Capítulo 20 – El baño
Izan:Luego de que Brenda se marchó de mi habitación, caí en un profundo sueño, es que habíaquedado muy agotado, esa chiquilla no tenía idea de que estuve conteniéndome para nolastimarla, la deseaba de una manera brutal y la hubiera embestido sin miramientos ni piedad deser otra mujer, pero era Brenda y, por algún motivo, hacía que deseara cuidarla aunque nopudiera evitar hacerla mía. Solo deseaba darle placer, uno incontrolable, que la volviera loca pormí al punto de pretender lograr que me pidiera que le hiciera el amor, aunque de eso aún estabaun poco lejos. Al despertarme al fin, veo que ya es entrada la noche. Así que me dirijo a la duchay me doy una muy larga. No dejo de pensar en Brenda, en lo mucho que me gusta y que quierovolver a estar con ella. Salgo de la habitación y voy hasta la cocina, allí me encuentro con Sara,el ama de llaves.‒ Señor Amery, buenas noches‒ Buenas noches Sara, hay algo preparadoCapítulo 24 – Con solo dos dedosIzan:Quería que Brenda se rindiera ante mí, que sucumbiera como lo hacían todas las mujeres, pero ella se resistía, aun luego de haberla tomado por completo. Ella me desesperaba, no podía sacarla de mi cabeza y la chiquilla parecía no querer dejarme entrar en la suya. Rogaba por que llegara el día que, al correrse, gimiera mi nombre y luego me pidiera más. Pero ese día parecía bastante lejano así que debía tomar lo que se me ofrecía. La arrojé sobre la cama, su expresión de terror hacía que me desconcentrara, no quería que me tuviera miedo, quería que me deseara y se entregara a mí.‒ Ya no te resistas Brenda, te guste o no, quieras reconocerlo o prefieras seguir haciendo como que no sucede, tú me perteneces, eres mía – me coloqué sobre ella y con una mano sujeté las suyas por sobre su cabeza, la miré fijamente, esta vez ella no esquivaba mi mirada, eso me desconcertó un poco – soy el primer hombre que ha probado la exquisitez de tu cuerpo, el primero
Capítulo 23 – Nunca por voluntad propiaNarrador:Izan bajó a la cava, era el único lugar en el que se sentía lo suficientemente tranquilo como para poder estar solo con sus pensamientos. Pensaba que disfrutaría de unos días a solas con Brenda, para poder interactuar con ella e irla conociendo a fondo, pues poco a poco iba perdiendo el interés por lo meramente físico y le empezaba a gustar la persona que era. Pero la llegada de Yuli lo complicaba todo, a veces pensaba que el universo confabulaba en su contra. Se mantuvo allí, sumido en sus pensamientos, durante poco más de una hora con una botella de vino como su única compañía. No podía permitir que Yuli le estropeara los planes, él no quería tener nada serio con ella, aunque la mujer no quisiera aceptarlo y se empecinara en hacer lo contrario. Cogió la copa y bebió el último sorbo que quedaba en ella, dejando copa y botella vacías sobre la mesa, corrió escaleras arriba. Iba dispuesto a hablar con Brenda, a contarle cosas que ni eran
Capítulo 22 – La noviaNarrador:Izan había quedado parado, viendo como Brenda se alejaba corriendo hacia la casa. Pero vio como Sara se cruzaba con ella, también corriendo, pero en sentido contrario, pues ella se dirigía hacia él. Así que suspiró, mientras metía sus manos en los bolsillos del pantalón, esperando por Sara.‒ Señor Amery, que suerte que lo encuentro‒ ¿Qué sucede Sara?‒ Ha llegado la señorita Crespo‒ ¿Quién?‒ La señorita Yuli Crespo‒ ¿Sin aviso?‒ Sí señor, eso mismo le pregunté, pero ella me respondió que no necesitaba avisar, que era su novia pronto sería la señora de la casa, así que debía irme acostumbrando‒ ¿Pero qué carajos se ha creído?‒ Señor, si ustedes son novios, es lógico que la señorita piense eso – Izan tomó a Sara de un brazo y le dijo muy irritado‒ Quiero que te grabes algo en la cabeza, la única señora que existe y existirá es Brenda Amery, ella, solo ella y nadie más, ¿me has entendido?‒ Perfectamente señor, sería bueno que se lo explicara así
