Capítulo 97Una noche maravillosa. La noche en la mansión Blackmond era apacible. Un viento ligero agitaba las cortinas de las ventanas, llevando consigo el aroma fresco del jardín.Después de acostar a Lizzy, Alessia y Leonard se dirigieron a su habitación, disfrutando del silencio cómplice que solo las parejas que han compartido batallas conocen.Leonard cerró la puerta con suavidad, observando a Alessia mientras se desabrochaba los botones de su vestido. Su mirada oscura brillaba con un calor contenido.—¿Cansada? —preguntó, acercándose para deslizar un mechón de su cabello detras de su oreja.—Agotada —respondió ella con una sonrisa suave, inclinando la cabeza hacia su mano—. Pero satisfecha. Hoy fue un buen día.Leonard deslizó sus manos por su cintura, atrayéndola con cuidado.—Los mejores días son los que terminan contigo en mis brazos.Ella soltó una risa baja, apoyando sus manos en su pecho.—¿Siempre tan encantador, señor Blackmond?—Solo cuando se trata de ti —susurró ante
Capítulo 98Un nuevo comienzo.El cielo estaba salpicado de estrellas, y la brisa cálida del océano traía consigo el aroma salino del agua y las dulces notas de flores tropicales.El camarote privado que habían preparado para Alessia y Leonard era un refugio de ensueño: una construcción elegante de madera y cristal, con una puerta corrediza que se abría hacia un balcón solo para los dos.Leonard observaba a Alessia desde la entrada del camarote. Ella estaba descalza, caminando lentamente por la proa del yate, dejando que la brisa fresca de la noche ondeara su cabello. Llevaba un vestido de lino turqueza, ligero que se adhería a su cuerpo con cada soplo de viento, y su cabello, suelto y salvaje, brillaba bajo la luz plateada de la luna.Él apretó los labios, conteniendo una sonrisa. Nunca había estado más seguro de algo en su vida.—¿Por qué me miras así? —preguntó Alessia sin voltearse, pero con una sonrisa que se delataba en su voz.Leonard caminó hasta ella, metiendo las manos en lo
Capítulo 99Noticias abrumadoras y sus consecuencias. La noticia del compromiso de Alessia y Leonard había transformado la mansión Blackmond en un día lleno de emoción. Desde temprano, decoradores, organizadores de eventos y diseñadores de vestidos iban y venían, trayendo bocetos, muestras de telas y propuestas para la gran ceremonia que tenía fecha aproximada para dentro de un mes.El sol de la tarde se filtraba por los ventanales del salón principal, donde una enorme mesa estaba cubierta con revistas de bodas, muestras de flores y telas en tonalidades marfil y rosa pálida. Lizzy, completamente sumergida en su nuevo papel de organizadora, hojeaba frenéticamente un catálogo de vestidos mientras tomaba notas en su libreta decorada con pegatinas.—¡Mami, tienes que ver esto! —exclamó, señalando una imagen de un vestido de encaje con una falda vaporosa—. Este es perfecto. ¡Parece de cuento de hadas!Alessia, que estaba sentada a su lado, tomó la revista con una sonrisa.—Es hermoso, Liz
Capítulo 100Planes inesperados.La luna colgaba alta en el cielo nocturno, proyectando un resplandor pálido sobre la ciudad dormida. En el interior del viejo almacén, una lámpara de escritorio iluminaba con un tono opaco los documentos esparcidos sobre la mesa de madera. Fotografías, nombres, horarios. Cada detalle de la boda estaba frente a Camila, quien, con una vaso de whisky barato en la mano, recorría con la mirada cada uno de los datos que había conseguido.Melissa, de pie junto a la mesa, cruzó los brazos con evidente inquietud.—Aquí tienes todo lo que pediste —dijo con voz tensa, señalando la carpeta negra que acababa de dejar sobre la mesa—. Ubicación exacta, fecha y hora, proveedores, incluso el nombre del sacerdote que los casará.Camila tomó la carpeta y la abrió con una lentitud casi teatral. Sus dedos recorrieron las páginas con morosidad, deteniéndose en ciertos puntos clave.—Interesante… —murmuró con una sonrisa de satisfacción.Melissa se removió en su sitio.—Cami
