Capítulo 29 – Y en una pieza volveréBrenda:Me estaba siendo muy difícil estar sentada frente a Mateo sin sentir temor, mi mente me decía que ellos eran dos hombres diferentes aunque en su exterior fueran idénticos, pero mi cuerpo reaccionaba de forma independiente y no podía controlarlo.–Sí, él, Izan en el fondo es un hombre bueno‒ Muy en el fondo… – le respondí. Yo no podía pronunciar su nombre, mientras él parecía disfrutar ver el efecto que causaba en mi‒ Ojalá lo hubieras conocido en otras circunstancias‒ Ojalá no los hubiera conocido a ninguno de los dos‒ Eres dura, pero reconozco que lo merezco – me pareció sincero‒ ¿Por qué permitió que su hermano abusara de mí?‒ Te juro – me tomó la mano que tenía apoyada sobre la mesa y me miró de un
Capítulo 30 – le está mintiendoNarrador:Luego de su incursión por las calles de Atenas, Brenda volvió tal y como lo había prometido a las tres y media de la tarde al hotel, ni un minuto más ni un minuto menos. Pero el paseo de la joven no había resultado como ella hubiera querido. Se arrepintió de no aceptar el ofrecimiento de Mateo de que alguien la acompañara y sintió miedo de perderse, así que buscó la plaza más cercana al hotel y allí permaneció todas las horas que había salido‒ ¿Te divertiste? – le preguntó Mateo‒ Si, por supuesto, hay muchas cosas divertidas para hacer en esta ciudad, lástima que ya nos vamos‒ No te preocupes, cuando ya queramos volver, tenemos que venir nuevamente, así que nos podemos quedar más días, si así lo prefieres, para que puedas conocer mejor la ciudad y todos sus divertimentos‒ Eso me gustaría, ahora voy a darme una ducha, es que caminé mucho, y luego ya podemos irnos‒ Me parece bien, yo te espero aquí‒ No tardo nada, ya regresoCuando Brenda
Capítulo 31 – UniversidadNarrador:Los días fueron pasando y Brenda se pasaba la mayor parte del día en la piscina del yate tomando sol y cuando tocaban puerto, se iba sola de paseo, ya que rechazaba todas las veces la compañía de Mateo.‒ ¿Me vas a decir que no va a ningún sitio?‒ No señor, no va a ningún sitio‒ ¿Y qué hace?‒ Busca una banca en la plaza más cercana para sentarse y pasar allí largas horas‒ ¿Y que se supone que haga con esa información Morice?‒ No estoy en condiciones de responder esa pregunta, tal vez sería bueno que se la formulara a la Señora Amery directamente‒ Piensa Morice, usa eso que tienes arriba de los hombros para algo más que llevar esas gafas ne*gras – le respondió ofuscado – ¿No crees que si le pregunto, como tú dices, a la Señora Am
Capítulo 32 – mi viudaMateo:Por fin estaba logrando conectar con Brenda, los pasos eran pequeños, pero firmes. De a poco ella se iba soltando haciendo así que nuestra interacción cada vez fuera más amena. Ella pasaba casi todo el día tomando sol al borde de la piscina que tenía el yate. Verla era un espectáculo, esa mujer era hermosa por donde se la mirara, era fresca, juvenil, sincera y muchas veces su personalidad era tan afilada que era capaz de cortar hasta la piel más gruesa. Yo pasaba largas horas observándola desde mi camarote, me sentía impotente, lo único que podía hacer, era mirarla desde lejos. En esos momentos hubiera deseado ser Izan. Brenda merecía ser amada, con el corazón y con el cuerpo, merecía ser colmada de atenciones que acariciaran su alma y de pasión, esa pasión que sacude el cuerpo y nubla la mente, esa pasión que desespera, que enloquece. Pero en aquellos instantes yo solo le ofrecía amar su corazón y mimar su alma.‒ ¿Me lo está diciendo en serio? – su preg
