SILAS¡BAM! La puerta se abrió de golpe y entró una mujer de cabello largo y negro con la traidora. La reconocía, creo… como muchos de mis recuerdos fragmentados, no sabía decirlo a ciencia cierta. Igual no me podía dejar ver; si ella me reconocía, pondría en peligro a mi señora, así que me escondí en las penumbras del balcón, espiándola a través de la ranura de la puerta. —¡Busca bien por todos lados, tenemos que encontrar alguna evidencia sólida para Morgana, porque si me equivoco en esto, Electra va a rebanar mi cuello! Le ordenaba a la chica y comenzaron a revisar las cosas de mi señora: la cómoda, las mesitas, el guardarropa, nada se salvó. Iba a por todas, pero no pudo hallar nada. Cada vez que pasaban cerca del balcón, me sumergía en las sombras que emanaban de esta maldición. He tenido tiempo para explorarme, ahora que mi vida no solo consistía en sobrevivir. En mis momentos a solas, he intentado aceptar quién soy y convivir con este monstruo en mi interior, era el mom
SILASMi ojo picaba y dolía, no lo detuve, la magia volvió a brotar de mi cuerpo y una bruma oscura a llenar la noche. —¡Rápido, cierren las puertas, es orden de la jefa, ciérrenla ya! —¡Maldición, qué es esta niebla, no veo nada! ¡Alfred, Alfred…! —No te muevas o caerás al foso, espera no veo nada. —¡Aahahhh!En medio de las exclamaciones y de los engranajes del cierre girando, se escuchó el relincho de un caballo. Saltó justo a punto de cerrarse las dos enormes puertas de madera. ¡BAM! El ruido sordo se escuchó a nuestra espalda al quedar clausurado el feudo De la Croix. Me aferré jadeando y sudando, con todos los músculos en tensión y acostado por completo sobre el lomo del hermoso caballo azabache, avanzando veloces hacia la oscuridad y la protección del bosque. Seguía usando esta magia para ocultarme de las brujas, a pesar del daño que le estaba haciendo a mi cuerpo. Mis venas, a punto de explotar, las sentía hinchándose y ennegreciéndose como las redes de una araña. E
SIGRIDAsí llamaron a la larga tarima donde luchaban las candidatas, mientras Alessandre miraba, bien aburrido, sobre un asiento en lo alto de las escaleras.—¡La ganadora es Amelandra Grumon! —vitorearon a una pelirroja toda orgullosa y dándole miraditas coquetas al tío abuelo. La verdad, todo esto me parecía tan ridículo.—¡Próximas concursantes Petra Sole y Electra De la Croix! —bueno, llegó el momento de sacar toda esta frustración. Subí por las escalerillas de madera y me paré en mi punta, ella en la otra, su risita de suficiencia me tenía harta.El domo de cristal que protegía el resto de la sala de los hechizos empezó a subir y cerrarse sobre nuestras cabezas.—¡Que comience la pelea! —apenas dieron la orden de salida, se abalanzó sobre mí como una hiena. Comenzamos a luchar cuerpo a cuerpo, patada, esquiva, puñetazo, esquiva... Me giré zafándome de un agarre y le asenté un codazo demoledor en las costillas que escuché traquear.Así de cerca, esta mujer no era mi contrincan
SIGRID Salí debajo de sus pies, del suelo del bosque que aún quedaba, la poderosa ilusión de Electra, todo en este terreno lo controlaba ella. Agarré su cabello por detrás exponiendo su cuello, sus piernas en cuclillas hicieron por levantarse y atacarme, las tormentas regresaban, pero mi mano implacable se bajó directo a su garganta y pasé el filo de izquierda a derecha. Profundo y mortal, salpicando la sangre sobre el cuerpo falso que yacía frente a Petra y yo había creado en el aire, convirtiendo la falda del vestido en una marioneta de intercambio. A la vez, aprovechando la bruma que los cegó, me escondí bajo la tierra hechizada, cerca de la muñeca que imitaba mi cuerpo, emboscándola, esperando como un depredador a la presa. Ella se tragó toda esta ilusión, la mayoría se la creyeron, tenía que admitir que este hechizo de Electra era bien retorcido y muy ingenioso. Di la vuelta a su cuerpo de rodillas, temblando, deseaba ver sus ojos. Ahora sí que estaba en pánico, ahora
