Capítulo 26 – UstedNarrador:Desde que Brenda regresó de la finca habían pasado tres días‒ Brenda, no puedes seguir aquí – le dijo Mateo al irrumpir en su habitación‒ No quiero salir… – murmuró desde la cama con la cabeza aún tapada‒ Pero debes – le respondió, al acercarse a ella y destaparla‒ Ya le dije que no quiero – rezongó y se cubrió la cabeza con los brazos‒ ¿De verdad crees que quedándote encerrada en tu habitación se soluciona todo?‒ ¿Y saliendo lo haré? – en realidad no le estaba preguntando, se sentó en la cama y le dirigió una afilada mirada – no quiero salir y enfrentarme a él‒ ¿Enfrentarte a él?, ¿estás hablando de Izan?‒ ¿De quién más podría estar hablando?‒ Ya te dije que no se volverá acercar a ti, puedes estar tranquila – ella le observaba incrédula – mira, sé que es muy difícil que confíes en mí y me creas, pero soy un hombre de palabra, y si te digo que no se te acercará, no se te acercará‒ Me resulta casi imposible creerle, y aunque lo hiciera, él parec
Capítulo 27 – Las arenas negrasBrenda:Era difícil para mi interactuar con Mateo, pues al mirarlo veía a Izan y no podía dejar de temblar. Trataba de separarlos en mi mente pero me era casi imposible. Eran idénticos. Me había propuesto que hiciéramos un viaje, al principio le dije que sí, pero con el correr de las horas comencé a arrepentirme. No estaba segura de poder confiar en él, quería hacerlo, ¡vaya si lo quería!, pero algo en mi interior me decía que no lo hiciera. Así que cogí valor y fui a su despacho para hablar con él. Golpeé levemente, creo que quería que no me escuchara y así poder retirarme nuevamente con la excusa de que no me había oído, pero para mi sorpresa no fue así, y me gritó desde el interior‒ AdelanteAbrí tímidamente la puerta y estaba allí, en s
Capítulo 28 – Un hombre buenoNarrador:Habían pasado un par de días desde que Mateo le propusiera hacer un viaje a Brenda. Ella se había arrepentido varias veces, pero nunca tuvo el valor de enfrentarse a su esposo y negarse a ir, por ende hasta el pasaporte ya tenía en su poder. El día tan esperado había llegado, esa noche tomarían el vuelo que los dejaría en la capital Griega, la ciudad de Atenas. Durante el viaje, tanto en coche como en avión, Brenda se mantuvo en silencio y lo más alejada de Mateo que le fue posible. Cuando llegaron al hotel, un lujoso hotel cinco estrellas, el King George, estaba reservada la suite presidencial, dicha suite ocupaba todo el último piso, antes de las terrazas de comedor y la piscina. Ella estaba muy nerviosa, pues nunca había compartido una habitación con Mateo. Al entrar el notó su ansiedad‒ Descuida cariño, tu y yo no dormiremos en la misma cama, yo ocuparé el dormitorio principal junto con Morice, por razones obvias necesito la habitación más
Capítulo 29 – Y en una pieza volveréBrenda:Me estaba siendo muy difícil estar sentada frente a Mateo sin sentir temor, mi mente me decía que ellos eran dos hombres diferentes aunque en su exterior fueran idénticos, pero mi cuerpo reaccionaba de forma independiente y no podía controlarlo.–Sí, él, Izan en el fondo es un hombre bueno‒ Muy en el fondo… – le respondí. Yo no podía pronunciar su nombre, mientras él parecía disfrutar ver el efecto que causaba en mi‒ Ojalá lo hubieras conocido en otras circunstancias‒ Ojalá no los hubiera conocido a ninguno de los dos‒ Eres dura, pero reconozco que lo merezco – me pareció sincero‒ ¿Por qué permitió que su hermano abusara de mí?‒ Te juro – me tomó la mano que tenía apoyada sobre la mesa y me miró de un