Capítulo 101Un lazo inquebrantable.El aroma a desinfectante impregnaba cada rincón de la clínica. Un silencio denso flotaba en los pasillos, roto solo por el murmullo de las enfermeras y el pitido rítmico de los monitores. Leonard estaba sentado en una silla junto a la camailla de Alessia, sosteniendo su mano con suavidad.Ella dormía profundamente, su rostro aún pálido, pero con una paz serena después de la tormenta. Su cabello caía en suaves ondas sobre la almohada, y sus labios, aunque secos, aún tenían la curva delicada de una sonrisa.Leonard deslizó su pulgar por el dorso de su mano, sintiendo su calidez. Pero, a pesar de la tranquilidad aparente, su mente era un torbellino. Su hija había nacido antes de tiempo. Su pequeña Luna estaba luchando por sobrevivir.Un suave golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Levantó la mirada y vio a una enfermera de rostro amable asomarse.—Señor Blackmond, la bebé ya ha sido estabilizada y está en la unidad de cuidados intensivos neon
Capítulo 102Refugio en la TormentaLa luz del amanecer se filtraba tímidamente por las cortinas de la habitación privada donde Alessia dormía. Su respiración era pausada, su piel recuperaba lentamente el color perdido tras el parto prematuro, y sus labios se entreabrían con un murmullo suave.Leonard, sentado en el sillón junto a su cama, no había dormido en toda la noche. Sus ojos estaban fijos en su esposa, observando cada mínimo movimiento, cada pestañeo. Aún podía sentir el eco de la inquietud palpitando en su pecho después de haber visto a Camila en las cámaras de seguridad.Un leve quejido de Alessia lo sacó de sus pensamientos. Su mano se movió débilmente sobre la sábana, y Leonard se apresuró a tomarla con ternura.—Amor… —Alessia susurró con la voz rasposa.—Estoy aquí —respondió él de inmediato, acercándose más—. No te preocupes, todo está bien.Ella abrió los ojos con esfuerzo, parpadeando contra la luz matinal. Sus pupilas vagaron por la habitación antes de enfocarse en é
Capítulo 103Dudas y frustraciones.Los días transcurrieron con una calma tensa dentro de la mansión Blackmond. La rutina se había establecido con disciplina férrea: médicos entrando y saliendo en horarios estrictos, guardias rotando sus turnos con precisión militar, y Leonard velando por Alessia, Lizzy y Luna con una devoción casi obsesiva.Luna mostraba signos de mejoría, y aunque su fragilidad seguía siendo evidente, su respiración se hacía más fuerte, su piel adquiría un tono más saludable y su pequeño cuerpo, cubierto de cables y monitores, luchaba incansablemente por aferrarse a la vida. Alessia pasaba las horas junto a la incubadora, acariciando con delicadeza el cristal que la separaba de su hija, cantándole en susurros, hablándole de un mundo que aún le quedaba grande.Lizzy, con inocencia, le hablaba de su día a día, lo que aprendía en sus días de clases, lo que hacía en sus horas de horas libres, además, le leía sus cuentos favoritos. Pero en medio de aquella paz aparente,
Capítulo 104Nuevas estrategias. Leonard observó el enorme arreglo floral que había ordenado especialmente para Alessia. Rosas rojas, lirios blancos y orquídeas púrpuras se entremezclaban en una armonía de colores vibrantes, exhalando un aroma dulce y embriagador. Junto a las flores, había una caja de chocolates finamente envuelta y una pequeña cajita de terciopelo negro que contenía una gargantilla de rubíes incrustada en oro blanco.Sabía que los detalles materiales no serían suficientes para disipar las dudas que se habían instalado en el corazón de su esposa, pero era un gesto, una forma de recordarle cuánto la amaba, cuánto la necesitaba.Respiró hondo antes de entrar a la habitación. Alessia estaba sentada en el sofá junto a la ventana, con las piernas recogidas bajo su bata de seda, el cabello cayendo en ondas suaves sobre sus hombros. Miraba a través del vidrio con expresión ausente, perdida en pensamientos que él no alcanzaba a descifrar.Cuando sintió su presencia, giró el