Dayana Berlusconi
Pensé que las cosas mejorarían al llegar a Venecia, pero durante el camino tuve un sagrado que me ha dejado muy preocupada, no sé qué puedo hacer y el dolor ahora es en mi espalda.
—Bebé, por favor, no me dejes, —pido acariciando mi vientre, no han obligado a bañarnos y colocarnos ropas muy desnudas, espero mi turno para subir al escenario y esperar por ser comprada como una simple vaca.
—Tu turno, —suelto la mano de Amelia, camina hasta el escenario y puedo ver a todos esos hombres y mujeres ofrecer dinero por ella hasta que su comprador es un viejo puedo ver que la chica tiembla y la llevan a otro lado donde seguro su comprador la recibirá.
Me toca subir al escenario, levantar mi cabeza al frente para que todos me vean, no libero mi mano de mi vientre y espero que esto pase pronto. Necesito ir a un hospital y según madame, tal vez mi compra
Alexandro BianchiniDespués de un mes de búsqueda no quedo de otra que hacer lo que se tenía que hacer, no existe más noticias de su desaparición y los homenajes a su nombre no tardaron en aparecer siendo Donovan Bristol un difunto empresario que muere en mano de delincuentes junto a su esposa, no sé cómo sentirme y tampoco me hago la idea de que mi hermano está muerto, es inaceptable. Por qué la vida se empeña en destruir de esta manera a personas maravillosas, suspiro observando su lápida y sabiendo que su cuerpo no se encuentra allí, no puedo descansar pensando que mi mejor amigo puede estar malherido, secuestrado y por más que espero la llamada de sus secuestradores no recibo absolutamente nada y eso mata mis esperanzas de que esté vivo, no duermo, no me paro de ir a las autoridades que
OmniscienteSeis meses después… Nada cambio, Dayana entro en labor de parto a las tres de la mañana dando a luz un pequeño de siete libras, sano y sin duda hermoso. Su llanto fue fuerte y enseguida se prendió del pecho de su madre que lo recibió con lágrimas en sus ojos, feliz por primera vez después de todo ese tiempo en esa mansión. —Dylan, —ese es el nombre que recibe su hijo, y el cual significa rayo de esperanza, ya que es todo para ella desde ahora y por quien luchara hasta el día de su muerte. Por otro lado en otra parte de ese mismo continente, el padre de ese pequeño rayo de esperanza abre sus ojos por el fuerte llanto que escucho dentr
Donovan BristolEl primer ms después de despertar ha sido el más molesto de todos, no poder casi valerme por mi mismo es complicado y tener un enfermero siguiéndome a todos lados es molesto, no puedo tener enfermera porque puedo caerme y esta no poseería fuerza suficiente para evitar que caiga al suelo. —Puedes por lo menos quedarte fuera mientras me ducho, —suelto molesto, el chico hace una mueca. —Señor Bristol, si se llega a caer y golpear mi vida corre riego, —anuncia con miedo, mi padre tiene muchas cosas que contarme y me mantiene alejado de todo, no me permite ni siquiera llamar a Alexandro y eso me molesta. —No necesito que me vigiles mientras me lavo las pelotas, ya te
Donovan Bristol Nunca pensé que disparar fuera tan complicado, pero necesito aprender, ya que este nuevo mundo en el que estaré involucrándome requiere conocimiento. Tengo experiencia en pela cuerpo a cuerpo y se lo he demostrado a mi instructor al derribarlo varias veces. No estoy orgulloso de esto, pero para el mundo estoy muerto y quiero encontrar a quienes lastimaron a mi hermana, y al fin sentir que se ha hecho justicia por su muerte. Otra cosa que me sorprende es que estoy en Rusia, no sé en qué estado, pero mi padre vive aquí, no me ha permitido hablar con Alexandro y me ha confesado que es por seguridad así que debo acostumbrarme a no saber nada de mi vida. Mis recuerdos no han regresado y la preocupación en mi pecho es algo que tampoco desaparece, espero poder aunque sea descubrir que es lo que tanto me preocupa.
Dayana Berlusconi Estoy para frente a su puerta, sujeto el pomo e inhalo profundo para abrir e ingresar a la habitación, me quedo para observando los alrededores y sus pesados pasos dirigiéndose hasta mí me hacen girar mi rostro hacia el lugar de procedencia. Su camisa se encuentra desabotonada y en su boca descansa un habano, me observa con ceño fruncido y quita el tabaco de sus labios para expulsar el humo. —¿Qué haces aquí? —interroga. —Dijiste que después de mi segundo mes de embarazo… —Sé lo que dije, pero no te he llamado, —suelta. —Deberías estar con tu mocoso, —frunzo mi ceño.&
Dayana Berlusconi Al despertar mi pequeño Dylan está con sus ojos abiertos pataleando, sonrió y acaricio su mejilla observando como su boquita forma una sonrisa de encías, Sergey me dejo en su habitación y es extraño, pero no voy a cuestionarlo, suspiro y me levanto tomando a mi hijo para regresar a mi aposento.Busco ropa para Dylan y así poder bañarlo, darle de comer y luego prepararme para bajar a desayunar, ya que por órdenes del señor Ivanov no puedo quedarme en la habitación. Por un lado me agrada porque me cae muy bien Mía y su esposo.Cuando termino bajo al comedor donde enseguida Mía toma a Dylan y me da mucha lástima que sea estéril, se nota que hubiera sido una buena madre. No adopta por motivos de este mundo en el que está involucrada y ese es su único pensamiento reconfortante por el cual no puede tener hijos.
Dayana Berlusconi Sergey se recuperó en pocos días y se notaba de muy mal humor por los sermones constante del señor Ivanov, pero creo que su padre está bastante preocupado por su hijo y la vida tan alocada que este lleva. Lo entiendo a la perfección y tal vez debe de existir algo que lo lleve a drogarse, no todos entran porque lo desea, ya que toda persona conoce el riesgo de consumir drogas. Las drogas destruyen, desmoralizan y te castigan a vagar por el resto de tu vida en busca de cualquier mínimo centavo para poder consumirla. Elevo mi mirada al escuchar pasos acercarse a mí, Sergey Ivanov en traje de baño se mete a la alberca ignorando por completo mi presencia. Eso es algo que me importa muy poco, suspiro y sigo concentrada en Dyl
Dayana Berlusconi La noche llega con bastante lentitud lo que me pone nerviosa, Dylan está con Mía, suspiro y observo mi reflejo en el espejo. De nuevo una bata de seda cubre una lencería negra que llevo puesta. Entrelazo mis dedos y me doy fuerza para salir de la habitación, recorro el pasillo hasta llegar a la puerta de la de Sergey. Recuerdo sus palabras anunciando que no debo tocar, ya que me estará esperando. Tomó el pomo de la puerta y abro para ingresar a la habitación, Sergey está sobre la cama solo con uno bóxer negro, eleva su mirada mientras recorre mi cuerpo hasta llegar a mis ojos, nos quedamos en silencio y estira su mano, camino hasta tomarla y me hace recostarme. —Recuerda que es por voluntad, —anuncia.&