NARRADORALa oscuridad que pululaba como volutas de polvo al viento se extendió como una mano que acarició con suavidad las lágrimas en su mejilla.“Ven a mí, amor, no tengas miedo, avanza Celine” le pareció escuchar y al fin dio el primer paso y luego el segundo y el tercero, invadiendo al fin el terreno bajo el control del príncipe vampiro.Pegada a ella siempre como un parásito, iba Merkall, asegurándose en todo momento que su hechizo permanecía activo dentro de Celine.Zarek podría ser muy poderoso, pero él tenía agarrada su mayor debilidad.Avanzaron por un pasillo oscuro y estrecho.Los ojos de vampira de Celine funcionando al máximo para observar su entorno.Había asesinado a su supuesto mate con sus propias manos y le había importado un pepino.Cuando la orden de ese hechicero se vertió en su mente, simplemente no pudo rechazarla, como cuando le dijo a Dante que debía ir solo al castillo. Era como si ella gritara prisionera dentro de su propia cabeza, quería que su cuerpo le r
NARRADORACuando los pies de Gabrielle pasaron el umbral de la puerta, su cuerpo entero sufrió una profunda transformación. Su ropa sencilla y sucia por el fango del camino se convirtió en un exquisito vestido rojo, como los que utilizaba cuando era la soberana y dueña del trono. Su cabello negro caía brillante hasta su cintura, la venda en su hermoso rostro desapareció y sus ojos azules, expresivos y severos, miraron con firmeza hacia delante. Era la digna imagen en su máximo esplendor del pasado y, aunque Gabrielle sabía que todo era parte de la ilusión de Zarek, le agradecía la consideración. Cuando Celine vio a Gabrielle, enseguida pensó en su hermano; no importa cuán confundida estuviese, nunca olvidaría a Quinn."Él está bien, no te preocupes", Gabrielle la miró por un segundo al pasar a su lado y logró introducir ese mensaje en su atormentada mente. Zarek no había dejado avanzar más a Quinn a partir de un punto y, a pesar de quedarse echando chispas, no pudo hacer más que
NARRADORALe ordenó a Merkall que estiró su brazo y comenzó a leer las runas debajo de él, era un mago y su conocimiento tenía. De repente, a medida que las palabras iban cayendo, las cadenas en el cuerpo de Zarek comenzaron a moverse como serpientes venenosas, arrastrándose por el espíritu de su cuerpo. Las ataduras se liberaron de la mano de Gabrielle y comenzaron a brillar enredándose en la muñeca extendida de Merkall que se sentía el rey del universo. Cada vena de su cuerpo palpitaba en éxtasis y la adrenalina corría impulsando sus anhelos y regocijo.—Oh sí, maldición —casi tiene un orgasmo cerrando los ojos del placer cuando tomó el control de esa magia tan antigua y poderosa, cadenas forjadas por la misma Diosa para controlar a un ser tan peligroso e indomable.Cuando Merkall abrió los ojos, respirando agitado y con luces aun titilando en sus pupilas, ya tenía a su nuevo sirviente parado delante de él.—¡Muéstrame tu ejército, Zarek, enséñame por qué eras tan temido! —le ord
NARRADORA —¿Cómo firmas un trato que ni siquiera sabes leer, imbécil? ¿Acaso eres una Selenia, eres descendiente de mi familia real? Zarek le preguntaba con burla y apretando con saña su cuello, por donde ya se escapaba la sangre que bajaba por su fuerte brazo y goteaba al suelo. —Qué lástima que no puedes asesinarme y ser de verdad el dueño del castillo y el ejército, tsk, tsk, ¿debería mandar a asesinar a tu hija a manos del hombre que fue tu enemigo? —No lo creo… —Merkall se rió de repente, mientras detrás del cuerpo de Zarek dos manos se alzaban empuñando una afilada daga que estaba al descender. Merkall fue arrojado con fuerza a una esquina del balcón, debajo la algarabía de sonidos excitados comenzó de nuevo a enardecerse. Zarek se giró con rapidez y la punta de la daga cayó justo apuntando a su corazón, por encima de su camisa. —Dime Celine, ¿qué decisión tomarás?, ¿me asesinarás o me aceptarás de verdad como tu mate en tu corazón? —le preguntó con frialdad, como nu