Capítulo 21 – Por arte de magiaNarrador:Cuando al fin Brenda pudo abrir los ojos, notó que Izan ya no se encontraba no solo en la cama junto a ella, sino que en la habitación. Así que dejó escapar un largo suspiro de alivio. Pero la paz le duraría poco, ya que luego de golpear la puerta, pero sin esperar respuesta, Sara ingresó al dormitorio‒ Buenos días, ¡qué bueno que ya despertó! Señora Amery, el señor la espera junto a la piscina para desayunar‒ Buenos días – respondió casi en un rezongo‒ Ah, me pidió que le dijera que no es una opción rehusarse, si lo hace vendrá él mismo a buscarla‒ Dígale que no será necesario, me visto y voy‒ Bien, le diréBrenda quedó indignada ante la prepotencia de Izan, y era obvio que todo el personal de la casa estaba al tanto de lo que sucedía, ya que minutos antes de que él se la llevara de la piscina había gente en el jardín, pero cuando ella levantó la cabeza para tratar de pedir ayuda se había marchado todo el mundo, y ahora Sara que le venía
Capítulo 25 – ¿tú quieres estar con él?Narrador:Cuando Brenda al fin logro calmarse y volvió a respirar con normalidad, Izan se acercó más aún. Ella comenzó a temblar‒ No tengas miedo, ya te dije que no voy a hacerte daño – la observó por unos segundos y corrió, dulcemente, el cabello que le caía a la joven en la cara - eres hermosa y me has hecho muy feliz – le sonrióPero ella lo seguía observando en silencio y con miedo. Entonces Izan le tomó el rostro con ambas manos y sin dejar de mirarla a los ojos se fue acercando hasta que apoyó sus labios sobre los de Brenda y la besó, para su sorpresa, ella le correspondió, así que le soltó el rostro, la tomó por la nuca y la espalda, pegándola a él hasta casi fundirse en un solo cuerpo. El beso fue prolongado y pasional, si bien la joven no le abrazaba, sí le correspondía el beso. Luego de unos instantes, se separó unos centímetros y fijó su vista en los ojos de Brenda‒ Juro que te voy extrañar… – ella seguía sin hablar – ahora quiero q
Capítulo 26 – UstedNarrador:Desde que Brenda regresó de la finca habían pasado tres días‒ Brenda, no puedes seguir aquí – le dijo Mateo al irrumpir en su habitación‒ No quiero salir… – murmuró desde la cama con la cabeza aún tapada‒ Pero debes – le respondió, al acercarse a ella y destaparla‒ Ya le dije que no quiero – rezongó y se cubrió la cabeza con los brazos‒ ¿De verdad crees que quedándote encerrada en tu habitación se soluciona todo?‒ ¿Y saliendo lo haré? – en realidad no le estaba preguntando, se sentó en la cama y le dirigió una afilada mirada – no quiero salir y enfrentarme a él‒ ¿Enfrentarte a él?, ¿estás hablando de Izan?‒ ¿De quién más podría estar hablando?‒ Ya te dije que no se volverá acercar a ti, puedes estar tranquila – ella le observaba incrédula – mira, sé que es muy difícil que confíes en mí y me creas, pero soy un hombre de palabra, y si te digo que no se te acercará, no se te acercará‒ Me resulta casi imposible creerle, y aunque lo hiciera, él parec
Capítulo 27 – Las arenas negrasBrenda:Era difícil para mi interactuar con Mateo, pues al mirarlo veía a Izan y no podía dejar de temblar. Trataba de separarlos en mi mente pero me era casi imposible. Eran idénticos. Me había propuesto que hiciéramos un viaje, al principio le dije que sí, pero con el correr de las horas comencé a arrepentirme. No estaba segura de poder confiar en él, quería hacerlo, ¡vaya si lo quería!, pero algo en mi interior me decía que no lo hiciera. Así que cogí valor y fui a su despacho para hablar con él. Golpeé levemente, creo que quería que no me escuchara y así poder retirarme nuevamente con la excusa de que no me había oído, pero para mi sorpresa no fue así, y me gritó desde el interior‒ AdelanteAbrí tímidamente la puerta y estaba allí, en s
Capítulo 28 – Un hombre buenoNarrador:Habían pasado un par de días desde que Mateo le propusiera hacer un viaje a Brenda. Ella se había arrepentido varias veces, pero nunca tuvo el valor de enfrentarse a su esposo y negarse a ir, por ende hasta el pasaporte ya tenía en su poder. El día tan esperado había llegado, esa noche tomarían el vuelo que los dejaría en la capital Griega, la ciudad de Atenas. Durante el viaje, tanto en coche como en avión, Brenda se mantuvo en silencio y lo más alejada de Mateo que le fue posible. Cuando llegaron al hotel, un lujoso hotel cinco estrellas, el King George, estaba reservada la suite presidencial, dicha suite ocupaba todo el último piso, antes de las terrazas de comedor y la piscina. Ella estaba muy nerviosa, pues nunca había compartido una habitación con Mateo. Al entrar el notó su ansiedad‒ Descuida cariño, tu y yo no dormiremos en la misma cama, yo ocuparé el dormitorio principal junto con Morice, por razones obvias necesito la habitación más