Capítulo 33 – Su camaroteBrenda:Luego de ver el mundo de mapas y folletos que me había mostrado Mateo, me desbordé de interés por conocer la Isla de Rodas y no simplemente sentarme en una banca y ver cómo pasan las horas en total soledad. Al salir de mi camarote y dirigirme a la plataforma para desembarcar, vi a Morice empujando la silla de ruedas, cuando Mateo volteó a mirarme, un estremecimiento recorrió por mi columna vertebral generando un espasmo en mi cuerpo, es que esos hombres tenían la mirada tan intensa que eran capaces de desarmar, no se si a cualquier mujer, lo que era seguro que a mí sí. Pasear con él resultó ser del todo placentero, era un hombre muy instruido y me contaba grandes historias de todos los sitios a los que visitábamos. Cuando le conté que quería ser arquitecta y me dijo que podría ir a la universidad, mi emoción fue tan
Capítulo 34 – lo quieres o lo deseasNarrador:Hacía unos días que Brenda y Mateo buscaban Universidades para que la joven pudiera cumplir su sueño de ser arquitecta.‒ Llamaré a Jordan para que me diga a quienes tenemos de contacto en estas tres Universidades que hemos elegido. Para hablar con ellos y facilitar tu ingreso‒ Pero son muy caras‒ Cariño, ¿te parece que el dinero es el problema aquí? – le preguntó sonriendo‒ ¡No, claro! – se sonrojó y bajo la cabezaMateo que se encontraba frente a ella le levantó el rostro tomándola de la barbilla y le acarició el labio inferior con su dedo pulgar‒ No vuelvas a bajar la cabeza ante nadie, menos ante mí, eres una mujer muy valiosa como para hacerlo – Brenda suspiró entreabriendo sus labios, Mateo fijó la vista en su boca – no hagas eso tampoco – y retiró su mano‒ ¿Qué cosa? – lo miró con picardía‒ Eso que haces, es peligroso‒ ¿Peligroso?, no te entiendo – dejó de tratarlo formalmente‒ Yo creo que síY giró la silla para salir de l
Capítulo 35 – era como ver a IzanBrenda:No sé qué me estaba pasando con Mateo, de pronto dejé de verlo como un enemigo, al punto de que estar cerca de él me estaba causando estragos. Su perfume, su voz suave, pausada, a veces ronca pero serena, la vena que le saltaba en su cuello cuando se reprimía por algo, sus manos fuertes, venosas, varoniles, pero bien cuidadas, todo eso hacía que mi corazón se agitara y mi cuerpo se estremeciera ante el mínimo contacto. Ya no soportaba sostenerle la mirada sin que deseara probar esos besos, que parecía ofrecerme su boca.‒ Tú no eres el gemelo peligroso – ¿por qué le dije esa estupidez?‒ No juegues conmigo Brenda, no te conviene – me respondió serio, si se había enojado tenía razón – …a la primera me comporto como un energúmenoYo no lo consideraba un energúmeno, ¿por qué lo creería? Morí de vergüenza, me había comportado como una chiquilla inmadura queriendo parecer una mujer fatal, seguramente no volvería a cercarse a mí. Pe
Brenda:Estuvimos largo rato intercambiando besos y caricias, varias veces mi instinto me llevaba aquerer tocar su mie*bro, pero en todas y cada una, él lo impidió, creo que tenía miedo deque me decepcionara o algo así‒ ¿Por qué no me dejas tocarte?‒ Porque no es buena idea, yo no funciono como todos los hombres, puede parecerque hay una reacción, pero es involuntaria y nada siente – volvió a besarme –preferiría dejar esta conversación para otro momento, ahora quiero disfrutar detenerte así, en mis brazos sin tener que reprimirme‒ Me gusta eso… – le susurréAtacó mi cuello y tiré la cabeza hacia atrás, así que siguió bajando hasta llegar a uno demis pechos, cuando sentí el calor de su lengua, simplemente me corrí nuevamente. Memiró algo sorprendi