Capítulo 30 – le está mintiendoNarrador:Luego de su incursión por las calles de Atenas, Brenda volvió tal y como lo había prometido a las tres y media de la tarde al hotel, ni un minuto más ni un minuto menos. Pero el paseo de la joven no había resultado como ella hubiera querido. Se arrepintió de no aceptar el ofrecimiento de Mateo de que alguien la acompañara y sintió miedo de perderse, así que buscó la plaza más cercana al hotel y allí permaneció todas las horas que había salido‒ ¿Te divertiste? – le preguntó Mateo‒ Si, por supuesto, hay muchas cosas divertidas para hacer en esta ciudad, lástima que ya nos vamos‒ No te preocupes, cuando ya queramos volver, tenemos que venir nuevamente, así que nos podemos quedar más días, si así lo prefieres, para que puedas conocer mejor la ciudad y todos sus divertimentos‒ Eso me gustaría, ahora voy a darme una ducha, es que caminé mucho, y luego ya podemos irnos‒ Me parece bien, yo te espero aquí‒ No tardo nada, ya regresoCuando Brenda
Capítulo 31 – UniversidadNarrador:Los días fueron pasando y Brenda se pasaba la mayor parte del día en la piscina del yate tomando sol y cuando tocaban puerto, se iba sola de paseo, ya que rechazaba todas las veces la compañía de Mateo.‒ ¿Me vas a decir que no va a ningún sitio?‒ No señor, no va a ningún sitio‒ ¿Y qué hace?‒ Busca una banca en la plaza más cercana para sentarse y pasar allí largas horas‒ ¿Y que se supone que haga con esa información Morice?‒ No estoy en condiciones de responder esa pregunta, tal vez sería bueno que se la formulara a la Señora Amery directamente‒ Piensa Morice, usa eso que tienes arriba de los hombros para algo más que llevar esas gafas ne*gras – le respondió ofuscado – ¿No crees que si le pregunto, como tú dices, a la Señora Am
Capítulo 32 – mi viudaMateo:Por fin estaba logrando conectar con Brenda, los pasos eran pequeños, pero firmes. De a poco ella se iba soltando haciendo así que nuestra interacción cada vez fuera más amena. Ella pasaba casi todo el día tomando sol al borde de la piscina que tenía el yate. Verla era un espectáculo, esa mujer era hermosa por donde se la mirara, era fresca, juvenil, sincera y muchas veces su personalidad era tan afilada que era capaz de cortar hasta la piel más gruesa. Yo pasaba largas horas observándola desde mi camarote, me sentía impotente, lo único que podía hacer, era mirarla desde lejos. En esos momentos hubiera deseado ser Izan. Brenda merecía ser amada, con el corazón y con el cuerpo, merecía ser colmada de atenciones que acariciaran su alma y de pasión, esa pasión que sacude el cuerpo y nubla la mente, esa pasión que desespera, que enloquece. Pero en aquellos instantes yo solo le ofrecía amar su corazón y mimar su alma.‒ ¿Me lo está diciendo en serio? – su preg
Capítulo 33 – Su camaroteBrenda:Luego de ver el mundo de mapas y folletos que me había mostrado Mateo, me desbordé de interés por conocer la Isla de Rodas y no simplemente sentarme en una banca y ver cómo pasan las horas en total soledad. Al salir de mi camarote y dirigirme a la plataforma para desembarcar, vi a Morice empujando la silla de ruedas, cuando Mateo volteó a mirarme, un estremecimiento recorrió por mi columna vertebral generando un espasmo en mi cuerpo, es que esos hombres tenían la mirada tan intensa que eran capaces de desarmar, no se si a cualquier mujer, lo que era seguro que a mí sí. Pasear con él resultó ser del todo placentero, era un hombre muy instruido y me contaba grandes historias de todos los sitios a los que visitábamos. Cuando le conté que quería ser arquitecta y me dijo que podría ir a la universidad, mi emoción fue tan