SIGRIDSe levantó de su posición inclinada, con la ceja arqueada y me miró de arriba abajo, hubiese jurado que hasta con asco.—Puedes dormir tranquila, no tengo ni pizca de interés en ti —por la forma tan directa y sabiendo de su futuro, estuve más convencida.—¿Trajiste lo que quiero? —le pregunté y lo vi como sacó al fin de su bolsillo, las runas que necesitaba para armar el artefacto, de hecho, lo tenía todo, solo me faltaba eso.—Aquí están tus perlas —le dije quitándome el collar que llevaba al cuello y donde tuve la previsión de esconderlas antes de la pelea.— A la cuenta de tres hacemos el intercambio.Él asintió acercándose paso a paso.—Una… dos… —miraba fijamente a su mano, esperaba que no me jugara ningún truco— ¡Tres!Le arrebaté el plano de runas mientras él tomaba con rapidez las perlas. Ambos suspiramos logrando nuestros objetivos.—Me visto y me voy, un placer hacer negocios contigo —le dije, la verdad, no creía que él pudiese ayudarme mucho con mi misión.No me gus
SIGRIDA través de los ojos del animal, observaba la inmensidad del bosque buscando un refugio seguro y pronto lo encontré.En medio de las montañas, lejos de la mansión, posiblemente fuera de sus tierras, vi un agujero oscuro, medio oculto en la ladera. Me posé suavemente en la entrada cambiando a mi forma humana, un hechizo de fuego en mis manos que me serviría para atacar y alumbrarme. Las corrientes frías hacían revolotear mi cabello, miré hacia el horizonte, al cielo nocturno.Por alguna razón me sentía inquieta y nerviosa; aun así, tomé el riesgo de internarme en esta cueva salvaje, esperando no encontrarme con ninguna sorpresa. Coloqué por si acaso un hechizo defensivo en la entrada. Al inicio transité por pasadizo estrecho que luego se fue ampliando como un embudo.El olor a humedad y a tierra me dio la bienvenida, pero no parecía la guarida de ningún animal. Miré a dos túneles que seguían internándose en lo desconocido, pero lo que iba a hacer, bien lo podía ejecutar aqu
NARRADORAZarek salió apresurado al jardín del castillo. Enseguida tuvo a Celine corriendo a su encuentro.—Amor, ¿qué sucede? ¿Por qué todo se volvió una locura de repente?—¡¿Qué pasó con mi hija?! ¡Dime!Antes de que pudiera explicarse, Valeria lo tomó por las solapas de la camisa y le preguntó entre lágrimas. El dolor era evidente en sus ojos azules. Ella la pudo sentir, su presencia, incluso su olor, la melancolía, su pequeña estuvo cerca de ellos, ¿por qué parecía el espíritu lánguido de una fallecida?—Cálmese su majestad, tranquila, le explicaré. Aldric, por favor —le pidió al Rey Lycan que enseguida fue a apoyar a su mate, consolándola entre sus fuertes brazos, a pesar de también estar desesperado.Quinn y Gabrielle igualmente, con los rostros llenos de preocupación.Gabrielle intentó consolar a su hija, todos habían sentido la tristeza intensa de Sigrid.—Sigrid ha sido llamada para una misión por… la Diosa —Zarek dijo su nombre como quien había comido mierd4— Ella no me
SIGRIDRenata sintió el peligro inminente erizándole todos los vellos de la nuca. ¿De dónde venía esa energía tan demoníaca? Se giró, movida por el calor del momento y su propia rabia, bloqueando el golpe de aura oscura que iba directo a impactar contra su cuerpo. La onda se esparció por el bosque, odio contra odio, a su alrededor los árboles, césped, los animales, todo lo que contenía vida comenzó a morir, siendo absorbido por sus poderes. ¿Un elemental era el portador? ¿Qué tipo de broma era esta? Un hombre desfigurado, rodeado de tanta oscuridad y magia negra, se abalanzó sobre ella con dos armas en sus manos parecidas a puñales, hechas de su misma energía.—¡SILAS NO, HUYE, HUYE! —Sigrid le gritó tosiendo sangre que salpicaba las hojas marchitas. Parecía que el mundo estaba agonizando de repente. Silas no la escuchó y arremetió contra la mujer que estaba a punto de asesinar a su persona favorita. Cuando llegó, siguiendo el rastro de la magia de su señora y vio esa escena,