CELINERecorrí con la mirada la cálida y elegante habitación. Pesadas cortinas burdeos tapaban los amplios ventanales y solo el fuego crepitante de una hermosa chimenea dorada al lado de la cama, arrojaba luz en el cuarto. Miré hacia el techo decorado con pinturas de mujeres y hombres en el bosque; con dos gigantescos candelabros dorados, llenos de adornos cristalizados y velas apagadas. Todo aquí era tan exótico y hermosamente antiguo, justo como su dueño. Me incorporé y observé la suave bata blanca sobre mi cuerpo.Alguien me había cambiado y sabía muy bien que fue él, no iba a dejar a otra persona hacerlo.Me mordí mi labio inferior, con miles de pensamientos en mi mente mientras colocaba mis pies descalzos sobre la mullida alfombra oscura. Mis pasos me llevaron directo a un enorme espejo de pie, frente a la masiva cama de sábanas blancas. Miré mi reflejo y recordé muy bien todo lo que había sucedido, todas mis acciones y que intenté incluso asesinar a mi mate con esa daga.—
CELINEDebió dejarlos Zarek y la verdad era que el anhelo de verlo crecía más y más en mi corazón. Me vestí y me miré en el espejo, el apretado corsé definía mi cintura y levantaba mis pechos en el escote cuadrado. Las mangas algo bajas dejando medio descubiertos mis hombros. El vestido vaporoso y hermoso caía suavemente hasta el suelo. “Deberías soltarte la trenza y llevar el cabello suelto, puedes ponerte una cinta.”Me sorprendí incluso al escuchar la voz tímida de Camilla, sin estar acostumbrada a que me hablara. Le hice caso, era obvio que tenía más estilo que yo; la verdad es que siempre había sido media marimacha, pero ahora deseaba ponerme hermosa para él. Cerré la gargantilla negra tejida alrededor de mi cuello y me miré satisfecha en el espejo. “Lo hiciste bien,” le dije intentando suavizar nuestra relación y al fin salí del cuarto. A medida que mis pasos avanzaban por la mullida alfombra del pasillo, los puños me temblaban un poco y no sabía dónde colocar las manos.
CELINESus auras enfrentándose como dos machos élites. Gabrielle y yo nos miramos poniendo los ojos en blanco.“Hombres,” me susurró en la mente y suspiré dándole la razón, algo divertida por la situación tensa.—Acepto que la tomes como tu hembra, pero en el momento que le hagas daño, aunque arriesgue mi vida, me la llevaré. Ella nunca ha sido una carga para mí —mi hermano le dijo de repente y la atmósfera se tornó afilada.—Estoy agradecido de que la hayas cuidado hasta ahora y solo por eso cuentas con mi ayuda siempre que la pidas. Además, somos familia ahora. Puedes estar tranquilo, para mí, mi mate es lo único valioso y más importante de este mundo.— Jamás le haría daño —le respondió sin titubear y luego bajó la cabeza para observarme.Así, vi alejarse la ancha espalda de mi hermano y Gabrielle susurrándole algo meloso al oído. Por alguna razón, ahora que nos quedamos solos me estaba comenzando a sentir nerviosa con un salto en el estómago. Y todo fue a peor cuando un aliento
CELINE Un grito ronco se escapó de mis labios entreabiertos, mis pestañas temblaban, mis uñas se hundían en sus fuertes hombros buscando a qué anclarme. Sonidos húmedos y eróticos se escuchaban junto con mis gemidos y el jadeo de su boca chupando mi vulva. Su lengua recorrió entre mis pétalos arriba y abajo, su nariz rozaba constantemente contra mi sensible clítoris que chupó y lamió hasta tenerme meneando la pelvis contra él. Sus dedos abrieron mi vagina y la larga lengua vampírica comenzó a devorarme y follarme profundamente adentro y afuera, adentro y afuera… —Aah… Zarek —su nombre escapa desde mi pecho, sentía que me estaba quemando del morboso deseo. Gemí incontrolablemente al sumarse dos dedos a la penetración, apuñalando mis pliegues desde abajo y abriéndose en mi interior, mi clítoris mamado y torturado por la punta de su lengua. La saliva bajando por mis muslos junto con mis calientes jugos. Arqueé mi espalda mirando al techo, mis caderas se meneaban frenéticas so
CELINE Temblé de los pies a cabeza, excitada por sus dedos manoseando mi vulva y la presión aumentando en el agarre a mi cabello, nerviosa, mi corazón palpitaba como loco y aun con restos de su jugo alrededor de mi boca hinchada. — Yo… yo… — Me quedé en silencio en mi consciencia, le he dado libertad en este encuentro a mi parte vampírica, quiero saber qué dirá a mi favor. — Dime, Camilla, ¿practicó Celine con muchos hombres? ¿La viste haciendo esto muchas veces, comiéndose otras pollas como devorabas ahora la mía? “M****a, ¡estos celos son irracionales!, y ¡¿por qué me está calentando más de lo que me asusta esa mirada salvaje?!” — ¡No! – negó enseguida con la cabeza, frenética, pero se veía a la legua que era pésima para mentir – Ella no, no se ha apareado con casi ningún macho, solo… solo por necesidad… — ¿Es así? ¿Y cómo aprendiste? — Porque… porque nos gustas mucho, queremos complacerte… ¿lo hicimos tan mal? “¡Eso, Camilla!”, subí un pulgar, al menos no era una traidora.