NARRADORALa personalidad vampírica de Celine avanzó con anhelo y se inclinó sobre el cuerpo del príncipe que la recibió con los brazos abiertos, acunándola contra su pecho.Sus bocas se fundieron sensuales y sus lenguas se acariciaron, explorándose por fuera de sus labios, enredándose e intercambiando su pasión con los ojos entrecerrados del placer.Zarek la tomó por la cintura y la sentó a horcajadas sobre sus piernas, hundió los dedos en las hebras de su suave cabello y empujó hacia delante su cabeza para tomarla más profundo, para ahogarse en el mar de sus besos.Se tocaban la piel caliente, en la oscuridad sonidos húmedos y lascivos, gemidos que salían de entre los labios de Camilla al sentir los colmillos de su mate raspando con delicadeza la línea de su mandíbula y lamiendo con lujuria su cuello.Sus manos masculinas y fuertes se cerraron sobre sus caderas obligándola a menearse sobre él, la fricción entre las ropas los enloquecía.El duro miembro de Zarek latía caliente entre
*FLASHBACK DEL PASADO DE ZAREK*ZAREK: —Por favor, dime que no te hiciste popó de nuevo —miro a sus ojitos sonrientes y de su boquita solo salen burbujas de saliva. La levanto entre mis brazos y huelo su pañal incluso con miedo. —Uf, pensé que me tocaba de nuevo. Aguántate hasta que venga tu padre, ¿sí? Al tío solo le gustas cuando estás oliendo a bebita limpia —la cargo entre mis brazos y comienzo a meterme con ella. No puedo evitar que la sonrisa aparezca en mis labios, es tan linda y me recuerda tanto a mi hermana cuando era pequeña. —Al papá le toca el popó, la mala noche y en el futuro, pelearse con los pretendientes —entra Roger por la puerta del cuarto bufando y le paso a su pequeña hija. —Bueno, a la madre le tocó cargarla nueve meses y darla a luz, ¿te parece poco? —Sí, claro, tú defiende a tu hermana, ella no es tan santa como crees, ella… —¡AAAAHHH! De repente, un grito interrumpe nuestra conversación y salgo corriendo hacia el cuarto anexo; ese grito ha sido de mi
ZAREKAsí llamamos a los habitantes originales de estas tierras, criaturas simples, sin poderes, sin fuerza superpoderosa, sin caninos largos o garras afiladas, sin magia, sin embargo, tenían algo que todas las razas codiciaban. Daban a luz a descendientes puros de las especies: vampiros, brujos, lycans.Eran como libros en blancos en los que se podía escribir los genes para ampliar las razas, nada de ligarse entre familiares o con otra especie sobrenatural. Al final, todos nosotros nos originamos de una elemental.—¡VIKTOR! —rugí sin podérmelo creer, que ese hombre que había hablado conmigo tantas veces de proteger a estos seres en peligro, ahora estuviese haciendo algo tan atroz. —¿Su alteza Zarek, qué… qué está haciendo aquí? —se giró conmocionado, saliendo de la mujer que cayó casi moribunda, desplomada sobre la silla. —¿Así que por eso me pediste estas tierras apartadas? —comencé a reír sin pizca de humor.La sala entera se quedó en silencio, solo escuchándose las respiracion
ZAREK—Mmmm —gemía desesperado, queriendo hablar, agitando mi cuerpo en el aire. A pesar del miedo instintivo que comenzaba a sentir en mi alma, la rabia no me dejaba pensar con claridad. —Quieres acabar con todo lo que he creado, sientes que es injusto que las Selenias se sacrifiquen por mis errores, ¿acaso piensas que deseo enviar a mis hijas favoritas a morir? —los rasgos de mi hermana se fruncían con sus palabras y expresiones. —No es el momento Zarek, las condiciones no son las ideales, aunque asesines a todas las criaturas que he creado y las conviertas en tus sirvientes, no podrás contra Umbros y mi tiempo aquí es limitado. Yo también estoy cansada, hijo mío. Me dice de repente, acercándose a mí y acariciando mi mejilla. Sus dedos quemaban como acero a rojo vivo contra mi piel.Mi cuerpo entero reacciona temblando ante su presencia tan cerca, ante su aura opresiva, lucho por no bajar la mirada, pero no puedo verla a esos ojos como estrellas fulgurantes.—Si quieres terminar