Capítulo LXI

Dayana Berlusconi

Al despertar mi pequeño Dylan está con sus ojos abiertos pataleando, sonrió y acaricio su mejilla observando como su boquita forma una sonrisa de encías, Sergey me dejo en su habitación y es extraño, pero no voy a cuestionarlo, suspiro y me levanto tomando a mi hijo para regresar a mi aposento.

Busco ropa para Dylan y así poder bañarlo, darle de comer y luego prepararme para bajar a desayunar, ya que por órdenes del señor Ivanov no puedo quedarme en la habitación. Por un lado me agrada porque me cae muy bien Mía y su esposo.

Cuando termino bajo al comedor donde enseguida Mía toma a Dylan y me da mucha lástima que sea estéril, se nota que hubiera sido una buena madre. No adopta por motivos de este mundo en el que está involucrada y ese es su único pensamiento reconfortante por el cual no puede tener hijos.

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