenda? – le preguntó con dulzura‒ No, no lo estoy – rezongó sin despegar la boca de la almohada