CELINEMe observé a mí misma en el espejo bebiendo del líquido carmesí mientras él lamía mi nuca donde estaba ahora la marca de sus dientes y aunque no era como los lobos, Mía estaba más que satisfecha.Pero mientras mi garganta tragaba la embriagante sangre y sentía la íntima conexión del lazo con mi Alfa, algo todavía me faltaba, estaba mal… él no había tenido su orgasmo todavía. ¿Cómo después de hacer el amor de esta manera aún está duro en mi interior? ¿No… no le satisfago como mujer?—Tonta —rio en mi oído— Jamás pienses eso ni por un segundo, no te imaginas lo que me he tenido que aguantar, pero si estás tan preocupada, ven, sírvete tú misma.Respondió a mis pensamientos, saliendo de mi interior y haciéndome suspirar al sentirme vacía de un momento a otro.Me giré para verlo sentado sobre la cama, con las piernas flexionadas, abiertas, las manos apoyadas atrás, despeinado y brillando de sudor, sus ojos etéreos me seducían y su expresión lujuriosa prendía el desafío en mis venas
VALERIA—Nena, ¿estás incómoda? ¿Te duele la panza? —No, solo estoy un poco cansada, no he dormido bien, preocupada por ustedes —acaricio el pecho peludo del enorme lycan negro que me lleva con suavidad entre sus brazos a través de la arboleda. Baja la enorme cabeza y hunde la nariz de lobo en mi cuello, haciéndome cosquillas y oliendo profundamente. Pellizco un poco sus orejas puntiagudas, mi corazón más tranquilo porque lo tengo a mi lado. Aldric sigue avanzando, llevándome con él; desde que regresó está en modo obsesivo y no me quejo. Hemos descansado en varias ocasiones en la naturaleza y asomando el amanecer ya estábamos cerca del campamento lycan. Vi las grandes carpas armadas en las afueras de un cementerio y a lo lejos, el intimidante y oscuro castillo del cual tengo pésimos recuerdos.—Su majestad, lo estábamos esperando. ¿Cómo está la reina? —Beof sale con varios lobos a recibirnos. A fuerza, ya me he acostumbrado al título de manda más. —Estoy bien, Beof, muchas gra
VALERIAMe miró y luego a mi pancita ya un poco abultada. —Príncipe Zarek, necesitamos hablar de absolutamente todo, por mi familia, estoy dispuesto a reconsiderar todo el asunto de nuestras razas —Aldric dio un paso adelante, enfrentándolo dominante, poniéndome orgullosa de que haya decidido dejar ir su odio. —Bien, pero primero el desayuno, comamos todos y después hablemos —propuso y nos invitó a pasar a un enorme comedor donde devoré el exquisito desayuno de bacon y huevos. Mi estómago era como un pozo sin fondo y eso que bebía de la sangre de Aldric como una alcohólica del barril de cerveza. Un tiempo después, nos encontramos sentados en una sala.Cada pareja en cómodos sofás frente a un calentito fuego y una atmósfera relajada de bebidas y postres. Pensé que iríamos al salón del trono a negociar, nosotras atajando a estas bestias de maridos, intentando que no se desgarraran la garganta uno a otro, pero las cosas no fueron así. —Celine y yo lo hablamos, Rey Aldric, no nos in